Ánderson Plata tiene voz de locutor de radio. Tal vez por eso habla despacio, modula bien y vocaliza cada palabra para que quien lo escuche identifique su acento guajiro.
Esa manera de hablar contrasta con su estilo de juego. En la cancha corre con una velocidad infernal y es inalcanzable casi que para cualquier rival. Además, tiene un regate picante que lo convierte en uno de los jugadores más desequilibrantes del balompié nacional en los últimos años.
Esa agilidad ha hecho que siempre juegue por las bandas, donde marca diferencia y le pone pases de gol a los centro delanteros, que por lo general son cazadores dentro del área y no tienen tanta velocidad. Esa habilidad fue la que llevó a que el DIM lo trajera como refuerzo para el segundo semestre de este año.
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Plata llegó al equipo rojo como agente libre, luego de haber jugado un año en el Al-Adalah de la Liga de Arabia Saudita. En territorio árabe, el atacante de 32 años marcó dos goles y ayudó a su equipo en los momentos en los que jugó.
Ahora que regresó al país, con más experiencia, se espera que sea protagonista en el Poderoso y muestre el nivel que lo convirtió en figura en sus pasos por el Deportes Tolima (2019-2022), Atlético Paranaense (2018-2019), Independiente Santa Fe (2016-2018), Atlético Huila (2015), Millonarios (2014), Daejeon Citizen de Corea del Sur (2013), Deportivo Pereira (2011-2012) y Valledupar F.C, cuadro en el que debutó como profesional en 2010 en el torneo de la B.
Un muchacho disciplinado
Plata nació y se crió en Villanueva, Guajira, una tierra que es conocida en el país porque allí nacieron vallenateros reconocidos como Jorge Celedón, los hermanos Poncho y Emiliano Zuleta y jugadores como Arnoldo Iguarán y Luis Díaz.
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Entre acordeones, cajas, guacharacas, cantantes expertos en escribir versos y el calor que hace en esa zona, Ánderson empezó a jugar fútbol, a demostrar su talento. Era bueno y los profesores de educación física del colegio se dieron cuenta. Por eso le pedían a los maestros de otras áreas que le pusieran buenas notas para poderlo llevar a los torneos intercolegiados.
Plata siempre fue delgado, veloz y cuando era más joven anotaba goles por doquier. Eso llevó a que un día, cuando estaba empezado la adolescencia, el entrenador Betto Contreras lo mandara desde Villanueva hasta Maicao para que se probara con un equipo que iba a jugar un Nacional de la Difútbol.
“Yo no tenía la plata para los pasajes, así que le tuve que pedir prestado a un primo. Me fui solo con ese dinero. No tenía dónde quedarme. Jugué y me fue bien. Me dejaron. Empecé a vivir en la casa de varios compañeros”, relató el futbolista en conversación con el canal de Youtube Liga Postobón.
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Ánderson vivió solo esa etapa. La parranda estaba a la mano, pero él siempre decidió cuidarse, dormir temprano. Quería ser profesional y sabía que eso implicaba sacrificios, disciplina y dedicación.
Lo hizo y luego le llegó la suerte. Una vez, en unas vacaciones, se fue para una finca a un municipio ubicado cerca de Valledupar. Allá estaban jugando un torneo. El equipo de su hermano iba perdiendo y él le pidió al entrenador que lo metiera. Se resistió, pero cuando el marcador estaba 3-0 en contra le dio la oportunidad. Ánderson metió cuatro goles. Ganaron 5-3.
Ahí lo vio un primo que conocía a la gente del Valledupar F.C. Le hizo el puente. Él fue a la prueba, impresionó y lo ficharon. Estuvo cerca de seis meses en las divisiones menores. Después lo subieron al equipo profesional. En 2010 debutó y lo otro ya lo conocemos. Ahora, con su voz de locutor, espera poner a gritar a la hinchada del DIM.