6,83
millones es el total de afiliados a Colpensiones, con corte a abril del 2024.
La reciente aprobación de la reforma pensional en el Congreso de la República tienen a los colombianos haciendo cuentas para la vejez. Se analizan los tres pilares y las oportunidades que el proyecto brinda en cada caso, o si se está en el régimen de transición.
Pero también tiene echando papel y lápiz al Gobierno porque debe definir por cuánto tiempo la reforma es viable financieramente, cuándo se necesitan nuevos cambios y cómo subsanar los errores que quedaron en ella por su apresurado trámite en la Cámara de Representantes.
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La oposición, por su parte, hace cálculos sobre cómo lograr que la Corte Constitucional la tumbe y deje en vigor el sistema pensional actual.
En medio de todos esos cálculos, EL COLOMBIANO habló con Mauricio Olivera, expresidente de Colpensiones (2013-2017) y ahora vicerrector Administrativo y Financiero de la Universidad de los Andes, quien explicó los alcances de la reforma, sobre la cual dijo que “es una reforma relativamente bien estructurada, que sí deja al país en una mejor condición, sobre todo quitando esas desigualdades tan grandes. Pero, para la implementación, sí es necesario pasar mucho más tiempo, por eso creo que es bien importante la fecha de implementación”.
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¿Era necesaria en realidad una reforma pensional?
“Sí, hace mucho tiempo. De hecho, en Colombia se viene hablando de una reforma pensional desde por lo menos hace 15 años. Era necesaria y esta reforma resuelve algunas cosas y otras no”.
¿Por qué?
“Por tres cosas importantes: Uno, la cobertura. Nosotros tenemos muy baja cobertura, solo uno de cada cuatro adultos mayores tiene una pensión y eso es inaceptable socialmente. Dos, las desigualdades. Nosotros tenemos un sistema que les da subsidios a todas las pensiones, pero mientras más alta sea la pensión, lo que quiere decir que más oportunidades de trabajo tuvo la persona y pudo cotizar por más plata, más alto es el subsidio.
Las políticas públicas deberían estar enfocadas en las personas más vulnerables.
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Nosotros tenemos el sistema de compensaciones que debería enfocarse en los más vulnerables, en los más pobres; pero le damos eso a los menos vulnerables, es decir, a los más ricos. Esto es sostenible, regresivo y socialmente es muy malo.
Por ejemplo, las mujeres se pensionan cinco años antes y viven más tiempo, entonces pongamos el ejemplo de una mujer que cotizó sus 1.300 semanas sobre salario mínimo, a ella se le da un subsidio de $120 millones para pagarle la pensión. Una mujer que cotizó sobre 25 salarios, que es el tope de la pensión, se le da un subsidio de casi $1.000 millones. Esto es inaceptable socialmente.
La tercera dimensión es la financiera. Entonces, digamos, esos son como los tres grandes retos.
Y esta reforma en general lo que hace es resolver las desigualdades”.
¿Qué es lo bueno de esta reforma?
“Al ponernos en pilares, resuelve las desigualdades, porque ya las pensiones altas no van a recibir ese subsidio, y eso es bien importante.
Hay otra parte relevante de la reforma, y es que ya deja de ser un sistema pensional y empieza a ser un sistema de protección a la vejez. Y como sistema de protección a la vejez, incluye un régimen no contributivo que es el programa Colombia Mayor que ya existe. Es darle unos recursos a los adultos mayores que no pudieron cotizar en toda su vida y están en la pobreza, ya no de $80.000, sino de $223.000. Entonces, al quitar esos subsidios a las pensiones altas, libera algo para poder pagar un poco más”.
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¿Y qué es lo malo?
“Varias cosas. En realidad no ayuda a la cobertura. Incluye programas que ya existen, como la pensión anticipada, la cotización por semanas, la pensión familiar, pero no toca de fondo la cobertura. El problema de la cobertura en pensiones es que en Colombia solo uno de cada cuatro adultos mayores tiene pensión, porque en el mercado laboral, solo uno de cada tres trabajadores cotiza. Pues fíjate que el origen de la baja cobertura no está en el sistema pensional, sino en el mercado laboral. Yo siempre digo que para cobertura, la mejor reforma pensional es la laboral. Una laboral bien hecha, que le permita a las personas cotizar de acuerdo con sus capacidades, independientemente de cómo estén trabajando, sea por días, por horas, con dos jefes; es decir, aceptar que hay otras formas de trabajar y permitir que coticen.
