El 24 de febrero de 2022 los tanques del Ejército ruso decidieron invadir a Ucrania y desde entonces está desatado un conflicto bélico que parece no acabar, al menos por la vía militar, en Europa del Este. Han pasado 998 días y esa guerra podría sufrir un giro dramático con el ascenso, otra vez, de Donald Trump al poder en Estados Unidos.
“Vamos a trabajar en Oriente Medio y vamos a trabajar muy duro en Rusia y Ucrania. Esto tiene que parar”, dijo Trump durante una gala organizada por el America First Policy en su residencia en Mar-a-Lago este 14 de noviembre.
El republicano –que asumirá las riendas de la Casa Blanca el 20 de enero del próximo año– insiste en que su política exterior velará por “Estados Unidos primero” y, por tanto, sus intenciones irían encaminadas a un acuerdo diplomático entre las fuerzas rusas y ucranianas.
El presidente electo ha sido crítico del “excesivo” gasto militar que destina EE. UU. para enfrentar conflictos internacionales.
En abril pasado la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó a Joe Biden un paquete de ayuda militar para Ucrania que se ubicó en los 60.800 millones de dólares. Antes de ese hubo otros cuatro paquetes aprobados de ayudas que, juntos, sumaron los 175.000 millones de dólares.
El eventual corte de ayuda militar a Ucrania obligaría al presidente de ese país, Volodímir Zelenski, a disminuir sus acciones de resistencia –que buscan recuperar la quinta parte del país que está en manos rusas– y lo obligaría a tomar la salida negociada.
El temor ante un eventual corte del chorro militar es real –al menos en la actual administración de la Casa Blanca– el presidente Joe Biden anunció que le imprimirá el acelerador a la entrega de ayudas a Ucranias antes del 20 de enero y pretende completar el desembolso de al menos 6.000 millones de dólares.
Hasta antes de la elección de Trump, los planes de Zelenski eran distintos. Sus intenciones eran unirse a la OTAN, así como captar recursos de ayuda internacional para proteger su territorio de los bombardeos enviados desde Moscú.
A finales de octubre Zelenski y Trump sostuvieron una reunión en Nueva York y ahora el presidente ucraniano parece que empezó a plantearse la posibilidad de una salida dialogada.
“Por nuestra parte, debemos hacer todo lo posible para poner fin a la guerra el año próximo. Por la vía diplomática. Es muy importante”, afirmó Zelenski en una entrevista con Radio Ucraniana este sábado.
El mandatario ucraniano también instó a Putin a sentarse en una mesa de negociación, con participación del líderes mundiales, para poner fin a su aislamiento político.
“El cambio de política en Estados Unidos sugiere que, en mi opinión, la guerra terminará. No sé cómo. Nuestro empeño es defender una postura fuerte. Una paz justa es importante para nosotros, para que no haya un sentimiento de que hemos perdido lo mejor por que se nos haya impuesto una injusticia”, añadió Zelenski.
Desde el inicio de la guerra en 2022, estima la ONU, han muerto al menos 11.700 civiles ucranianos. Sin contar los miles de soldados que han caído de ambos bandos.
Rusia, aunque ha manifestado su apertura al diálogo, empezó a mostrar los dientes una vez se conoció la victoria de Trump.
Este 10 de noviembre –mientras Trump y Putin sostenían una conversación telefónica– el Ejército de Rusia lanzó una ofensiva que incluyó ataques con 145 drones sobre Ucrania. La respuesta de Zelenski fue el envío de 34 drones sobre la región de Moscú, una mujer de 52 años resultó herida y varias viviendas se incendiaron.
Se sabe que Rusia quiere llegar fuerte a la eventual mesa de diálogos. Ese país recibe suministros bélicos de Irán y soldados de Corea del Norte, incluso, están desplegadas en la batalla por Europa del Este.
Putin afirmó este año que tiene 700.000 de sus tropas desplegadas en Ucrania y, pese a eso, en este tercer año de la guerra no ha podido obtener victorias importantes.
Las manifestaciones de Rusia
La relación entre Trump y Putin ha sido objeto de especulación desde la primera contienda electoral del republicano en 2016. Al republicano lo han acusado de tener una aparente cercanía con Moscú.
Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, aseguró que Rusia está abierta al diálogo y que espera que la nueva administración de EE. UU. pueda facilitar una solución pacífica al conflicto.
Putin, por su parte, ha insistido en que una normalización de las relaciones con Ucrania dependerán de que renuncien a sus intenciones de ingresar a la OTAN.
“Si no hay neutralidad, es difícil imaginarse algún tipo de relación de buena vecindad entre Rusia y Ucrania”, afirmó Putin.
Las condiciones adicionales de Moscú incluyen la reducción del tamaño del Ejército ucraniano hasta en un 25% de su capacidad actual y que se reconozca la independencia de las regiones de Donetsk y Lugansk así como la anexión de Crimea. También que Ucrania asuma la reconstrucción del Donbás.
Mientras la guerra se prolongue aumentarán los muertos y sustituir tropas será cada vez más complicado para las partes. Sostener la confrontación se haría mucho más complicado para las fuerzas de Zelenski ante un eventual corte de la ayuda militar de Estados Unidos.
En Europa se acerca otro invierno y los soldados ucranianos parecen dispuestos a continuar en la guerra.
“Estamos firmes, dándolo todo y no nos rendiremos”, dijo en un video el jefe de batallón en la región de Zaporiyia y añadió: “Lo más importante ahora es no perder más terreno”.
Ahora todo dependerá de los contactos que puedan mantener directamente Putin y Trump. El temor en el este de Europa es que la eventual negociación termine por favorecer al régimen ruso.
EE. UU. autorizó a Ucrania a usar misiles contra Rusia
Este domingo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, autorizó a Ucrania para utilizar misiles estadounidenses de largo alcance contra objetivos militares dentro de Rusia, según declaró a la AFP un funcionario bajo condición de anonimato.
Los periódicos The New York Times y The Washington Post habían informado antes, citando fuentes anónimas, de que esta decisión de Washington, reclamada desde hace tiempo por Ucrania, responde al despliegue de tropas por parte de Corea del Norte para ayudar a Moscú en el terreno de combate.