El 13 de mayo la Virgen María bajó de los cielos a Cova de Iría". Este cántico, que muchos aprendimos de niños es en honor a la Madre de Jesús, bajo la advocación de Fátima, que este año coincide con la celebración del Día de la Madre.
En este mes, cuando más se exalta la devoción mariana, EL COLOMBIANO presenta una colección con seis de las vírgenes que más devotos tienen en Colombia, más allá, incluso, de la propia Virgen de Chiquinquirá, patrona de nuestro país.
En total serán seis entregas, a partir del próximo sábado 12 de mayo. Cada una contendrá una imagen en polirresina con alto nivel de detalle; una medalla tipo italiana con baño de plata envejecida; una estampa con los misterios del santo rosario y un Libro de 24 páginas con la historia, novena y principales oraciones de cada virgen.
Tan antigua
La veneración a la Santísima Virgen es tan antigua como la Cristiandad misma, explica el sacerdote Alonso Morales Duque, OFM. "Ya el mismo Jesús en la Cruz encomendaba a su "discípulo amado" que cuidara de su madre".
La veneración se fue transformando en devoción. Monseñor Darío Múnera Vélez , ex rector de la UPB y autor del libro La Virgen María, Madre de Dios, en la Liturgia, señala dos fundamentos claves en la devoción: "María, la creyente. La figura y la actitud de María lucen y brillan en su fe. Una fe que es confiar en Dios y obedecerlo".
La mediación de María es otro punto importante: "El mismo Concilio Vaticano II menciona a María con el título de Mediadora y Juan Pablo II explica que la especificidad en la mediación de María está en el hecho de que es una mediación materna, ordenada al continuo nacimiento de Cristo en el mundo, en la humanidad, en la Iglesia, en las comunidades y en cada creyente", agrega Monseñor Múnera.
La devoción se transformó a su vez en dogmas. Y a ellos, agrega el padre Morales, la piedad popular se va encargando de llegar a María y hacerla un poco más cercana a su vida. Así aparecen las oraciones, las advocaciones, las apariciones y los santuarios.
Otros nombres
Muy pronto aparecen también las letanías o súplicas repetidas, recitadas en forma dialogada, cantadas o rezadas, que acompañaban una procesión o una celebración.
En estas letanías, explica el padre Alonso Morales , se daban diversos nombres a la Virgen según las experiencias que se van teniendo de su protección o para pedirle o para darle gracias. Y no podían faltar los lugares, espacios construidos para venerar y honrar a María. Las apariciones y los santuarios marianos son un capítulo amplio y generoso de la devoción y piedad filial con que se honra a la Madre de Dios.
Estos santuarios y apariciones comienzan a hacerse presentes ya desde el primer siglo de la era cristiana, y su número ha aumentado considerablemente en el curso de los siglos. En nuestra América tenemos Guadalupe, en México; Chiquinquirá, en Colombia. Santuarios para honrar sus virtudes como La Milagrosa o Perpetuo Socorro. En todo esto se trata de la misma persona, la madre de Jesús, la madre de Dios, la madre de la Iglesia.
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