Cortar de un tajo los cimientos de una mafia que se renueva generación tras generación, arrancarles los hijos y evitar que estos sigan el camino delincuencial de sus padres, es el objetivo que se ha trazado el gobierno italiano y que, dicen expertos, desataría una guerra de los clanes de narcos y mafiosos contra la institucionalidad.
Y es que el gobierno italiano considera que alejar a los hijos de los mafiosos de ese mundo criminal es una de las formas de quitarle el combustible a una práctica que por años ha azotado a ese país. Por esto, la solución que tienen como un carta bajo la manga, es separar a los hijos de los poderosos mafiosos y llevarlos a hogares de paso o de acogida.
Lo que busca entonces es evitar que los hijos de los mafiosos o narcotraficantes que crecen en ese ambiente se moldeen a su amaño y perpetúen el crimen.
El periodista Franco Nicastro, quien ha escrito sobre la cultura mafiosa en Italia, aseveró a la BBC que en esas familias preparan a los niños para un vida criminal, eso es parte de la educación que reciben.
“Existe el mito de que la mafia no involucra a mujeres ni a niños, pero no es así”, dice Nicastro, quien asevera, además, que entre las instrucciones dadas a los pequeños están la de los códigos de silencio, en los cuales se practica que no se habla de las actividades realizadas dentro del clan ni de sus negocios.
La mujer que enfrenta a la mafia
Claudia Caramanna es la fiscal de menores de Palermo. Sus investigaciones sobre los hijos de los mafiosos y los narcotraficantes la llevaron a concluir que la única manera de mantener alejados y salvos a los descendientes de los mafiosos es separarlos de estas familias delincuentes. “No tomamos esta decisión a la ligera, al contrario, es la última solución, cuando no hay otras”, dice la fiscal a la BBC.
El intento de Caramanna de aislar a los pequeños del mundo de los tiroteos, las excentricidades de los mafiosos, las carreras delictivas, las luchas contra otras familias narcotraficantes, la ha puesto en el ojo de los violentos.
En marzo pasado, un grupo de “matones” enviados por la mafia, ingresó a su oficina y como intimidación revolcaron todo: escritorios, sillas, archivadores y hasta los equipos de cómputo terminaron en el suelo. Esta no era la primera vez que la fiscal recibía una advertencia violenta. Hace un año, hasta su casa fue enviada una carta anónima escrita a mano, en la que le dibujaron una cruz y le advertían que no se metiera con los “niños de la mafia”.
Pero la fiscal Caramanna no se amilana ante las intimidaciones, por el contrario, estas le han dado un impulso para continuar con la labor de separar a los hijos de los padres que les pueden llevar por el camino incorrecto.
El periodista Nicastro ha registrado en sus investigaciones que los menores que aprenden o viven bajo el amparo del hampa, no van a la escuela. Según dijo, el 21% de los niños en edad escolar en Palermo abandonan la escuela, pero esto no es lo más grave; investigaciones y publicaciones de diarios locales han reseñado que en 2022, aumentó el ingreso de niños a los hospitales, todos por sobredosis de drogas.