Como las tendencias, la intención de voto y la popularidad lo indicaban, este domingo no hubo sorpresas en las elecciones presidenciales y legislativas en El Salvador: Nayib Bukele resultó reelegido para un segundo periodo consecutivo en la Presidencia, que se extenderá hasta junio de 2029.
Si bien al cierre de esta edición las autoridades electorales de ese país no habían dado un veredicto oficial ni habían escrutado las 1.595 mesas de votación que se habilitaron, el mandatario se proclamó ganador de la contienda en X (antiguo Twitter), desde donde expresó que “de acuerdo a nuestros números, hemos ganado la elección presidencial con más del 85 % de los votos y un mínimo de 58 de 60 diputados de la Asamblea”.
“El récord en toda la historia democrática del mundo. Nos vemos a las 9pm frente al Palacio Nacional. Dios bendiga a El Salvador”, añadió Bukele en el trino mencionado.
Solo nueve minutos antes, la encuestadora Consultoría Interdisciplinaria en Desarrollo (CID) Gallup había anunciado como ganador al mandatario centroamericano con un porcentaje del 87 % de los votos. “Nayib Biukele es reelegido como presidente en El Salvador”, indicó esa empresa en su cuenta de X, que fue republicada por Bukele.
Estos resultados, advirtió la encuestadora, fueron construidos a través de un sondeo de boca de urna, que es un tipo de medición que se realiza a los votantes inmediatamente después de haber salido de las urnas en la que se les pregunta al ciudadano por quién votó.
Este sondeo muestra lo que las encuestas publicadas en la campaña, que inició el 3 de octubre, mostraban: una arrolladora victoria del candidato del partido Nuevas Ideas.
En estas elecciones, además del mandatario, los 5,47 millones de salvadoreños habilitados para ir a las urnas este domingo votaron para elegir a 60 diputados del Congreso unicameral y a 20 del Parlamento Centroamericano.
En ese sentido, lo anticipado por BID Gallup señaló que el candidato del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, Manuel Flores, quedó en segundo puesto con el 7 % de los votos; mientras que el candidato de la Alianza Republicana Nacionalista, Joel Sánchez, sacó el 4 %.
En los comicios de 2019, Bukele fue elegido con 1.434.856 apoyos, lo que representó el 53,1 % de la votación.
Previo a estos resultados, era normal oír a los ciudadanos decir que votarán por el presidente Nayib Bukele, quien goza de una envidiable aprobación del 90 % en las encuestas gracias a su política de “mano dura” contra las pandillas. Y esa popularidad hacía que marcara en las encuestas de intención de voto de hasta 81 %, muy por encima de sus rivales que marcaban entre el 1 y el 4 por ciento.
Previo a la jornada electoral, Bukele les pidió a los salvadoreños apoyar con su voto la continuidad del estado de excepción para preservar los logros de la “guerra” contra las pandillas de ese país.
“Es importante que votemos para garantizar que tengamos una Asamblea Legislativa que pueda continuar aprobando el régimen de excepción”, dijo Bukele en una conferencia de prensa, tras ejercer su derecho al voto.
Al tiempo, le bajó la caña a las críticas de organismos de derechos humanos al régimen de excepción vigente desde marzo de 2022, al señalar como “errores” las detención de miles de inocentes. Ante esto, dijo que todas las policías del mundo arrestan inocentes y defendió que El Salvador tenga la tasa de encarcelamiento más alta en el mundo y recordó que era “la capital de homicidios del mundo”.
“El Salvador estaba con metástasis, pero hicimos cirugía, estamos en radioterapia y vamos a salir sanos ya sin el cáncer de las pandillas. Lo que viene es un período de prosperidad porque ya no hay un freno para poner un negocio, ya no hay freno para estudiar, ya no hay freno para trabajar, ya no hay freno para el turismo”, expresó el mandatario.
Claves del éxito electoral
Tras un sangriento fin de semana con 87 asesinatos, en marzo de 2022 Bukele instauró un régimen de excepción que lleva casi 76.000 detenidos y redujo drásticamente los homicidios (2,4 por cada 100.000 habitantes en 2023) en un país que llegó a ser el de mayor violencia criminal del mundo (tasa de 106 en 2015).
Pero organismos como Human Right Watch y Aministía Internacional, además de grupos humanitarios locales, denuncian “detenciones arbitrarias”: más de 7.000 personas han sido liberados por ser inocentes.
Estas cifras le generan un rédito al presidente que se ve y oye en las calles. Como por ejemplo Álvaro Pérez, un carpintero de 47 años, en San Salvador, que le dijo a la AFP que “tenemos un presidente que gobierna para los salvadoreños. A esto le llamamos paz, tranquilidad y libertad... Pensé que era algo que mis ojos nunca iban a ver”.
Sin embargo, estos comiciones estuvieron empañados por las críticas de los opositores del Gobierno que señalan que Nayib Bukele instaló una “dictadura”, el mandatario negó que esté atentando contra la democracia y respondió que “nosotros no estamos sustituyendo la democracia, porque El Salvador jamás tuvo democracia, por primera vez en la historia que El Salvador tiene democracia, y no lo digo yo, lo dice el pueblo”.
Esta jornada electoral se desarrolló en tranquilidad, según la Policía y el Tribunal Supremo Electoral (TSE), entidades que afirmaron que no se registraron percances en la jornada electoral que inició a las 7 de la mañana y cerró a las 5 de la tarde (hora local).
La otra cara de la moneda en El Salvador
Como alguien tiene que llevar la contraria, en este país no es la excepción. Así es el caso de Maricela Méndez, de 35 años, que estuvo presa cinco meses, embarazada. “Vivimos en un país militarizado. Es una seguridad a costa de libertad y de inocentes, sobre todo de jóvenes”, dijo a la AFP haciendo énfasis en su inocencia.
Miguel Juárez, un taxista de 37 años, dice que votó por Bukele cuando ganó en 2019 con 53%, pero esta vez no lo hará “aunque trate de amedrentar” diciendo que con la oposición se “volverá al pasado”.
“Hay gente resentida porque se les han llevado a sus familiares y son inocentes. Hay además corrupción y la vida está muy cara”, argumentó.
Amnistía Internacional registra además “236 casos de desapariciones forzadas” y “más de 200 muertes bajo custodia del estatal”, y señala que El Salvador es el país con la mayor tasa de encarcelamiento del mundo, con 102.000 presos.
