Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
Por Lewis Acuña - www.lewisacuña.com
No es que la vida no te ofrezca oportunidades. Es que, por buscarlas, muchas veces te llenas de urgencias, planes y exigencias... y ya no tienes cómo recibirlas, cómo reconocerlas. Podrías tenerlas frente a ti y no verlas. Tener la preparación en apariencia, pero no en disposición.
Moverse, buscar, intentar es lo ideal, pero también necesita un equilibrio. No está mal, pero en un punto extremo, tiene un lado oscuro al que llegas cuando lo que llamas acción se vuelve ansiedad. La obsesión por encontrar las “mejores” oportunidades puede volverse una forma de bloqueo. Insistes tanto en que algo aparezca, que te riges por un solo patrón. Esperas que lo valioso tenga forma de meta, de certeza, de lo que te convenciste hace tiempo, y todo lo que no se ajusta a ese molde, te parece una distracción. Lo ignoras, lo subestimas o lo descartas... sin darte cuenta de que tal vez eso era lo que sí necesitabas ver.
El problema no es la falta de oportunidades, sino lo poco que estás preparado para reconocerlas cuando llegan de una forma distinta. En lugar de ampliar tu percepción, te aferras al guion. Eso que llamas enfoque muchas veces no es claridad, sino un filtro demasiado estrecho. Mientras estás atento solo a lo evidente, a lo que resalta, a lo que se parece a lo que ya conoces, dejas fuera lo que podría expandirte.
La mente interpreta más de lo que observa. Según lo que espera, acomoda, justifica, anticipa. El cerebro filtra la realidad y detecta solo lo que ha sido entrenado a encontrar. Por eso, si estás demasiado condicionado por una idea fija de cómo deberían ser las cosas, no importa cuántas veces pasen frente a ti, no las verás. No por falta de inteligencia, sino porque tu radar está desajustado. Solo ves lo que confirma lo que ya crees.
Desde lo emocional también se distorsiona. Cuando deseas algo con demasiada intensidad, es fácil confundir las ganas con señales. Si constantemente sientes que todo depende de encontrar lo correcto cuanto antes, cualquier cosa que se parezca puede ser convertido en tu elección. No eliges con conciencia, eliges con hambre. No exploras, reaccionas.
La inteligencia emocional implica algo más que nombrar lo que sientes. Implica revisar desde dónde estás mirando, qué está guiando tus decisiones, qué tan abierto estás a revisar lo que das por cierto. Algunas oportunidades no llegan cuando tú lo exiges, sino cuando tú estás en condiciones de sostenerlas. Y eso no se fuerza. Se entrena.
Lo realmente valioso no siempre se parece a lo que imaginabas, pero puede aportarte más de lo que habías planeado. La filosofía no te dice cómo lograrlo, pero te prepara para entenderlo y la fe, aunque no garantiza resultados, te entrena para confiar incluso cuando nada es seguro. No todo se conquista por voluntad. Algunas cosas solo llegan cuando encuentran espacio en tu mente y espíritu.
Deja que las oportunidades también te encuentren. No es solo insistir desde la ansiedad, sino abrirte para recibir.
Este portal utiliza datos de navegación/cookies propias y de terceros para analizar información estadística, optimizar funcionalidades y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias. Si continúa navegando, usted estará aceptando nuestra política de cookies. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información en nuestra politica de cookies