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El colapso de la reforma política a principios de este año - cuyo principal promotor era Roy Barreras, el Melquiades de la política colombiana – explica en gran medida el porqué de la ausencia de candidatos de renombre en las principales contiendas de estas regionales.
Por David González Escobar - davidgonzalesescobar@gmail.com
Sin importar cuál sea el resultado en las urnas hoy, ya existe un claro perdedor antes incluso de que se cuente el primer voto: el Pacto Histórico.
Esto se debe a que, a excepción de Gustavo Bolívar en Bogotá, el Pacto Histórico no logró respaldar candidatos con posibilidades reales en las principales competencias de estas elecciones regionales. Y eso que incluso calificar a Bolívar como “viable” podría ser una exageración, ya que, a pesar de los esfuerzos del Gobierno Nacional por impulsar su candidatura, no existe una sola encuesta en la que el exsenador aparezca como ganador en una posible segunda vuelta, si es que llega hasta allí, dado que podría incluso perder en primera.
La situación actual no podría ser más distinta de la que vivía el Pacto Histórico hace tan solo un año y medio. En ese entonces, su campaña para impulsar sus listas al Congreso durante una consulta en la que el ganador estaba cantado – el “Vote Pacto, Vote Petro” - les permitió consolidar la segunda bancada más grande en la Cámara de Representantes y la bancada más grande del Senado.
Parecen lejanos aquellos tiempos.
Cali, epicentro del Paro Nacional de 2021, donde Petro casi duplicó la votación de Rodolfo en la segunda vuelta, parecía ser una ciudad llamada a la consolidación del Pacto Histórico. Sin embargo, este objetivo quedó lejos: la alcaldía se encamina hacia el “Chontico” Ortiz, quien hace cuatro años estaba avalado por el Centro Democrático, o hacia Alejandro Éder, una candidatura que se distancia del Gobierno. El candidato del Pacto Histórico, Denis Rentería, es un desconocido en el ámbito nacional y, marcando en cuarto lugar en las encuestas, parece tener un impacto limitado a nivel local.
Una situación similar se observa en la carrera por la Gobernación del Valle, donde ni Dilian Francisca Toro ni Tulio Gómez, ni ningún otro contendiente relevante, representa al Pacto Histórico ni muestra afinidad marcado con el Gobierno Nacional. ¿Por qué no se postularon figuras como Alexander López, Wilson Arias, o alguien arraigado en el movimiento que llevó al presidente al poder?
En Barranquilla, la tierra de Benedetti y el clan Torres, en donde Petro también barrió, el Pacto Histórico no logró presentar a un candidato que le hiciera cosquillas a los Char. En la Gobernación del Atlántico, la candidatura de Máximo Noriega fracasó, forzándolos a conformarse con respaldar a Alfredo Valera, un político que, más que ser un “pura sangre“, es un candidato de muchos colores.
Y los ejemplos podrían continuar.
El colapso de la reforma política a principios de este año - cuyo principal promotor era Roy Barreras, el Melquiades de la política colombiana – explica en gran medida el porqué de la ausencia de candidatos de renombre en las principales contiendas de estas regionales, debido a que esta reforma habría permitido a los congresistas del Pacto renunciar a sus cargos a tiempo para postularse a alcaldías y gobernaciones.
Sin embargo, la debacle de la reforma política no justifica el caos en la conformación de las listas para concejos y asambleas, ni el fiasco en la entrega de avales en elecciones de menor escala. En muchos casos, debido a disputas internas y al desorden, el Pacto Histórico ni siquiera logró inscribir candidatos oficiales. Un “rotundo fracaso”, como lo calificó el mismo Gustavo Bolívar.
Afortunadamente, la incapacidad de Petro para ejecutar se extiende incluso a su estructura política.