Blanca Cecilia Giraldo Corrales dejó atrás esos días de angustia porque no tenía con qué pagar la energía, esperando que en cualquier momento los operarios de Empresas Públicas de Medellín (EPM) llegaran a su casa en el barrio Moravia "a mocharle la luz".
Esta manipuladora de alimentos, de 43 años, ya no tiene que sentarse con su esposo a lamentarse y buscar al prestamista usurero para ajustar lo que sus ingresos no alcanzan a cubrir. "Era comprar la comida o pagar los servicios: no había de otra".
Después de refinanciar sin éxito una y otra vez la deuda acumulada de servicios públicos, de pasar semanas sin prender un bombillo o el televisor, se pasó en mayo de 2008 al programa de energía prepago de EPM y desde entonces se convirtió en la 'gerente' del consumo de electricidad en su casa.
"Uno se vuelve como más consciente de lo que gasta y está pendiente de que no haya focos prendidos sin necesidad, de que no toda la ropa hay que plancharla, de que el fogón es mejor a gas", comenta la señora, quien cada cuatro días compra 13,2 kilovatios con dos mil pesos.
Y cuando no está, su hijo menor de 8 años es el 'gerente' encargado de ir al punto de Baloto del barrio y después marcar los 20 dígitos del PIN antes de que el medidor comience a pitar.
Incluso su madre, que vive en el primer piso de la casa, se pasó a la energía prepago hace 15 días y dice que fue lo mejor: "Ya no se llevan la energía, yo voy por ella a la esquina", comenta Luz Marina Corrales antes de lanzar una carcajada.
Como la familia Giraldo Corrales, ya son otras 70.000 familias de escasos recursos de Medellín que encontraron una solución consecuente con sus ingresos en este programa, que desde 2007 se masificó y desde este año comenzó a llegar a otras regiones de Antioquia, donde ya se suman más de 13.000 medidores instalados. Entre ellos se cuenta la casa de Eufradis Burgos Torres, en Necoclí. Ella tiene una tienda en su casa y confiesa que se veía a gatas para poder pagar las cuentas de hasta 300.000 pesos mensuales.
"Antes tenía que echar de a 10 mil pesos diarios en una carterita para ajustar los servicios, ahora sé que me bandeo con 20.000 pesos de recarga cada cuatro días, y eso sí, nada de ventiladores prendidos soplando a la pared", comenta Eufradis.
Facilitar el acceso
Aunque esta modalidad resulta más costosa para EPM es, junto al programa de electrificación rural (Antioquia Iluminada), la forma de llevar calidad de vida a los hogares antioqueños más humildes.
Cada instalación cuesta cerca de 300.000 pesos que no se transfieren al usuario, y cada transacción vale entre tres y cuatro veces más que la modalidad postpago, teniendo en cuenta que el promedio de recargas al mes es de 11 por cada medidor.
"Al facilitar el acceso al servicio, también se han disminuido las conexiones fraudulentas y hemos podido refinanciar la deuda al 70 por ciento de los beneficiarios que eran morosos o tenían suspendido el servicio", explica Néstor Encinales Gallo, gerente de Transmisión y Distribución de Energía de EPM.
Hasta ahora se han invertido más de 35.000 millones de pesos en el programa y la facturación es de 32.971 millones de pesos, sin contar otros 30.000 millones que provienen del subsidio otorgado por el gobierno a los primeros 130 kilovatios de consumo al mes en los estratos 1, 2 y 3.
Por ejemplo, en el caso de Blanca, el subsidio es del 60 por ciento por ser de estrato 1 y, en el de Eufradis, del 50 por ciento, por estar en estrato 2.
"Si bien la tarifa es la misma, los usuarios hacen un esfuerzo por restringirse en el consumo porque saben todo el tiempo cuánto gastan y en qué pueden ahorrar", señala Beatriz Castaño Otálvaro, subgerente Comercial de Distribución de Energía de EPM.
Exploran tecnología local
Hasta ahora, los 106.473 medidores instalados hasta el 31 de mayo pasado han sido importados desde Sudáfrica, pero desde hace dos años EPM comenzó a trabajar con una empresa de ingeniería local para desarrollar un modelo propio y más económico.
"Son equipos muy exigentes que deben cumplir estándares internacionales. Sin tener una fecha precisa para implementar el medidor, ya se han hecho pruebas hasta en laboratorios europeos", afirma Encinales.
Frente a los positivos resultados de la energía prepago, EPM tiene en marcha un piloto con agua potable en 300 hogares de Medellín, que tenían el servicio suspendido.
Blanca es la primera que espera que masifiquen ese modelo para pasarse. Hace 15 días no es la falta de energía sino de agua la que le quita el sueño: "ojalá pongan rápido el agua prepago, eso sería un gran alivio", dice Blanca.
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