Hace 15 años, cuando recién terminaba su carrera de Ingeniería agrónoma, Alejandra Torres encontró una pasión que la hizo desviarse del camino marcado por sus estudios: el ultimate.
Comenzó a especializarse, a viajar, a compartir, a volar, a lanzar y alcanzar platillos. Todo para que el deporte llegase a Colombia con la intención de que los nacionales pelearan de tú a tú con los mejores del mundo: EE. UU. y Canadá.
En ese proceso se encontró con una situación que la hizo ratificarse por este sendero. “Empezamos a llevar el deporte a los barrios con situaciones de violencia”, cuenta y afirma que “casi que los niños iban armados a los entrenamientos”.
Sin embargo, con el correr de los días observó cómo los problemas quedaban a un lado cuando los freesbies vuelan. Incluso, hasta rompe barreras sociales, como el día que alumnos del San José de Las Vegas enfrentaron a niños de Moravia, hace ocho años. “Fue una experiencia bellísima, todos compartieron en paz y armonía”.
Gracias a esos momentos y al crecimiento del ultimate en Colombia y las tierras paisas, Medellín empezó a albergar a delegaciones extranjeras para el torneo Eterna Primavera, que el pasado fin de semana realizó su cuarta edición.
Para Mauricio Moore, director del evento, la ciudad ha mejorado tanto que merece albergar un torneo internacional de la categoría de un Mundial. “Los extranjeros se veían muy contentos y agradecidos por lo que vivieron. La gente fue y llenó la Marte, eso nos dejá muy bien parados”.
Alejandra, quien gracias a su desarrollo en el deporte es la capitana de la Selección Colombia femenina, cree que el ser campeonas en este torneo les sirve para llegar motivadas al Mundial de Londres, a celebrarse desde el 18 de junio venidero.
“Los extranjeros adoran Medellín y este torneo (Eterna Primavera) ratifica que la ciudad está lista para un evento de más categoría”, puntualiza.