Como una fiera acechando a una presa indefensa, así actuó un hombre de 66 años que, aprovechando la confianza que tenía con sus vecinos, irrumpió en el hogar de una menor de 11 años y abusó sexualmente de ella en el barrio La Francia de Medellín. Ahora deberá responder por el delito de acceso carnal violento agravado con menor de 14 años.
Este nuevo caso de abuso sexual infantil no es una noticia aislada, sino un reflejo de una problemática que azota al país. Según cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal, solo en el último año se han registrado más de 19 mil casos de abusos sexual contra menores de edad en Colombia, es decir, más de 50 por día. En muchos casos, los abusadores son personas cercanas a las víctimas como familiares, vecinos o profesores.
Según la Fiscalía, el abuso tomó lugar el 18 de agosto de 2022, cuando el sentenciado irrumpió en la vivienda de la menor, ubicada en el barrio La Francia, nororiente de Medellín, aprovechando que la niña de 11 años se encontraba bañando para cometer el abuso sexual.
Ante los hechos ocurridos, una fiscal del Centro de Atención Integral a Víctimas de Abuso Sexual (Caivas) evidenció que el crimen se llevó a cabo por ser un residente contiguo a la vivienda de la menor, conociendo entonces las dinámicas familiares de ella y sus horarios.
Actualmente, el sentenciado permanece privado de la libertad, mientras su defensa apeló la decisión de primera instancia ante la Sala Penal del Tribunal Superior de Medellín.
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Tras un juicio en el que se presentaron pruebas contundentes, el hombre fue condenado a 40 años de prisión. Una sentencia que, si bien no puede reparar el daño causado, representa un paso importante hacia la justicia.
Incluso desde la IPS Creciendo con Cariño, se ha asegurado que los traumas que genera un abuso sexual sistemático en menores de edad pueden llegar a compararse con los traumas de veteranos de guerra. Solo en lo corrido del año, se reporta que las violencias sexuales contra niños, niñas y adolescentes han dejado un promedio de 6,4 denuncias diarias en los diez municipios del Valle de Aburrá.
Tras un juicio en el que se presentaron pruebas contundentes, el hombre fue condenado a 40 años de prisión. Una sentencia que, si bien no puede reparar el daño causado, representa un paso importante hacia la justicia. Sin embargo, este caso individual es solo la punta del iceberg de un problema mucho más grande.
Las consecuencias de estos abusos son devastadoras y pueden perdurar toda la vida. Las víctimas suelen sufrir trastornos psicológicos, dificultades en sus relaciones interpersonales y problemas de aprendizaje. Además, el estigma y la vergüenza que acompañan a este tipo de delito pueden aislarlas y dificultar su recuperación.
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