Martín Mejía Roldán nació el 5 de mayo de 2019, tres meses antes de lo esperado y con un peso de apenas 786 gramos. Eran las 8:34 de la mañana cuando Ana Isabel, su madre, ingresó a la sala de partos de la Clínica El Rosario por una preeclampsia severa. Completamente inconsciente por la anestesia general, dio a luz a su hijo con 27 semanas de embarazo. Martín, un guerrero de siete meses, luchó contra todas las adversidades que esto implica. “El apoyo del personal de la Clínica fue muy bueno, todo el equipo de trabajo tiene una gran calidad humana y eso nos ayudó mucho en esta situación tan difícil”, cuentan los padres de Martín.
En la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales de la Clínica El Rosario se gestan lazos de amor desde el primer momento de vida. A pesar de los rigurosos protocolos para entrar en contacto con un recién nacido, especialmente cuando son prematuros, el equipo médico de la institución viene aplicando desde 2017 nuevas medidas, basadas en la humanización y el amor, que le permiten a la familia tener un mayor contacto con el bebé de lo que normalmente está autorizado en los centros médicos de la ciudad.
Ver al nuevo integrante de la familia a través de un vidrio, sin poderle hablar o acariciar, no resultaba muy humano para las Hermanas Dominicas de la Presentación, quienes incansablemente sirven con amor bajo el legado de su fundadora Marie Poussepin. Desde el primer día, los padres pueden tener contacto con su hijo (así fue el caso de Martín, cuando su padre, Tomás, lo visitó aquel 5 de mayo). También los abuelos y hermanos mayores de siete años pueden visitar al recién nacido para evitar la ruptura de ese vínculo que se venía gestando desde el vientre.
Con este cambio, los médicos observaron que los bebés empezaron a comer con mayor facilidad y así a aumentar de peso más rápido. De esta manera, los recién nacidos no tienen que pasar tanto tiempo en hospitalización y pueden ir más pronto a su hogar.
Experiencias exitosas
Ese sentido humano también se ha potenciado en diferentes áreas como ortopedia, neurocirugía, oncología, así como en la unidad cardiovascular donde, por ejemplo, se presentan casos en los que la condición nutricional, cultural, religiosa o económica del paciente, dificultan el acceso a un tratamiento. Por eso, a través de Corazón Instituto Especializado (servicio de Cardiología de la Clínica El Rosario) se brinda la oportunidad a personas en cuatro situaciones complejas diferentes, para acceder a procedimientos cardiovasculares (ver recuadro inferior).
Asimismo, el grupo de enfermeras líderes que se encarga de atender las cuatro unidades básicas de oncología de la institución ha identificado las dificultades que enfrentan las familias a la hora de resolver los trámites administrativos necesarios para poder iniciar un tratamiento, luego de que un paciente recibe un diagnóstico de cáncer. Por eso, crearon una consulta especial para cada paciente donde, en lugar de recibir el diagnóstico, escuchan sus miedos y cuestionamientos, los acompañan al momento de su ingreso y los preparan para el inicio de su tratamiento. Se trata de un proceso de humanización en la atención de los servicios de alta complejidad.
En una etapa posterior, cuando el tratamiento ya ha iniciado, las enfermeras también se encargan de tener una cita de una hora y media a la semana con cada paciente para acompañarlo física, emocional y espiritualmente. Allí le ayudan, no solo al paciente sino a su familia o cuidador, a integrarlos en su tratamiento y resolver sus dudas; a entender que la enfermedad es una situación humana, donde siempre habrá mucho por hacer, y que en la Clínica El Rosario encontrarán la mejor atención basada en la seguridad, integralidad y carisma de su personal.
