Son leyendas vivas de la alta costura, algunos de ellos activos, mientras que otros han querido dar un paso y apartarse para que la dirección creativa de los emporios que crearon queden en nuevas manos. Aún después de esas decisiones, sus nombres ya son marcas establecidas y memorables en la industria de la moda.
Con la futura desaparición de ellos (ver ayudas), así como se dio recientemente con la muerte de Karl Lagerfeld, morirá esa figura de diseñador emblemático, icono o leyenda, ya que esta industria está cambiado sus líderes como sus colecciones, poniendo en sus tronos talentosos personajes con nombres que, aunque resuenan, no conseguirán crear el eco que alcanzaron los de antes.
“Hoy no es tan fácil que un diseñador consiga esa imagen de figura legendaria que solían tener los del pasado; pero eso no quiere decir que sea imposible. Y no es tan sencillo porque la moda hoy no se centra en el culto a la personalidad del diseñador, está más bien comprometida con la generación de experiencias que traspasan la vestimenta y con intereses que la vinculen a sus consumidores finales”, explica el docente de la Universidad Pontificia Bolivariana, William Cruz Bermeo.
Camilo Guerrero, profesor y coordinador de algunas asignaturas de formación continua enfocadas en la moda en LCI Bogotá, resalta que si se revisa la historia de las grandes marcas de moda, al frente de ellas hay una generación muy virtuosa, personajes que no solo buscaban presentar una propuesta estética valiosa, sino que, además, hicieron de ellos mismos una figura legendaria.
Lo que crearon, el universo de la alta costura, les dio esa distinción, apunta el docente Guerrero, lo que ha abierto debates en los que se cuestiona si sus diseños alcanzan el calificativo de arte.
“Ellos diseñaron este ecosistema de moda y fueron determinantes en la construcción de las identidades de sus marcas, algo que ahora es difícil de conseguir por la alta rotación de los directores creativos”, indica Guerrero.
Para Cruz Bermeo, personajes como John Galliano, en su etapa como creativo en Dior, o Albert Elbaz en su rol en Lanvin, les demostraron a las compañías a las que pertenecen las marcas “que el super estrellato del diseñador podía ensombrecer la firma”. POR QUÉ
El profesor de la UPB comenta que de hecho, desde la salida del diseñador Elbaz de la casa de moda francesa Lanvin, esta no ha vuelto a ser la misma. “Y en el caso de Dior, le tomó bastante recuperar la notoriedad mediática. Y si bien los diseñadores actuales de ambas firmas salen en prensa, su brillo en los medios no es comparable al de sus predecesores ya que existía un culto a su personalidad”.
El profesor Cruz Bermeo se refiere a María Grazia Chiuri (Dior) y a Bruno Sialelli (Lanvin); como ellos, hay otros personajes que, a pesar de estar al frente de la dirección creativa de grandes emporios, no son tan conocidos popularmente y rotan por las casas de moda según su éxito y sus decisiones. Anthony Vaccarello trabaja para Yves Saint Laurent, Sarah Burton en Alexander McQueen, Riccardo Tisci para Burberry, Paul Surridge en Roberto Cavalli y, hasta hace poco, Raf Simons lo hizo para Calvin Klein, empresa que está en busca de un nuevo director creativo..
Aún quedan vivos iconos como Paco Rabanne (85) y Emanuel Ungaro (86), quienes dejaron de dedicarse a la alta costura desde 1999 y 2004, respectivamente; Calvin Klein (76), quien cedió su puesto de director creativo en 2003; Carolina Herrera (80) que ya lleva un año tras dejar la dirección creativa de su marca y Roberto Cavalli (78), que vendió su compañía en 2015.
Los nombres mencionados anteriormente, así como el Karl, Yves, Giorgio, Valentino evocan la gloria para el profesor William, y ese estatus, según él, es difícil para las nuevas generaciones; “quizás se estén construyendo nombres así de gloriosos, pero cuesta saberlo hoy, en parte porque esos personajes se construyeron con muchas décadas de trabajo”.
¿Habrá un Karl o un Yves? El tiempo lo dirá.