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Así actúa, no un joven irresponsable o un añejo socialista, sino la actual administración del país. Sus decisiones, las ya ejecutadas, tienen el tinte de la absoluta irresponsabilidad con las finanzas públicas adobadas con el enmohecido radicalismo ideológico.
Por Melquisedec Torres - @Melquisedec70
Quien no ha creado riqueza ni generado empleo ni ha pagado altos impuestos por producir, suele creer que el dinero fluye automáticamente por obra y gracia de un pase mágico de los papás o del Estado. Y quien así piensa, o es muy joven o se quedó anclado en el socialismo de la vieja escuela línea Mao - Pekín o Stalin - Moscú.
Lo grave en este caso es que así actúa, no un joven irresponsable o un añejo socialista, sino la actual administración del país. Sus decisiones, las ya ejecutadas, tienen el tinte de la absoluta irresponsabilidad con las finanzas públicas adobadas con el enmohecido radicalismo ideológico que huele a cuarto viejo donde reposan las calaveras de Lenin, Stalin, Mao, el Che y Fidel, en medio de copias de El Capital.
Y así vamos. Anotemos en el libro del debe los $850 mil millones de hueco en las finanzas de la salud por el desastroso plan de rebajar el 50% del SOAT, que no sirvió para disminuir ni el 1% de la escandalosa evasión de ese seguro, la inmensa mayoría de motociclistas.
Sumemos la desierta licitación de los pasaportes, cuyas tareas terminaron – por urgencia - en manos del mismo contratista del que el senador Gustavo Petro afirmaba que era permeable al fraude en el manejo electoral, y que ponía los presidentes del país (trino del 15 de agosto de 2019). Los mismos que manejaron el proceso de 2022 en el que Petro ganó. Se declaró desierto solo para exponernos a una mega demanda que tiene toda la cara de derrota para la Nación.
Con tinta indeleble registremos la otra mega licitación desierta, la de tecnología del SENA por $1 billón que debía adjudicarse a Telefónica – Indra. ¿A son de qué? Pues para que la misma Telefónica siga manejando el asunto, pero con un sobrecosto mensual de $15.878 millones frente a lo que ella e Indra ofrecían en la licitación. Ya en cinco meses de urgencia hemos pagado de sobrecosto casi $80 mil millones, y mientras llega la nueva licitación, que será a mediados del 2024 – como les conté hace dos semanas – la suma total de sobrecosto será de $222 mil millones.
Pongan ahí $8.375 millones del contrato de ANI con la Sociedad Colombiana de Ingenieros, SCI, para estudiar si se puede dañar el Metro elevado de Bogotá y hacerlo subterráneo. Ya la Procuraduría encontró: que la ANI firmó contrato invadiendo competencias del Distrito; que el costo es muy superior al de objetos similares en la ANI y que no hubo pluralidad de oferentes, fue a dedo. Y todo para saber lo que ya se sabe, que a menos de que Petro quiera derrochar $15 billones (y lo peor es que quiere), cambiarlo a subterráneo es una absoluta locura.
Añadamos los $317 mil millones que echaron a la basura por dejar vencer vacunas contra el Covid, el costoso Ministerio de la Igualdad con tantos viceministerios que dan hasta para nombrar un actor porno, los largos y frecuentes viajes al exterior de Gustavo y Verónica, los shows del balcón y las marchas pagadas. Y mientras tanto, los niños de La Guajira siguen muriendo de hambre.