En 2019, una propuesta inusual del entonces presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, desató una ola de comentarios internacionales: comprar Groenlandia. Aunque inicialmente parecía una broma, el interés del magnate tenía fundamentos estratégicos y económicos. La isla no continental más grande del mundo, conocida por sus vastas capas de hielo, es también un tesoro oculto de recursos minerales que, en el contexto del cambio climático, se han vuelto cada vez más accesibles.
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A su regreso a la Casa Blanca este 2025, Trump no niega la posibilidad de utilizar la fuerza militar para tomar la isla si no es posible comprarla. Arrebatándosela a Dinamarca, el obstinado Donald Trump pretende aprovechar sus ricos recursos y su cada vez más valiosa geolocalización.
Esta semana, el presidente de Estados Unidos aseguró que es “una necesidad absoluta” adquirir la isla para garantizar su “seguridad económica” y está dispuesto a hacerlo a como de lugar. Groenlandia es una isla rica en recursos naturales, por lo que ofrecería múltiples beneficios al gigante americano.
Alrededor del 80 % de Groenlandia está helada, pero a medida que la crisis climática avanza se forman nuevos caminos que crean múltiples posibilidades para los diferentes países. La población, que es de alrededor 57.000 habitantes, se encuentra en la costa sudoccidental, en la capital Nuuk.
Allí llevan una vida sencilla. La economía local se basa principalmente en la pesca y depende gran parte de los subsidios que otorga el gobierno danés. A pesar de que la isla se encuentra en Norteamérica, los daneses se hicieron con ella hace tres siglos, cuando en 1721 Hans Egede comandó una expedición en la que los colonos daneses comenzaron a instalarse en la isla, construyendo lo que hoy se conoce como la ciudad de Nuuk en Groenlandia.
Las riquezas de Groenlandia
Bajo las gélidas superficies de Groenlandia, que cada vez se derriten más por el cambio climático, yacen reservas de minerales clave para las industrias tecnológicas y energéticas del futuro. Entre ellos destacan el uranio, zinc, hierro y oro. Además, este territorio contiene “tierras raras”, que son un grupo de elementos químicos usados para fabricar productos tecnológicos como baterías, teléfonos inteligentes y vehículos eléctricos.
Esto es de interés de Trump, ya que actualmente China domina este mercado, lo que podría explicar su deseo de adquirir la isla e impulsar más estas industrias en beneficio de Estados Unidos. Anteriormente, el difícil acceso a estas riquezas hacía que el costo de extracción fuese muy alto; sin embargo, con la crisis climática, el deshielo remodela cada vez más la isla y se hace más sencillo acceder a estos minerales y otros recursos como el petróleo.
A su vez, el deshielo en la región facilita, cada vez más, el acceso a estas riquezas. Sin embargo, esta misma situación plantea desafíos éticos y ambientales, ya que la explotación de los recursos podría exacerbar los efectos del calentamiento global.
La estratégica localización de Groenlandia
Por otro lado, el deshielo abre también nuevas rutas comerciales que acercan la isla a América del Norte, lo que posiciona a la isla en el centro de la creciente disputa polar entre Estados Unidos, China y Rusia.
Mikkel Runge Olesen, investigador principal del Instituto Danés de Estudios Internacionales, expresó: “Para Estados Unidos, el problema es el interés de China y Rusia en el Ártico. Estados Unidos ha comenzado a ver el Ártico como una región de competencia geopolítica. Es muy importante para Estados Unidos mantener a las otras grandes potencias fuera de Groenlandia”.
Con Groenlandia, Estados Unidos reforzaría la presencia militar estadounidense en la isla y tendría afianzada su seguridad como nación. Actualmente, tienen la base aérea Thule, ubicada a solo 1.500 kilómetros del Polo Norte y que se encuentra allí desde la Guerra Fría para la alerta temprana de misiles y la vigilancia del espacio aéreo, y donde se encuentran 200 militares estadounidenses y otras 450 fuerzas y contratistas aliados.
EE.UU. llegó a Groenlandia en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, cuando Dinamarca fue ocupada por las tropas alemanas de Adolf Hitler. Mientras los daneses estaban ocupados con los alemanes, las tropas americanas tomaron el control de Groenlandia, iniciando una presencia militar que se ha mantenido durante décadas.
John Bolton, exasesor de seguridad nacional de Trump, explicó en una entrevista para The Free Press John Bolton que “Groenlandia está íntimamente conectada con nuestra seguridad y lo ha estado visiblemente desde la Segunda Guerra Mundial”.
Mark Jacobsen explicó a BBC Mundo: “la ocupación de Groenlandia fue inicialmente casi una invitación de Dinamarca ante la amenaza nazi y al terminar la guerra el gobierno danés le dijo a Estados Unidos que esa amenaza había desaparecido, pero la respuesta de Estados Unidos fue que no tenía ninguna intención de retirarse, sino de aumentar su presencia ante la nueva amenaza de la Unión Soviética”.
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Actualmente, en términos de seguridad Groenlandia juega un papel esencial para las potencias mundiales al contar con pasos al comienzo del noroeste y noreste a través del Ártico, que se abrirán para el transporte marítimo comercial, además de que cuenta con rutas cercanas cruciales para submarinos rusos.
La propuesta de Trump no ha sido bien recibida por Dinamarca, ni por sus políticos, que han mostrado preocupación por las declaraciones del mandatario. “Tomamos esta situación muy, muy en serio”, declaró el ministro de Asuntos Exteriores, Lars Løkke Rasmussen, sobre las amenazas de Trump de adquirir la isla y además de castigar a Dinamarca con altos aranceles si se interpone a entregársela.
Mientras tanto, la primera ministra Mette Frederiksen no prestó la suficiente atención a las declaraciones de Trump sobre usar las fuerzas armadas para apoderarse de la isla. “No tengo la fantasía de imaginar que alguna vez lleguemos a eso”, dijo la mandataria a la televisión danesa.
Los daneses aseguraron que no están interesados en iniciar una guerra comercial; sin embargo, los daneses muestran su nerviosismo: se han celebrado reuniones de alto nivel organizadas en Copenhague durante toda la semana. Otro tema que se ha mencionado es la de una posible independencia de la isla, un objetivo que tienen algunos partidos políticos de la región para así pasar a ser un Estado soberano.
La combinación de la riqueza mineral de Groenlandia, su posición geopolítica y el impacto del cambio climático asegura que su relevancia continuará creciendo. El episodio Trump continúa y es un recordatorio de cómo las dinámicas económicas, políticas y ambientales convergen en este apetecido rincón remoto del mundo.
Otros objetivos de Donald Trump
Groenlandia no es el único territorio que tiene en la mira el presidente Trump. En varias ocasiones ha manifestado su interés en recuperar el Canal de Panamá, la vía interoceánica que se ha mantenido en manos panameñas durante 25 años.
Sin embargo, el presidente de Panamá no aceptará entregarle el Canal. “Ya ha dicho el presidente [de Panamá] José Raúl Mulino: la soberanía de nuestro canal no es negociable y es parte de nuestra historia de lucha y una conquista irreversible”, dijo el canciller panameño Javier Martínez-Acha al leer una declaración.
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