Señorita 89 es una serie mexicana que tiene componentes latinos muy reconocibles, que pueden suceder en cualquier país de América Latina con relación a los reinados de belleza.
La primera temporada se movió en México, a finales de los 80. Y ahora, con una reina elegida, la segunda temporada se traslada al México de 1990 cuando “el futuro del certamen de belleza más popular del país pende de un hilo mientras las principales cadenas de televisión se disputan por imponer a su reina de belleza y La Encantada (la finca donde se preparan las candidatas) y los sueños de Concepción —la matriarca del concurso— se vienen abajo”, dice la reseña oficial.
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Desde la primera entrega se afirmó que la idea no ha sido victimizar a las reinas sino más bien que esta serie logre ser una ventana crítica que con su narrativa genere una reflexión.
La serie es protagonizada por Natasha Dupeyrón y Leidi Gutiérrez, con Dolores Heredia, Juan Manuel Bernal e Ilse Salas. EL COLOMBIANO conversó con uno de sus productores, Juan de Dios Larraín, el reconocido chileno que también ha estado al frente de películas como Jackie (con Natalie Portman) o la recién nominada al Óscar, El Conde.
Hay varios aspectos que veo que quisieron continuar en esta segunda temporada, como los flashbacks y la voz de la narración. ¿Siempre fue esa la idea inicial o hubo cambios en el proceso?
“Sí, fue una idea que tuvimos desde el principio. A medida que avanzábamos, nos dimos cuenta de que en la segunda temporada, con los personajes ya establecidos, teníamos la oportunidad de profundizar en capas que aún no se habían explorado. Inspirados en series como Breaking Bad y The Sopranos, decidimos adentrarnos en la profundidad de los personajes a lo largo de estos nuevos episodios. Esperamos poder seguir profundizando en una tercera temporada, explorando los motivos de los personajes que a menudo se remontan a pasados dolorosos, y comprendiendo que los villanos no siempre son tan malos y los héroes no siempre son tan buenos”
Eso le iba a preguntar, porque esta historia no es en blanco o negro. Hay una zona gris muy interesante...
“Sí, hay una razón por la que la primera temporada se centra en presentar a los personajes y la temática. Toma tiempo establecer todo eso. Pero una vez que esa base está establecida, podemos adentrarnos en lugares mucho más interesantes desde el punto de vista dramático y narrativo, explorando el desarrollo de los personajes y demás”.
Señorita 89 aborda temas que son males comunes en nuestros países de América latina, desde la corrupción, la ambición y demás, ¿fue una de las razones por las que le llamó la atención y quiso participar en este proyecto?
“Nosotros partimos de la idea inicial de los concursos de belleza, que son una especie de fenómeno latinoamericano inspirado en la cultura estadounidense. El concepto de belleza de finales de los 80 cambia con el tiempo, lo cual es afortunado, ya que sugiere una idea de felicidad y belleza que, en realidad, esconde un camino largo y oscuro para llegar a ese ideal.
Esa dualidad fue lo que nos pareció sumamente interesante, ya que permitía explorar personajes complejos y fascinantes. En la segunda temporada, nos adentramos en las entrañas de la televisión y en la lucha de poder, donde lo que se muestra en pantalla es solo la punta del iceberg, y lo que sucede detrás para generar esa imagen es muy diferente, con estructuras de poder, abusos y ambiciones. Todo esto está relacionado con la idea del éxito, lo cual es muy interesante. Logramos encapsular todo esto en algo sumamente entretenido, con personajes fascinantes. Creo que lo que hace a Señorita 89 destacar y nos llena de orgullo es que logra combinar ideas profundas con una narrativa accesible que conecta con una gran audiencia. Y eso es lo más interesante para nosotros como productores: juntar una idea profunda y que resuene ampliamente con el público, como es el caso de esta serie”.
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La serie se desarrolla en México. No sé cómo sea Chile, pero en Colombia los reinados han sido eventos que mueven a la sociedad. Ha cambiado eso, pero aún se viven, ¿cómo ha sentido esa recepción en diferentes regiones de América Latina?
“El video de la belleza es algo que cruza Latinoamérica. A Latinoamérica le ha costado reconocer la belleza que tienen los mismos latinoamericanos porque miramos mucho la cultura gringa. Escuchamos su música, nos vestimos con su ropa, muchas veces comemos su comida. Por eso creo que desarrollar la identidad es algo súper interesante, pero al mismo tiempo complejo. Si la serie viaja es genial, pero primero es comunicarlo entre latinoamericanos y hoy unos chilenos con la supervisión de argentinos pueden producir una historia mexicana y luego una colombiana puede conversar con un chileno acerca del estreno, es bien interesante”.
Hay una pregunta que se da en el tráiler de la serie: ¿Los concursos de belleza sí sirven para algo?
“Yo creo que sería interesante que haya un reinado con una diversidad de belleza increíble para descubrir nueva belleza. Hay que preguntarse por la belleza como algo inherente al ser humano, yo creo que la pregunta de la belleza es muy pálida y el arte aspira a eso, pero tener un patrón definido estructurado que sea culturalmente impuesto me parece terrible. Tenemos que mirar el vaso medio lleno y ser optimistas y estar alegres porque esto ha cambiado algo, pero todavía nos queda mucho más”.