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Sobre locuras permitidas

A pesar de las pastillas para dormir y el exceso de ejercicio para creer que se está mentalmente sano, los locos han ido escalando en todos los escenarios.

20 de abril de 2024
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  • Sobre locuras permitidas
  • Sobre locuras permitidas

Por José Guillermo Ángel R. - memoanjel5@gmail.com

Estación Manicomio (donde cuidan las manías) a la que llegan psicópatas y paranoicos, justificadores de lo terrible y mitómanos desbordados, vendedores de armas que regalan el dispositivo si es del caso, pues el negocio es el abastecimiento de municiones que se gastan en segundos; creadores de sanciones que son burlados (los negocios siguen por debajo), borradores de historias anteriores para convertir el efecto final en causa, promotores de guerras para controlar problemas interiores, diplomáticos que se reúnen en la ONU y más parecen señoras inglesas a la hora del té, propagandistas que imponen mentiras sobre verdades fracturadas, presidentes que desvarían (los unos hablando con perros, los otros reclutando adolescentes y viejos, como en la batalla de Berlín, sin que falten los que invaden embajadas), analistas que no aciertan y terminan por fomentar teorías de la conspiración, en fin, lo que si está claro es que el tango Cambalache sigue vigente y con anexos. Y los que lo bailan pisan, muerden, deliran y ponen en peligro al resto, que poco o nada tiene qué ver con lo que hacen sus gobiernos, salvo haberlos elegido en medio de democracias brumosas. Y bueno, la locura, elogiada por Erasmo de Rotterdam, ya resulta más dañina que cualquier vacuna nacida a consecuencia de comer murciélagos.

La locura aparece sumando delirios. Y en lo delirante aparecen odios viejos, narcisismos avanzados, evasiones a una realidad que no se enfrenta, miedos criados por irresponsabilidades, sentimientos de culpa que no borra el psicoanálisis, temores a ser descubiertos, sumisiones a lo dañino, creencias que fanatizan, políticas desvergonzadas (propios intereses), deseos de ser otro etc. Así, a pesar de las pastillas para dormir y el exceso de ejercicio para creer que se está mentalmente sano, los locos han ido escalando en todos los escenarios. Los hay en la economía, en la política, en la cultura, en la ciencia, en jóvenes y ancianos. ¿Y a qué de debe esto? ¿A las dietas que enferman, al cambio climático, al exceso de datos que impiden un análisis serio, a un individualismo en el que el otro no existe?

El hecho es que se están permitiendo toda clase de locuras que van desde el cambio de cuerpo y de lenguaje hasta la creación de enemigos propios de cómics de súper héroes. Y como la permisión es alta, pues los derechos distorsionan los deberes y el capital pierde su función, supongo que el estado de locura es la normalidad. Y en este estado, invadimos lo que sea (incluida la intimidad), creamos fobias y mentimos con descaro. Y somos víctimas, siendo victimarios. Total, está permitida la desmesura, como en una ópera.

Acotación: La pandemia nos encerró y de ahí, pareciera, salimos encerrados en nosotros mismos. Y como el loco ese que espera a Drácula en un manicomio inglés, la pulsión de muerte se ha convertido en esperanza. Esto es lo más miedoso.

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