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Con bazares y ferias esperan conseguir $4.000 millones para levantar nueva iglesia de Santa Elena, en Medellín

Siete años después de la evacuación y posterior colapso del antiguo templo en la centralidad del corregimiento, ya está lista la licencia para construir la moderna iglesia.

  • Así quedará la fachada frontal de la nueva iglesia en la centralidad de Santa Elena. FOTO: CORTESÍA
    Así quedará la fachada frontal de la nueva iglesia en la centralidad de Santa Elena. FOTO: CORTESÍA
  • Con bazares y ferias esperan conseguir $4.000 millones para levantar nueva iglesia de Santa Elena, en Medellín
  • Con bazares y ferias esperan conseguir $4.000 millones para levantar nueva iglesia de Santa Elena, en Medellín
  • Así quedarán la parte posterior del templo y casa cural.
    Así quedarán la parte posterior del templo y casa cural.
27 de marzo de 2025
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Los tiempos dolorosos acabaron, y después de siete años de tristeza y zozobra, finalmente la parroquia de Santa Elena obtuvo la licencia de construcción para levantar el nuevo templo en la centralidad del corregimiento. Todavía falta trecho para llegar a los gloriosos, pero después del calvario que la comunidad ha padecido desde 2018, cuando la iglesia cerró sus puertas, ahora es el momento de permitirse el optimismo y la confianza de que serán capaces de erigir una nueva iglesia como Dios manda que dure en pie sin problemas al menos un siglo, según resalta el párroco Andrés Camilo Berrío Cardona.

Antes de entrar en detalles sobre lo que se viene ahora para los feligreses en Santa Elena, es necesario un breve repaso por ese viacrucis que atravesaron desde los primeros días de 2018, cuando las grietas empezaron a trepar por los muros como enredaderas. La evacuación ocurrió en marzo, con la feligresía atónita al ver cómo se venía abajo el templo que estuvo en pie durante 73 años; donde fueron bautizados, hicieron la primera comunión, se confirmaron, se casaron, celebraron exequias y oraron en vísperas de decenas de años nuevos.

El 6 de junio de ese mismo año llegó la decisión que ya todos sabían pero se negaban a aceptar: la orden de demolición de lo que quedaba en pie, porque a esa altura, el que alcanzó a ser candidato a Bien de Interés Cultural del Distrito, era ya una estructura deforme. Durante meses, buscando responsabilidades, se contempló que la construcción del Túnel de Oriente había debilitado el suelo, pero un estudio de ingeniería determinó que no era así.

Con bazares y ferias esperan conseguir $4.000 millones para levantar nueva iglesia de Santa Elena, en Medellín

La verdad afloró: no hubo responsables. En 1945, los propios campesinos, de manera empírica, con las uñas y con una maquinita para fabricar ladrillos levantaron su iglesia en el centro del corregimiento, una edificación a la que le sobró voluntad y le faltó técnica. La iglesia no tenía una sola viga ni cimientos. Así las cosas, no duró lo que tenía que durar, duró mucho más.

Con bazares y ferias esperan conseguir $4.000 millones para levantar nueva iglesia de Santa Elena, en Medellín

Después del mazazo vino la sacudida. Empezaron a planear la nueva iglesia. Entre 2021 y 2022, con $286 millones que recogió la comunidad, realizaron los estudios y diseños del nuevo templo, que pasaron por el racero de la Curia y de allí salieron con varias ajustes. La junta de arquitectura de la Curia pidió que se eliminaran las cuatro columnas propuestas en esos diseños porque a su juicio contaminaban visualmente los espacios celebrativos, por lo que fue necesario replantear, con aval de los expertos en estructura que asesoraron, la forma de distribuir las cargas prescindiendo de esas columnas; el segundo cambio fue ampliar la zona del ábside, porque los arquitectos de la Curia consideraron que el ambón, el sagrario y la pila bautismal no inspiraban suficiente ambiente para la oración; finalmente pidieron ampliar los ventanales para mejorar la iluminación.

Estructuralmente, el nuevo templo se soportará en pilas de once metros. Con esos cambios en los diseños pasó a la Curaduría que demoró seis meses para aprobar la licencia que se convirtió la semana pasada en otra noticia para celebrar.

Aquí viene el reto bueno, como dice el párroco. Las cuentas para construir la nueva iglesia ascienden a $4.000 millones para completar las cuatro etapas de las que constará el proyecto. Para la primera fase, enterrar las pilas, fundar los cimientos y levantar el mortero del templo se necesitan $942 millones. Luego vendrán las etapas de lo estructural, la mampostería y la instalación de redes, acueducto, obra blanca, en fin. En este momento tienen $650 millones para arrancar. ¿De dónde saldrá entonces el platal que les falta? Lo que tiene claro por ahora el padre Andrés es que les toca ingeniarse algo más efectivo que las empanadas. “Es muy bello que muchas de las iglesias en Medellín se hayan levantado de esa forma, pero hay que afrontar la realidad de que hoy día no es posible construir un templo a punta de empanadas, entonces nos toca ser más creativos, pero igual de solidarios y comprometidos”, apunta el sacerdote.

