Algunas discotecas del Parque Lleras le servirían de carnada al cubano-mexicano Cristóbal Paulino Fernández Viamonte para captar mujeres, a las cuales llevaría a varias ciudades mexicanas para posteriormente explotarlas sexualmente, de acuerdo con los informes de inteligencia. Fernández Viamonte, quien tenía varios establecimientos en esa zona del suroriente de Medellín, fue capturado el miércoles en un centro comercial de El Poblado señalado como el cabecilla de una organización criminal dedicada a la explotación sexual de mujeres colombianas en México.
De hecho, sobre este tema ya había hablado el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, manifestando que “unos mafiosos” se habían adueñado de este parque de la comuna 14 (El Poblado) para alimentar redes transnacionales de explotación sexual y en estas participaban colombianos y extranjeros por igual, situación que quedó demostrada con la captura de este cubano-mexicano.
Y así quedó evidenciado en un recorrido que hizo EL COLOMBIANO en mayo pasado, cuando a la vista de todo el mundo, las mujeres que ejercen la prostitución en el sector hacen fila en las afueras de algunas discotecas a la espera de que los vigilantes les dieran la entrada, según la cantidad de personas que solicitaban estos servicios. Algunas se quedaban afuera a la espera de un nuevo turno de ingreso, aunque esta no era la única forma en las que eran captadas.
Esta información la confirmó el coronel Edwin Masleider Urrego, director de Investigación Criminal e Interpol, quien expresó que eran al menos “cuatro establecimientos de comercio, discotecas, ubicadas en el Parque Lleras de Medellín. Esta situación era aprovechada para captar a sus víctimas, quienes eran enviadas hacia México para ser explotadas sexualmente”.
Generalmente se aprovecharían de mujeres de zonas vulnerables de la ciudad, las cuales llegarían a estos establecimientos de la mano de estructuras criminales de Medellín y allí se les hacía la oferta de viajar a las ciudades de Cancún y Mérida, en México, con la promesa de trabajar como damas de compañía y meseras en establecimientos enfocados a turistas.
Una de las víctimas de esta red criminal explicó que en Medellín la contactó una mujer con una oportunidad laboral como mesera, en un trabajo que le iba a dejar mejores beneficios que cualquier empleo en Colombia. De hecho, después pactó un segundo encuentro con otra persona, de la cual se investiga si sería el capturado, según las características entregadas a medios de comunicación.
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“Cuando yo fui conocí a una de esas personas en la discoteca, eso fue de día, tipo 11:00 a.m., conocí a esta persona y tampoco sospeché en ese momento y dije: ¡bueno!, me está dando la cara, fue en un local reconocido, entonces nunca sospeché nada de nada. En resumen, hablé con esta persona de origen extranjero”, relató esta mujer, quien después de viajar se encontró con que nada era como se lo pintaron. Había caído en esta red criminal.
El calvario en México
Cuando estas mujeres llegaban a territorio mexicano, explicó el coronel Urrego, eran trasladadas a una casa y allí les quitaban toda su documentación y las explotaban sexualmente, haciendo uso de intimidaciones y hechos de violencia psicológica para evitar que se instauraran denuncias o trataran de escapar de estos sitios.
Ya radicadas en México, donde Fernández Viamonte tenía otros tres establecimientos comerciales no solo las obligarían a trabajar, sino que también les pedían dinero para su sostenimiento, montos que muchas veces les quedaba imposibles para pagar con su trabajo, lo que sería usado como una estrategia para perpetuar su control sobre ellas y obligarlas a ejercer la prostitución.
Una de las víctimas de la red que lideraría este extranjero relató que en esta propiedad, que estaba vigilada con cámaras de seguridad en cada uno de sus rincones, las obligaban a firmar un contrato en el que estaban obligadas a pagar 73.000 pesos mexicanos ($16.400.000) para cubrir los pasajes, sostenimiento y otros gastos. Para facilitar su movilidad, los delincuentes les entregaban cartas de invitación.
Pero el monto iba incrementando por parte de estos criminales, llegando hasta los 178.000 pesos mexicanos ($39.700.000) ya por conceptos de alimentación, vestuario y demás sostenimientos básicos mientras estaban en el país norteamericano. “Nos hicieron firmar un contrato donde nos decían que debíamos pagar una cantidad por concepto de traslado, hospedaje, comidas, ropa, etc. Teníamos que pagar trabajando como meseras y hacernos fichar para realizar servicios sexuales”, relató otra de las afectadas.
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Finalmente, muchas de ellas buscaban la forma de escapar de estos establecimientos, dirigiéndose hacia los consulados de Colombia en México o hacia otras autoridades para que les ayudaran con el proceso de repatriación, de acuerdo con los reportes judiciales de este caso.
La investigación
Hace más de tres meses, las unidades de la Policía Nacional venían haciendo seguimientos a esta red, que no solo operaba en Medellín, sino también en Bogotá y Cali, todo con base en las denuncias de algunas de las víctimas de estos hechos delictivos.
En medio de las pesquisas se encontró con Fernández Viamonte, quien hace cuatro años llegó a Medellín y se radicó para hacerse ver como un reconocido empresario del entretenimiento. Incluso se radicó en una lujosa casa campestre de El Poblado y se movilizaba en vehículos de alta gama, con un esquema de seguridad privado.
Se estima que su patrimonio en Colombia estaría avaluado en más de $8.000 millones y se investiga si en su mayoría sería producto de las rentas de este accionar criminal tanto en el país como en México.
Con esta captura, desde la Policía Nacional y la Fiscalía General de la Nación continúan con las investigaciones para dar con los demás integrantes de esta estructura criminal, en la que estarían implicadas organizaciones delincuenciales de Medellín, como las bandas La Terraza, Robledo, La Raya y una conformada por venezolanos de origen colombiana y que no tendría vínculos con el Tren de Aragua.
Pero esta no fue la única captura. En la ciudad de Mérida, las autoridades capturaron en las últimas horas a Soledad Alejandri Peña, alias Capitán, quien sería la operadora de la red criminal en esta ciudad del estado de Yucatán, ubicada a 1.300 kilómetros hacia el sur de Ciudad de México.
Ya en Colombia se están haciendo todos los procesos necesarios para que en los próximos días se expida la orden de extradición de este hombre hacia México para responder por los delitos de trata de personas y explotación sexual. Mientras tanto, en el Parque Lleras siguen revisando los establecimientos para establecer si los tentáculos de esta red siguen radicados en esta zona.