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El umbral de 2,3 salarios mínimos es muy alto para mi gusto. Debería haber sido más bajo. De hecho, cuando yo estaba en el Ministerio del Trabajo, hace ya 12 años, hicimos la propuesta de los pilares, pero con un salario mínimo. Yo creo que hubiera sido mejor más bajo. Acuérdate que en la propuesta que hizo la senadora Norma Hurtado, propuso 1,5, pero quedó en 2,3. Un poco más bajo habría sido mejor. ¿Por qué razón? Porque todas las pensiones en Colpensiones tienen un subsidio, y mientras más alto es el salario de la persona, lo que implica que más alto cotiza, más alto es el subsidio. Entonces, cada peso que entra hoy genera una deuda futura. O sea, si yo hoy cotizo un peso, voy a necesitar más de ese peso para pagar mi pensión. Y voy a necesitar un subsidio. Mientras más alto el umbral, más alto el subsidio.
Otro problema grande de la reforma ya más inmediato es que la quieran implementar el próximo año, y para ese momento yo no creo que ni Colpensiones ni el sistema estén preparados para atender bajo este nuevo régimen”.
Se dice que en la reforma colgaron micos como el impuesto a las pensiones, ¿le preocupa?
“Todas las pensiones reciben un subsidio. Y mientras más alta la pensión, es decir, mientras más capacidades de ahorro tuvo la persona, más alto es el subsidio. Por eso es que el gobierno pensó en poner este impuesto a los subsidios. Toca ver el monto desde qué pensión en adelante, que tengo entendido yo son cerca de $4 millones apartir de los cuales se va a pagar este impuesto. Es una decisión de la sociedad para ver con ese impuesto qué va a pasar, para qué se va a usar esa plata. Eventualmente, es para pagar el programa de Colombia Mayor.
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Pero yo creo que el tema más grande, si quieres llamarlo un mico más grande, es el artículo 4. En donde dice que va a haber un régimen especial para afrocolombianos, para indígenas, porque no tiene ninguna claridad de cómo va a ser, cuánto va a pagar, de dónde va a salir la plata, si van a cotizar y no. Creo que ese sí es un poco irresponsable que haya quedado en la reforma, sin haberlo discutido más y sin haberlo analizado más ni definido los parámetros”.
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También se ha hecho mucho ruido alrededor del pilar semicontributivo, en el que no se le devolvería el ahorro pensional junto con los intereses o actualizado al IPC como viene hasta ahora a quienes no alcanzan a pensionarse...
“Cuando llega la edad de pensión a la persona que ha cotizado entre 300 y 1.000 semanas ya no se le devuelve el saldo. Lo que pasa ahora es que se le va a dar una renta vitalicia con lo que tiene más un subsidio del Estado. ¿Por qué se hace esto? Me voy a ir un poco por la teoría. En economía, la gran revolución reciente se llama teoría del comportamiento, que analiza el comportamiento de los seres humanos.
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Y uno de los comportamientos que ya está verificado de los seres humanos es que nosotros preferimos el presente frente al futuro. Entonces, una persona que llega a esa edad y con plata en el fondo dice, ‘démela que yo me la gasto ya, yo sé que voy a vivir cinco años más, y entonces me la gasto’. Y resulta que no vive cinco años, sino quince años más. Y se la gastó en cinco años. Esto es lo que se llama el sesgo por el presente. Un Premio Nobel de la teoría del comportamiento en alguno de sus libros dijo que si en realidad los seres humanos fuéramos racionales no deberían existir los sistemas de pensiones obligatorios, todos ahorraríamos para nuestra vejez, porque todos en algún momento íbamos a estar enfermos, no íbamos a poder trabajar; pero como no somos tan racionales, tiene que haber esta obligatoriedad. Yo creo que ese es el objetivo de esa obligatoriedad, no devolver la plata, sino dar un subsidio y que se vuelva una renta vitalicia para que la persona tenga un ingreso hasta por lo menos su expectativa de vida y no se gaste esa plata antes”.
