Antes de que los primeros rayos del sol se asomaran este domingo, en las calles de Venezuela ya había una fila de miles de ciudadanos que se alistaban para votar. Las colas se replicaron en los 23 estados de ese país. Es la primera vez, en 25 años de poder del régimen chavista, que los venezolanos tienen posibilidades reales de elegir un destino distinto.
“La gente no durmió, creo que todos estamos igual. Hay mucha ansiedad. Yo llegué hacia las 5:30 de la mañana y la cola ya era larga. La gente tiene mucha esperanza de cambio”, le dijo a este diario Edison Lamas, un joven de 24 años que, durante toda su vida, se ha tenido que conformar con ver a Hugo Chávez y Nicolás Maduro en el poder.
Hasta la 4:30 de la tarde de este 29 de julio el reporte de participación era histórico. Se trepó al 54,8% con más de 11,7 millones de personas que habían ejercido su derecho en las urnas. Fue un mensaje de resistencia.
El hastío hacia Nicolás Maduro se hizo evidente. Votó en soledad. Solo estuvo acompañado de su séquito de escoltas. Mientras tanto, en el barrio Petare, una localidad del área Metropolitana de Caracas, que en otrora fue catalogado como el bastión del chavismo, la gente arengó contra el régimen.
“¡Y va a caer, este gobierno va a caer!”, se escuchó entre los votantes, que parecían un río.
La ciudadanía no se dejó intimidar. En el municipio de Colonia Tovar, en el Estado de Aragua, un grupo de cinco militares se apareció en la entrada de un puesto de votación. Hicieron disparos al aire e impidieron el ingreso. “Aquí solo está el pueblo, defiendan al pueblo”, decían los votantes. Mientras que los militares pedían a los manifestantes que se “calmaran”.
El Comité de Derechos Humanos de Venezuela –un mecanismo de vigilancia creado por la oposición– reportó durante la jornada 78 casos de persecución política, 26 detenciones arbitrarias, tres desapariciones forzadas y una mujer que resultó herida durante una ofensiva de los colectivos paramilitares afines al régimen.
Esas intimidaciones, por el contrario, impulsaron lo que se ha catalogado como el “acto cívico más importante en la historia de Venezuela”.
María Corina Machado –la líder venezolana que fue inhabilitada y que terminó por impulsar la candidatura de Edmundo González– acudió a las urnas hacia las 1:11 de la tarde de este domingo en el colegio Elena Bueno de Caracas. Antes de entrar, en un gesto de paz, extendió la mano a dos militares. Ambos la rechazaron.
“Lo que se está viendo es el acto cívico más importante de nuestra historia. (...) A los militares hay que decirle que vivan esto con los ojos abiertos y entiendan que aquí somos una sola Venezuela y que vamos a tener instituciones republicanas, democráticas y sólidas para el bien de todos los venezolanos”, señaló Machado.
Sobre el cierre de la jornada volvió a aparecer Nicolás Maduro. Esta vez, estaba acompañado de su esposa Cilia Flores. Frente a una camiseta de Diego Armado Maradona, el futbolista que amó la izquierda, afirmó que “culminaremos esta faena en paz”.
Con las urnas cerradas, el protagonismo recaerá sobre los testigos electorales. Su misión será vigilar cada uno de los votos que escrute el cuestionado Consejo Nacional Electoral Venezolano. Esta noche –cuando el oficialismo conmemora los 70 años del natalicio de Hugo Chávez– el régimen podría caer.