Una nueva genialidad de Karim Benzema salvó de la derrota a un Real Madrid inferior al Chelsea, superado en el físico y sin aporte ofensivo en el primer capítulo de las semifinales de la Champions League en una eliminatoria que el cuadro español encaró desde el conservadurismo y que se resolverá en Londres.
Pocos equipos tienen una identidad tan definida como el Chelsea de Thomas Tuchel. Rocoso, un muro difícil de superar. Equipo que desea la posesión y busca la verticalidad. La carta de presentación era clara y Zinedine Zidane apostó por protegerse. Habituado ya a jugar con el mismo sistema del rival, con tres centrales, no repitió la valentía de salir por un resultado que ayudase para la vuelta como ante el Liverpool. Espera una eliminatoria larga y el temor al físico desgastado de sus jugadores, impulsó la falta de valentía.
Y el duelo se tiñó de azul pese a jugarse en Madrid. Desde una condición física superior, el Chelsea se adueñó del partido. El Real Madrid achicaba agua como podía, en otra noche de diluvio en Valdebebas. El empate 1-1 llegando al descanso era un milagro. Porque nunca encontraron soluciones los jugadores de Zidane a sus dificultades en la contención, con un centro del campo superado y una defensa que, pese a ser de cinco, gritaba pidiendo ayudas en cada acción del rival. Con Marcelo demostrando que ya no está para grandes batallas.
Así, el Real Madrid se agarró a sus dos pilares de la temporada: Thibaut Courtois, milagroso con una parada a bocajarro a Timo Werner a los nueve minutos; y Karim Benzema, capaz de crear de la nada peligro y el gol.
Antes de la genialidad del francés hubo una buena dosis de sufrimiento. Había salvado el portero belga el primer desajuste defensivo, fusilado en el área chica y respondiendo con reflejos, pero el tanto se veía venir. Otro disparo desde la frontal de Werner, un centro peligroso de Azpilicueta.
No había reacción alguna, solo impotencia. Y de la manera más sencilla, con un balón picado de Rudiger a la espalda de Varane, llegó un tanto que hacía justicia. Lento el francés en la reacción. Mala elección de Nacho por ir a tapar la portería antes de encimar al rival. Pulisic le puso sangre fría. Regateó a Courtois y marcó a placer un tanto que es oro a domicilio en unas semifinales.
Al Real Madrid le faltó autoridad en la acción y físico para igualar lo que le propuso el Chelsea. Atemorizado, apenas Vinicius lanzaba alguna carrera contra el mundo. Sin claridad de ideas en su posesión. Necesitaba una jugada que cambiase el rumbo y ahí estaba Benzema, una vez más. De la nada inventó un zurdazo rumbo a la escuadra en el primer balón que tocó cerca del área, que estrelló en la madera.