¿Cómo va a funcionar el fondo de ahorro y el papel que va a tener ahí el Banco de la República?
“El objetivo del Banco de la República será cuidar una parte de los ahorros que entrará a Colpensiones para que los gobiernos no cojan esos recursos para gastarlos en otra cosa, porque esté mal de caja, porque la política fiscal esté difícil y necesite recursos. Es mejor que esté en el Banco de la República a que esté en Colpensiones, porque Colpensiones es directamente del Gobierno, mientras que el Banco de la República es un ente independiente. El problema está en la selección de la junta administradora, pues el diablo está en los detalles”.
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A propósito, el sindicato de Colpensiones dice que la entidad no está lista para asumir dentro de un año esa cantidad de nuevos afiliados que van a llegar. Usted que conoce bien a Colpensiones, ¿cree que alcanzaría a estar listo? ¿Qué tanto tiempo se puede necesitar para enfrentar un reto tan grande?
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“Cuando estuve en Colpensiones me demoré dos años en hacer una reestructuración, porque una reestructuración tiene que pasar por la Función Pública, tiene que ir a la Presidencia de la República, tienen que salir los decretos, etc. Entonces yo creo que lo que se necesita es un estudio técnico muy sólido que muestre cuándo va a estar listo Colpensiones. Lo que yo he escuchado decir ahora es que ya está lista, y yo creo que no lo está.
Porque para estar lista, para recibir por lo menos 10 millones de afiliados más, toca tener personal, toca tener la tecnología, toca tener todo. Y yo creo que esto lo que necesita es una seriedad en términos de la técnica para que Colpensiones pueda recibir esos afiliados. Porque si no, básicamente es un tiro en el pie. El próximo año, cuando lleguen esos afiliados allá y no haya quien los atienda, pues la gente va a decir ¿cómo vinieron a hacer esta reforma pensional?”
¿Fue equivocado que el régimen de transición no incluyera también un parámetro de edad?
“Todas las reformas pensionales tienen que tener una transición, porque uno no le puede cambiar las reglas de la misma manera a quien le falta un día para pensionarse como a quien lleva un día cotizando.
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Lo que hace esta transición, que no es por edad, sino por semanas, es que cubre a más personas. Me explico: una mujer se queda en el régimen anterior, habiendo cotizado 750 semanas o más, unos 15 años, entonces una mujer de 35 años puede estar en la transición y quedaría en el régimen anterior. Y los hombres son 900 semanas.
Entonces, si uno pusiera solo 10 años antes de llegar, la de 35 ya no quedaría en el régimen anterior. Esto lo que hace es dar un poco más de beneficios a las personas. Tiene que estar en los cálculos financieros para saberle hasta dónde van esos beneficios”.
Precisamente, ¿cómo ve la viabilidad fiscal y financiera de esta reforma?
“El Comité Autónomo de la Regla Fiscal ya dijo que este sistema es financieramente sostenible hasta el 2067, eso son 37 años. Obviamente, una reforma no se hace cada cuatro años, porque una reforma es a largo plazo. Entonces toca ver cómo evoluciona para ver si es necesario hacer un ajuste financiero en los próximos años.
Un ajuste financiero en general se hace subiendo la edad o subiendo la tasa de cotización o subiendo las semanas a cotizar. Ninguna de estas fue tocada por la reforma”.
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Es que es curioso que se apruebe una reforma justo cuando la ministra de Trabajo está diciendo que en 15 años se necesita otra.
“En eso tiene razón. Pero es que una reforma a la edad es muy compleja. Acuérdate lo que pasó en Francia hace dos años ya, cuando Macron trató de subir la edad y los chalecos amarillos casi se tomaron a París. Son reformas que políticamente son muy difíciles y que toca concertar mucho.
Ahora, si tú ves países desarrollados que gastan en pensiones por sus sistemas de reparto, en España, que tiene casi la misma cantidad de población que Colombia, 50 millones de personas, se gasta el 11% del Producto Interno Bruto en pensiones. O sea, lo que acá llamamos los subsidios son el 11%, según datos de hace un par de años del Banco español. En Europa se gasta entre el 10% y el 14% del PIB. En Colombia, para Colpensiones, se gasta el 1,5%.
