Ante el hueco que el subsidio a los combustibles ha abierto en las finanzas públicas de Colombia, Luis Fernando Mejía, director del centro de pensamiento Fedesarrollo, apuntó que la única manera de resolver el problema es subiendo el precio de la gasolina y del ACPM.
Según el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (Carf), al cerrar 2022, el saldo faltante en el Fondo de Estabilización de Precios del Combustible (FEPC) ascendería a $34 billones. Sin embargo, los cálculos del mismo gobierno apuntan a que la cifra roja sería de $40 billones.
Hay que recordar que el FEPC fue creado en 2007 con la idea de evitar que el aumento en los precios internacionales del petróleo le golpeara el bolsillo de manera abrupta a los colombianos. Básicamente, cuando el precio del crudo está alto, el Estado subsidia el 50% del valor. Y cuando los precios del hidrocarburo caen, la tarifa interna del combustible no se rebaja, esto con el ánimo de generar ahorro en el fondo para cuando vuelva a incrementar el petróleo.
El problema es que el crudo inició un rally desde hace muchos meses: para el cuatro de enero de 2021, la referencia Brent (con la que Colombia hace cuentas) se cotizaba en US$51,09 y no ha dejado de escalar; en diciembre de ese año cerró en US$77,78. Y en marzo de 2022 tocó un precio récord de US$127,98. Desde entonces no ha dejado de moverse entre US$90 y US$100. Todo ese lapso ha sido necesario cubrirlo con el FEPC y esa es la causa del déficit que hoy el gobierno busca subsanar.
El ACPM es la mitad del problema
El director de Fedesarrollo se refirió al aumento en los precios del combustible y argumentó que, aunque no es una medida políticamente rentable, es lo correcto. Esto teniendo en cuenta que si el precio internacional del petróleo sigue en US$90 por mucho más tiempo, el hueco cada vez será más difícil de llenar.
Mejía reconoció que mover los precios de la gasolina llega en una época especialmente difícil por el alto costo de vida que ya enfrentan los colombianos. De ahí que el presidente Gustavo Petro haya manifestado que no se tocará el ACPM, combustible utilizado por los transportadores terrestres de carga y que podría transmitirse a los alimentos que movilizan.
En ese sentido, consideró razonable pensar en darle un tratamiento distinto al ACPM. Desde su óptica, el gobierno podría “pensar en subir el precio de la gasolina un poco más proporcionalmente que el aumento del diésel para evitar este problema inflacionario”.
“No hay que olvidar que la mitad de la demanda de combustibles en el país proviene del ACPM, así que si no se toca el precio del ACPM, no vamos a resolver la mitad del problema fiscal”, añadió.
Si efectivamente el déficit del fondo de los combustibles llegara a $40 billones, el país estaría hablando de una cifra que, por ejemplo, representa más de la mitad del monto aprobado para la inversión social en 2023, que fue fijado en $73 billones.