En los primeros nueve meses de 2022, la inversión extranjera directa hacia Colombia (IED), es decir, los aportes de capital que realiza un inversionista no residente en una empresa de otro país, totalizaron US$13.489 millones, un monto superior en un 97,5% frente a los US$6.831 millones que llegaron al país en el mismo período de 2021.
No obstante, es importante anotar que, si se compara este tercer trimestre del año frente al segundo de 2022, el ingreso de capital extranjero al país se redujo en un 35,21%. (Ver gráfico).
De acuerdo con el reporte del Banco de la República, las actividades económicas que más aportaron a este resultado fueron los servicios financieros y empresariales (34%), minería y petróleo (25%), transporte y comunicaciones (11%), industria manufacturera (10%), comercio y hoteles (8%), electricidad (5%), y el resto de sectores (7%).
En cuanto al tipo de aporte de capital, el Banrep estima que del total de ingresos recibidos por inversión extranjera directa (IED) en el periodo de análisis, el 47,2% correspondió a nuevas participaciones de capital, el 38,1% a reinversión de utilidades y el 14,7% a deudas entre empresas con relaciones de inversión directa.
“Esto muestra una mayor confianza en el país. Además, el aumento del dólar ha hecho más atractiva la inversión para los que vienen de afuera. Esto también ayuda a pensar en cómo esta nueva entrada de jugadores puede dinamizar la economía, a pesar de todo el ruido que ha generado el nuevo Gobierno”, explicó Gregorio Gandini, analista de mercados financieros.
¿Se gastó más?
Las cuentas externas del país están viviendo un momento de tensión. Según el Banrep, la cuenta corriente del país —que contabiliza las exportaciones e importaciones de bienes y servicios, y los ingresos y egresos— registró un déficit a septiembre de US$16.453 millones, superior en US$4.445 millones al registrado un año atrás.
Estos resultados pueden ser preocupantes, pues este déficit significa una necesidad mayor de endeudamiento de Colombia con el resto del mundo, por lo que un aumento progresivo refleja que el país importa más bienes y servicios de los que exporta, y que así como ingresa más capital del exterior, se gasta una suma cada vez mayor de utilidades de esa inversión.
“Para los países en desarrollo donde escasea el capital puede ser lógico tener déficit en cuenta corriente, ya que el ahorro interno no alcanza para aprovechar todas las oportunidades de inversión. Pero si el déficit refleja un exceso de importación en comparación con la exportación, puede ser indicio de problemas de competitividad. Y si este se debe a una escasez de ahorros y no a una abundancia de inversiones, puede ser consecuencia de una política fiscal irresponsable o de un exceso de consumo”, indica un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Y señala que si un país desperdicia los fondos recibidos en préstamo del extranjero volcándolos en gastos sin rentabilidad a largo plazo, su capacidad de reembolso —es decir, su solvencia básica— podría terminar peligrando.
Así, si bien la llegada de capital extranjero ha sido un chaleco salvavidas, los investigadores del equipo económico de Bancolombia consideran que este déficit que presenta la Nación en sus cuentas externas es consecuencia de un “profundo desbalance comercial”.
Para los analistas, el próximo año habrá menores flujos de capitales a Colombia como consecuencia de las condiciones financieras apretadas.
“En la cuenta financiera de la balanza de pagos anticipamos una reducción en los flujos de inversión de portafolio, especialmente por una menor disposición de los inversionistas internacionales de adquirir deuda pública. Además, los flujos de inversión directa se afectarían por cuenta de la mayor carga tributaria resultante de la reforma que acaba de aprobarse,” indicó Juan Pablo Espinosa, director de investigaciones económicas de Bancolombia.