“Las ciudades son un conjunto de muchas cosas: memorias, deseos, signos de un lenguaje”, escribió Italo Calvino, en el libro Las ciudades invisibles. San Andrés es, por lo menos, dos ciudades, dos formas del paraíso.
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Un paraíso genérico, casi universal, que se resume en playas de arena blanca, un par de palmeras y aguas tranquilas y cristalinas. Una imagen a la medida de la publicidad, un deseo común.
Y un paraíso que no es paisaje, sino historia, tradición: la cultura raizal, que se concreta en una gastronomía exquisita, en el creole –lengua criolla caribeña–, en músicas y costumbres que construyen sus formas de entender y vivir la vida. Un paraíso en riesgo.
“En los años 50 llega Rojas Pinilla aquí y habla del puerto libre, después en el Congreso convierten esa iniciativa en la Ley 127 del 59 y nos convierten en un San Andresito, en un sitio para venir a comprar. Eso genera una especie de tsunami de gente. En el año 60 éramos 7.000 habitantes en todo el archipielago, 30 años después eso explotó (según el censo de 2020 el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina presentaba una población 63.692 personas) y obviamente eso tiene un efecto que modifica el idioma, las costumbres, las raíces, la cohesión social”, dice Kent Francis, ex gobernador de San Andrés y uno de los fundadores del Green Moon Festival.
Esa fue una de las razones que llevó a la creación del festival musical en 1987, proteger y enaltecer la cultura raizal, fortalecer los lazos con los países del caribe, o mejor, con el gran país que es el Caribe.
“Hace 200 años éramos un solo pueblo, pero empezaron a construirse países y cada uno empezó a tener banderas distintas, límites, obstáculos y la integración se fue cerrando. El festival nace por la necesidad de abrazarnos. Cuando uno abre los brazos en San Andrés un brazo está en Jamaica y otro en Nicaragua, queremos que Colombia no termine en la frontera, sino que se extienda”, dice Francis.
Eso es el festival, una apuesta por crear lazos, por mantener el vínculo entre los países caribeños, y por acercar a la Colombia continental al Caribe, a su cultura y sus formas. Porque esa explosión poblacional que menciona Francis ha tenido un impacto enorme en la población raizal, en sus costumbres.
“Antes del año 60 la gente que llegaba del continente se raizalizaba porque necesitaba integrarse, entonces aprendían las maneras, el idioma, pero a partir del 60 llega tanta gente que ya no necesitan integrarse porque tienen ya formados sus propios círculos”, dice Francis.
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Por eso, además del Green Moon Festival, en San Andrés están desarrollando un circuito de turismo cultural para que la gente que visite la isla conozca mucho más que sus playas.
Entre las actividades y lugares que hacen parte de esta iniciativa está EcoFiwi, un recorrido por el manglar Old point en kayaks transparentes que permiten admirar la fauna marina durante el trayecto, además de caretear alrededor del manglar. Incluye visitas a la primera iglesia Baptista de San Andrés, fundada en 1847, al Museo Pirata, que cuenta la historia de la isla de forma bastante didáctica, tecnológica y entretenida. También se va a la Casa Museo Isleña, donde se conocen las formas de vida típicas de la isla, a Bahía Sonora, una posada que es también galería de arte y música, y al Rondon Tour, un experiencia gastronómica para que los visitantes aprendan a hacer rondon, una comida tradicional que guarda la historia de la isla.
El plato emblema de San Andrés
“Un día los dueños de las plantaciones tenían un fiesta grandísima y los esclavos no estaban trabajando, entonces entre todos se reunieron e hicieron comida. Cada uno aportó lo que cosechó o lo que encontró en el camino y como venían de la parte alta de la isla, venían bajando, lo terminaron rondón, en inglés run down, corre hacia abajo. Hasta el sol de hoy se hace de la misma manera”, dice Stacy Hooker, del Rondon Tour.
El plato incluye yuca, platano maduro, plátano popocho, batata, dumpling (tortas de harina), caracol, cola de cerdo, leche de coco, pescado y fruta pan. Aunque puede variar porque depende de lo que haya, de lo que cada uno traiga. Es una comida para el encuentro, para la celebración, una comida que sabe a libertad. El tour, además del plato incluye música en vivo a cargo de Tropical Vibez, un cuarteto que presenta una selección de las músicas de la isla –Calypso, Reggae, soca y Zouk–. De paso enseña a tocar los instrumentos típicos de la isla: la quijada de burro y el tináfono, un recipiente redondo hecho de zinc que se utiliza para lavar ropa pero con el tiempo se convirtió en uno de los instrumentos fundamentales de las músicas tradicionales y populares del archipiélago, pues hace las veces de bajo.
–¿Cómo nació el Rondon Tour?
–Una amiga que vino de Holanda tenía ya seis días aquí y me dijo: “ya he ido a las playas, quiero que me recomiendes algo diferente para hacer” y se nos ocurrió hacer un rondon en la playa de Tom Hooker con mi familia y a ella le gustó tanto ver el proceso de preparación y los ingredientes que yo dije, “esto puede ser un atractivo para los turistas” y así empezamos. La finalidad es que la gente pueda conocer la cultura gastronómica de San Andrés, porque la gente viene mucho a las playas y no está mal, pero San Andrés tiene mucho que ofrecer, la gastronomía es exquisita y queremos que la gente la conozca y se lleve de aquí”, dice Ronald Ramos, creador del tour.
Según datos de la Secretaría de Turismo de San Andrés, en 2023 la isla acogió a 74.583 turistas nacionales e internacionales entre el 1 y el 24 de diciembre. Y este año, solo contando los puente festivos del 31 de mayo al 3 de junio, y del 7 al 10 de junio, hubo un total de 20.431, de esos 8.954 fueron nacionales y 1.699 fueron extranjeros.
Una cifra alentadora para el sector turístico que representa el 98% de la economía de la isla y que se había visto golpeado con cese de operaciones de las aerolíneas Viva y Ultra Air pues los vuelos que llegaba a la isla se redujeron drásticamente, pasando de un promedio de 32-35 diarios a apenas entre 8-11.
Ahora que el turismo está al alza, la apuesta es por que ese turismo se interese por la cultura local, que Colombia conozca a San Andrés, y que San Andrés sea la puerta de Colombia al Caribe y al mundo.
“Que nos conozcan y nos reconozcan”, como dice Riolicia Silva, de la Casa Museo Isleña.
*Reportería realizada en el contexto de un viaje organizado por Fontur.
