Luis Alfonso Marroquín, el entrenador que clasificó por primera vez a la Selección Colombia a un Mundial sub-20 en 1985, falleció en la noche de este miércoles en Medellín, a los 72 años por causa de un problema cardíaco, confirmó a EL COLOMBIANO su hermano Gonzalo, uno de los 12 integrantes de su familia. Ese grupo avanzó a la segunda ronda y se trajo el premio al Juego Limpio, un honor que siempre resaltó por su labor en la otrora Unión Soviética.
Este técnico fue conocido por promover una generación dorada de futbolistas como René Higuita, John Jairo Tréllez, John Édison Castaño y Leonel Álvarez, entre muchos otros, que más tarde fueron la base de las selecciones de mayores que asistieron a los mundiales de mayores de Italia 1990, Estados Unidos 1994 y Francia 1998.
Marroquín, criado en el municipio de Bello, se distinguió por ser perfeccionista, trabajador incansable y con gran sentido de servicios que brindó por décadas en su escuela de fútbol en la Unidad Deportiva de Belén. A sus alumnos, además de técnica, le enseñó a alimentarse bien y a tener comportamientos ejemplares fuera de la cancha. Fue un pedagogo del balompié.
Una lesión de rodilla, cuando tenía 20 años, lo privó de jugar en Millonarios, equipo al que había sido recomendado por Francisco “Cobo” Zuluaga. Al ver que no llegaría al profesionalismo, estudio en la Universidad de Antioquia y se forjó como entrenador.
En su formación siempre tuvo como referente el fútbol brasileño, del que tomó las base para afianzar su semilla en Colombia. No en vano pasó varios temporadas en ese país asistiendo a cursos y pasantías en varios equipos.
Tras sobresalir en equipos aficionados, la Liga de Antioquia lo contrató y fue campeón nacional juvenil en 1982 y 1983 con los jugadores que más tarde le darían gloria al país. Son múltiples las manifestaciones de solidaridad a su familia tras conocer la noticia.
“Es un día triste para Antioquia, Colombia y Suramérica. Murió un verdadero maestro, alguien a quien le gustó demasiado el fútbol bien jugado, tener buena técnica, construir el juego y agradar al aficionado”, relató Gonzalo García, Leivinha, uno de sus colegas y compañero de luchas en las canchas.