América Latina es la región más desigual del mundo Los dos países más igualitarios son Uruguay y Costa Rica. Uruguay gasta el 9% en pensiones, Costa Rica gasta el 6%.
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¿A qué voy con eso? Claro que hay un reto financiero, pero si Colombia tiene un sistema donde gasta muy poco, por qué hay muy pocos pensionados, el objetivo de la reforma pensional y de una buena reforma laboral tiene que ser un objetivo primero de cobertura y otro de quitar las desigualdades.
Quieren separar la gente de lo financiero, pero el objetivo de esta reforma no es lo financiero, como muchos argumentaron, porque para lo financiero, cerremos a Colpensiones. El mundo está camino a un envejecimiento poblacional.
De hecho, nosotros ya estamos saliendo de lo que se llama ventana demográfica, pero muchos países ya pasaron por eso, como España. Entonces, cada vez va a haber más adultos mayores.
Dejar eso en manos del mercado me parece un error. Yo creo que el Estado sí tiene que intervenir, en su justa proporción, obviamente. Sin quebrarnos. Por eso yo creo que el mercado hasta donde sea posible y el Estado hasta donde sea necesario”.
¿Es cierto que esta reforma será mucho más onerosa para los jóvenes de hoy y que en su vejez quedarán desprotegidos?
“No necesariamente. De aquí al 2067 podemos ir viendo, por un lado, cómo mejorar el mercado laboral para que más gente pueda cotizar, cómo dar más oportunidades laborales y eventualmente cómo revisar los parámetros”.
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O sea, aumentar la edad.
“No necesariamente se puede aumentar la tasa de cotización. Nosotros tenemos unos parámetros bajos. En la mayoría de países del mundo la edad está entre 65 y 67 años; nosotros estamos en mujeres 57 y hombres 62.
En la mayoría de países del mundo se cotiza el 28%; acá se cotiza el 16%. En la mayoría de países del mundo para obtener una pensión se cotizan 35 años; acá se cotizan 25.
Obviamente, si quiero subir la tasa de cotización, tengo que tener un mercado laboral que funcione. Pero nosotros tenemos un mercado laboral absolutamente excluyente. Acá solo pueden cotizar todos aquellos que tengan un horario de 8 a 6 en una oficina, que tengan el trabajo todo el mes y que ganen como mínimo el salario mínimo. El 47% de los trabajadores en este país gana por debajo del salario mínimo; o sea, no pueden cotizar.
Supuestamente, somos un país cafetero, orgullo de nuestros caficultores ¿Sabes que los cafeteros tienen dos cosechas al año? Y que nosotros los obligamos a cotizar 1.300 semanas a ver si obtienen una pensión. Somos orgullosos de los cafeteros. ¿Cuántos cafeteros tienen pensión? Ninguno, es una exageración, pero es la idea”.
Dice Asofondos que con esta reforma se acabarán los fondos de pensión. Y por otro lado, se les está señalando de haber quedado en una muy buena posición al haber aumentado las comisiones en esta reforma. ¿Usted cómo lo ve?
“Pues los fondos de pensiones sí se van a ver afectados. Porque cuando se pone el umbral de 2,3 salarios mínimos, el 80% de los trabajadores en Colombia está por ahí ganando ese salario. Entonces los ingresos a los fondos privados van a ser menores.
Los fondos privados se crearon en el mundo para complementar la pensión del sistema de reparto, como la de Colpensiones, pero nosotros los pusimos a competir. Más bien, pongámoslos a complementarse.
Por otro lado, creo yo que de ninguna manera eso justificaría una comisión más alta”.
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¿Cree que la Corte Constitucional va a tumbar la reforma?
“Eso dicen los expertos. Yo no soy abogado, entonces no te puedo dar argumentos fuertes o serios sobre esto. Pero sí, eso dicen los expertos, que porque no se dio el debate en la plenaria de la Cámara. Creo que el Gobierno corrió y se dio un riesgo al pasarla sin que hubiera un debate, sobre todo porque eran necesarios algunos ajustes para hacerla mejor”.
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1,5%
del PIB es invertido en Colombia en los subsidios a las pensiones de Colpensiones.