Por eso ya tienen parte de la estrategia montada: peregrinaciones, bingos, bazares, ferias gastronómicas, de artesanías y demás. También confía el padre Andrés Camilo que las campañas para el cemento, la varilla, el adobe contarán con la mano generosa tanto de personas y sobre todo de empresas que puedan facilitar material en volúmenes más grandes para poder agilizar la obra. Espera además que desde el inicio del proyecto muchas personas sumen esfuerzos y, sin importar el valor aportado, ayuden a llegar a la meta del dinero que se requiere.

El compromiso de la comunidad ya está más que ratificado. Actualmente existe la red de apoyo parroquial, un grupo de benefactores conformado por 390 familias que decidieron sumarse a un esfuerzo de largo aliento para ayudar a financiar el proyecto. Cada familia “adoptó” doce sobres los cuales se encarga de devolver, mes a mes, con $50.000.

Así quedarán la parte posterior del templo y casa cural.
Así quedarán la parte posterior del templo y casa cural.

Cada etapa, dice el presbítero, tendrá un sistema creativo, por llamarlo así, en el que entre todos elegirán las actividades más efectivas para alcanzar las metas parciales que ayuden a culminar cada fase hasta que la iglesia abra sus puertas nuevamente con capacidad para recibir a 1.200 feligreses en cada celebración.

¿Qué va a pasar con el resto del lote del parque?

Otra de las grandes incertidumbres que quedó tras el colapso de la iglesia es qué pasaría con el resto del enorme lote a espaldas del antiguo templo, que pertenece también a la parroquia. Entre las especulaciones, incluso con polémica a bordo, empezó a circular hace dos años, sin tener muy claro de dónde surgió ni con qué intenciones, que la iglesia vendería esa parte del lote a un privado que pensaba construir un mall.

En aquel momento, el entonces párroco Byron Saldarriaga, se encargó de desmentir ese rumor que de todos modos hizo carrera. Ahora, el padre Berrío ratifica que el lote en su totalidad seguirá siendo propiedad de la parroquia, y que será tarea prioritaria, ahora que se acaba de conocer la aprobación de la licencia, socializar ampliamente con la comunidad lo que pasará con el mismo para evitar nuevos rumores.

En esa parte del terreno venían funcionando 19 locales comerciales bajo arrendamiento. La idea de la parroquia es que entren en adecuación en una etapa posterior a la construcción de la iglesia, pues eran locales más o menos rudimentarios, y no solo ampliar la oferta sino mejorarla. Este proyecto es crucial, explica el párroco, porque de allí deberán salir los recursos para la sostenibilidad futura de la parroquia. La otra noticia es que una fracción de ese lote seguirá operando como parqueadero por parte de una empresa que pagará a la parroquia canon de arrendamiento por el uso. El asunto es que allí mismo se realizaba el tradicional Festival de Sancochos, actividad de Feria de Flores por la cual, según la parroquia, la JAL como organizadora pagaba un monto simbólico. Así las cosas, para las futuras ediciones del emblemático evento les tocará buscar un nuevo lugar. El tema, por supuesto, divide opiniones.

Fredy Piedrahíta Posada, comerciante y habitante de Santa Elena con su familia desde hace seis décadas, apunta que la decisión de la parroquia de buscar un mejor aprovechamiento económico del lote no debería generar ningún tipo de oposición. “Si con el suelo de Santa Elena cientos de foráneos están consiguiendo plata con ese auge de construcciones y negocios, por qué la iglesia, que lleva toda la vida acá y ha sido acompañante siempre de la comunidad no podría tener el derecho de ese beneficio”, señala. Lo que sí pide, y es lo mismo que han pedido muchos en la comunidad desde que se supo que había que reconstruir ese sector, es que la oferta de la centralidad sea más amplia, más digna del corregimiento, pues la opinión generalizada es que hace rato se quedó cortica.

Una buena noticia es que las obras no necesitarán el espacio donde está la capilla temporal, por lo que se podrá seguir oficiando misa mientras el nuevo templo toma forma. El Inder les facilitó el coliseo de la centralidad para las actividades de Semana Santa, que este año tendrá el aliciente adicional de ser un tiempo de solidaridad en medio de la renovación de fe.

El padre Andrés Camilo dice estar contento con el desafío que tienen entre manos, que está entusiasmado a pesar de ser un sacerdote sin iglesia. “Cuando me notificaron que venía para Santa Elena me puse muy feliz, aunque lo lógico hubiera sido decir, ‘ay, Dios, llego a una parroquia sin templo. Pero para mí eso no es lo más difícil, lo complejo no es construir una iglesia aunque necesite tanta plata, lo difícil es construir comunidad. ¡Eso sí es duro! Pero aquí la comunidad está absolutamente construida, es sólida, ama su parroquia, es unida y activa. Levantó con sus manos un templo y seguramente tendremos otro del que nos sintamos orgullosos. ¡Cómo no voy a estar contento!”.

Todas las personas que quieran sumarse, tanto los nativos de Santa Elena como los que lo visitan cada tanto, le guardan cariño al corregimiento y quieren saber cómo pueden dar una mano, pueden comunicarse a través del correo parroquiaemperatrizsantaelena@gmail.com o contactar a la red de apoyo parroquial, al 3225856023.

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