El control político, impulsar proyectos o llevar recursos a sus municipios es lo que más mueve a los candidatos que buscan sentarse en la Asamblea, por lo que es una opción que llama la atención para quienes emprenden la carrera política.
Por eso, los partidos se disputan las 26 curules –cada colectividad tiene la posibilidad de presentar el mismo número de aspirantes–, pero por la complejidad de la campaña, a las colectividades y sus aspirantes se les vuelve enredado incluso hasta tener una lista completa, por ejemplo, el Partido Liberal únicamente avaló a 12 candidatos y el Conservador tiene 22.
El balance reciente para la Asamblea de 2015 dejó ver a un uribismo ganador con siete curules y una votación de 373.314. En su orden lo sigue el liberalismo, con cinco puestos y 279.958 votos; el conservatismo (26.359) y La U, con cuatro (214.167); Cambio Radical (150.847) y los verdes con dos diputados (105.074), y el Polo (78.689) y la ASI (62.764) que cuenta con un representante cada uno.
Sin embargo, los votos en blanco son 341.495, casi la misma cifra del uribismo, el partido más votado, y los no marcados llegaron a 319.721 en la última elección. Sumando ambos sufragios, duplicarían la votación de todas las convergencias políticas.
Corporación distante
En esta correría no es visible ni la campaña ni la Asamblea. De la cruzada política se discute poco y no se encuentra entre las primeras opciones a elegir por los ciudadanos que quieren hacer política, incluso, como comentó un candidato: “Los votantes llegan al puesto de votación, pero incluso no tienen escogida su opción”.
El consultor político José Fernando Valencia, afirma que “el voto para la Asamblea es complejo porque la gente desconoce sus funciones y su existencia, entonces es una tarea difícil movilizar a la ciudadanía por algo que no sabe que existe”.
De igual forma, el director de la Maestría en Comunicación Política de la Universidad Eafit, Néstor Julián Restrepo, manifestó que hacer campaña y conseguir votos para esa corporación es una de las tareas más duras porque el ciudadano desconoce qué hace un diputado.
Sin embargo, añadió que la elección es clave porque su caudal electoral es la cuota inicial de un grupo político o de los aspirantes para llegar a la Cámara de Representantes, que es el siguiente paso a dar en la carrera política.
Por su parte, cabe resaltar que la campaña, conforme comentó Restrepo, es de maquinaria ya que prima el voto amarrado que se consigue con estructura en los territorios. “Es una votación clientelar, a partir de eso sostienen a una base electoral y construyen el poder en una región determinada”, puntualizó.
Entre estrategia y dificultad
Para mantener lograr el caudal electoral que los catapulte a una curul en la Asamblea, los candidatos crean estructura, hacen pedagogía y recorren el territorio. Pero algunos aspirantes señalaron que la campaña es costosa y necesita apoyos en las zonas.
Por ejemplo, el candidato de los verdes, Diego David Ochoa, del equipo del senador Juan Luis Castro, indicó que cuenta con equipo de trabajo en las 9 subregiones de Antioquia, que hacen presencia en 60 municipios y 38 candidatos a la Alcaldía lo apoyan. Su equipo lo cimentó en la campaña a la Cámara del 2018.
De igual forma, el candidato por el Polo, Luis Peláez, dijo que su fórmula es visitar las comunidades que más puede y en su partido cuenta con “500 candidatos a concejos en toda Antioquia y 38 candidatos a Alcaldías que luchan por intereses alternativos”.
No obstante, los candidatos tienen su maquinaria, pero también aprovechan el momento para hacer pedagogía. Andrés Mesa, candidato del Partido Liberal, expresó que “la gente siente que la Asamblea no le sirve. Hacer campaña al Concejo es más fácil, porque la Asamblea te implica recorrer un departamento, el nivel de competencia es muy alto y la política tradicional es más vigente”.
Verónica Arango, aspirante por el Centro Democrático, del equipo de los Paolos (liderado por Paola Holguín), tiene a 20 candidatos a Alcaldías y 95 concejales apoyándola, pero afirma que es importante “concientizar a los ciudadanos sobre qué hace un diputado y la Asamblea, para evitar la abstención”.
Por último, el Concejal Álvaro Múnera, del Partido Conservador, y quien conoce ambas campañas y espera dar un salto a la Asamblea para continuar lo que considera la defensa animalista, expresó que la campaña “es dura, hay que llevar publicidad a todo el departamento y no tengo equipo en los municipios”, lo que deja en evidencia que, para llegar, la maquinaria pesa.