No soplan buenos vientos en el Pacto Histórico, hay denuncias contra varias de sus más importantes figuras. La polvareda parece coyuntural, pero leída en clave de elecciones podría tener serias repercusiones para el futuro del petrismo con miras a 2026.
En el centro de la controversia aparecen baluartes y líderes del calibre de David Racero, María José Pizarro y Gustavo Bolívar. Hoy figuran como protagonistas de sendos enfrentamientos –que de paso ponen al descubierto las costuras de la alianza–. Además, están en el centro de señalamientos que hacen tambalear su mentado discurso de lucha contra la corrupción, tráfico de influencias o clientelismo.
Sin duda, las miradas están puestas en el representante Racero, quien ha forjado su carrera a punta de mordaces y vehementes críticas a la clase política tradicional, pero que ahora aparece salpicado en un escándalo por presuntamente solicitar dinero a sus asesores, así como someterlos a quehaceres que distan de sus funciones. Por si fuera poco, es señalado de pedir aparentes puestos en el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena).
Se trata de conductas que difieren de sus propias consignas, como “vinimos a dar ejemplo, no vergüenza” o “vinimos a servir, no a servirnos”. Las denuncias ya están en manos tanto de la Corte Suprema de Justicia como de la Procuraduría, que este lunes abrieron investigaciones.
La nuez del asunto son las revelaciones del periodista Daniel Coronell, que puso al descubierto conversaciones entre Racero y Estefanía Montoya, quien fue su asesora. Uno de los chats data de diciembre de 2019, en el que se evidencian supuestos pagos y transacciones con base en deducciones de su salario. A esto se suman consignaciones a la tarjeta de crédito del congresista.
En medio de los cuestionamientos, Montoya enfatizó en que “nunca hubo una conducta indebida” y reclamó que todo obedece a “un pantallazo descontextualizado”.
“Entre nosotros, y atendiendo a cuestiones privadas del ámbito de la amistad, hubo ocasiones en las cuales nos prestábamos dinero”, dijo.
El otro caso es el de Leonardo García, quien estaba asignado como conductor de Racero, pero que terminó atendiendo un negocio particular de venta de frutas y víveres que montó el representante en época de pandemia. “Necesito su apoyo en el fruver y, tal vez, en otras cosas varias”, decía Racero en enero de 2021.
Ante ello, Racero se pronunció, asegurando que él mismo le pidió a los entes de control investigar su comportamiento: “Todo debe esclarecerse para que no haya la más mínima duda sobre algún tipo de irregularidad”.
Sin embargo, cuando aún trataba de hacer frente al escándalo, este lunes se conoció otro controvertido chat en el que habría pedido puestos en el Sena por medio de su tío, José Luis Mayorca. La conversación era nada menos que con Jorge Londoño, excongresista de la Alianza Verde y actual director del organismo.
En el chat, Racero pregunta: “¿Crees viable que los puestos del Centro Democrático nos los den a nosotros en Cesar, de OPS (contratos de orden de prestación de servicios)?”. Londoño responde: “Claro que sí. Pero déjale alguito a los verdes”.
En respuesta, el congresista replicó riéndose y pidiendo que su tío José Luis gestione esos puestos. “Jaja. ¿Le puedo decir a mi tío que hable con el director regional sobre eso?”.
José Luis Mayorca saltó a la palestra hace un año, cuando se conoció que, siendo Racero presidente de la Cámara, esa corporación contrató a tres financiadores de la campaña que hizo Mayorca a la Gobernación del Cesar.
Pelea de pesos pesados
Semejantes cuestionamientos contra una de las cabezas más visibles del Pacto Histórico hicieron pasar de agache la pelea que protagonizaron Gustavo Bolívar, actual director de Prosperidad Social, y la senadora María José Pizarro. Se trata de dos de las figuras más opcionadas para quedarse con la bendición de Petro con miras a la Presidencia en 2026; sin embargo, parece que hoy son más las diferencias que los distancian que lo que los une.
Mientras que Bolívar aseguró en una entrevista que no tendría “ninguna relación” con Pizarro –“ni en el futuro habrá, ni nunca”–, dejando entrever que no es un buen ser humano, la senadora respondió que “defender ideas justas debe estar por encima de valoraciones personales”.
Esa tensión se suma a la soledad que parece sufrir la senadora Isabel Zuleta con su proyecto para darle vía libre a la reelección presidencial. No solo aún no suma las firmas necesarias para radicarlo, sino que cada tanto y con cada vez más vehemencia el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, sale a desmarcarse y expresar su rechazo.
Para Jorge Iván Cuervo, analista político y profesor de la Universidad Externado, la puja entre Bolívar y Pizarro desnuda una “confrontación interna para ver cómo se posicionan las distintas figuras de cara al 2026”, teniendo en cuenta que Pizarro y Bolívar puntean en las encuestas.
Frente al caso de Racero, advirtió que, de comprobarse las presuntas irregularidades, “sería un golpe duro para la bancada y afectaría, aún más, la idea de que el Pacto tiene un discurso y una práctica anticorrupción”, explicó.
A su turno, el profesor Sebastián Lippez De Castro, decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana, aseguró que este tipo de conflictos y escándalos evidencian que “por mucho que el Gobierno haya intentado realizar otras prácticas, en realidad no ha podido transformar la forma de hacer política. El cambio está en las políticas, pero no en la forma de hacer política, por ahora”.
En esa línea, Andrés Parra, profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes, señaló que el discurso anticorrupción del Pacto ya está afectado, “pero no por el caso de Racero, sino por otros escándalos, especialmente por el problema de la UNGRD. Me parece que el caso de Racero no quita ni pone mucho en este tema”.