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En el Congreso de la República avanza nuestro proyecto de ley que permitirá dotar al país de una política pública de control del ruido, fortalecerá las sanciones y obligará a las ciudades a dotarse de un plan de la contaminación acústica.
Por Daniel Carvalho Mejía - @davalho
La situación no mejora: las quejas sobre el ruido se multiplican en todas las ciudades. Las denuncias pasan por la angustia, el desespero, la rabia y vienen generalmente acompañadas de un sentimiento de impotencia, pues los afectados no encuentran respuesta ni voluntad en las autoridades.
En Medellín el tema está bien diagnosticado y las denuncias se cuentan en miles; sin embargo, pese a la voluntad de abordar el tema, el ruido no parece ser una prioridad de la alcaldía, que debería incluirlo en su lista de acciones cuando habla de “organizar la casa”. El Plan de Desarrollo recientemente aprobado contiene un par de tímidos indicadores al respecto, ambos a cargo de la Secretaría de medio ambiente, que no tiene los recursos ni la autoridad suficientes para liderar el tema.
Mientras tanto, en el Congreso de la República avanza nuestro proyecto de ley que permitirá dotar al país de una política pública de control del ruido, dará claridad sobre cuáles son las autoridades responsables, fortalecerá las sanciones para los ruidosos y obligará a las ciudades a dotarse de un plan de gestión de la contaminación acústica. El proyecto, liderado por el abogado Camilo Quintero (activista y líder ambiental de mi equipo de trabajo), fue aprobado en dos debates en Cámara de Representantes, gracias al apoyo de los congresistas Cristian Avendaño, Julia Miranda y Juan Espinal, quienes han entendido la urgencia de alzar la voz contra este malestar creciente. Esperamos que los dos debates restantes en el Senado sean igualmente positivos y la ley sea aprobada este año.
Cabe resaltar que el Ministerio del Interior y la Policía Nacional se sumaron a esta iniciativa a raíz de una encuesta sobre seguridad y convivencia contratada por la Presidencia, cuyo resultado fue contundente: los principales problemas de convivencia entre vecinos en nuestro país se dan por problemas de ruido, basuras y mascotas. He ahí otro par de temas que tenemos que abordar con urgencia en nuestras ciudades.
Hace un par de semanas realizamos la Fiesta de la Serenidad, iniciativa ciudadana que buscaba demostrar que es posible congregarnos, departir y festejar sin necesidad de parlantes estridentes y animadores ruidosos; el éxito del evento demostró la necesidad de desarrollar actividades pedagógicas a la vez que se avanza en el trámite de la ley. Es un hecho que el problema del ruido ya está en la agenda pública, pues no solo escuchamos a diario las quejas de los ciudadanos: ya son recurrentes las columnas de opinión, los reportajes en los noticieros y los informes sobre el tema en los diarios nacionales. Que la contaminación auditiva sea prioridad en el debate público es un gran avance, un paso fundamental en la elaboración de políticas públicas, por eso los ciudadanos debemos continuar manifestándonos al respecto.
Queda seguir insistiendo a los alcaldes sobre la urgencia de lanzar planes de acción que le den a la gente la esperanza de que sus lamentos serán por fin escuchados. Medellín tiene diseñado desde hace meses un plan de gestión contra el ruido, es hora de lanzar su implementación con bombos y platillos silenciosos.