El excanciller se refirió al discurso del presidente hace ocho días, en el que habló del M-19 e hizo referencia a Gabriel García Márquez. Recordó cómo vivió el holocausto del Palacio de Justicia y cómo intentó evitarlo. Lo anterior, tras lo dicho por Petro en la Plaza de Bolívar.
En un duro pronunciamiento, el excanciller Álvaro Leyva arremetió este martes contra quien fuera su jefe, el presidente Gustavo Petro, a quien acusó de ser un jefe de Estado “que hace uso del poder a su alcance para amenazar, para intimidar, para calificar de manera impropia, por decir lo menos, a quienes no son hoy sus militantes”.
“Se dice que últimamente se ha convertido usted en autor de sembradíos de posibles violencias; que se le ha ido la mano ya por razones propias suyas, íntimas, conductas indebidas o poco aconsejables, ya por desespero, ya por no controlar su lengua”, dijo el excanciller.
El origen del pronunciamiento de Leyva fue el discurso que justo hace una semana profirió el jefe de Estado en la Plaza de Bolívar en Bogotá, donde hizo una férrea defensa de sus reformas e impulsó la consulta popular para que la ciudadanía se pronuncie sobre las mismas. En ese momento, Petro hizo referencia al nobel Gabriel García Márquez y a su paso por la guerrilla del M-19.
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“Yo no estoy hablando carreta. Los que fuimos del M-19 no aprendimos a hablar carreta. Fuimos oficiales de (Simón) Bolívar y ese es un juramento que se lleva hasta el final como una marca porque es la misma marca de los Aurelianos. Bien lo contó Gabriel García Márquez”, dijo Petro el pasado martes.
Ante ello, Leyva cuestionó el alcance de la expresión “juramento que se lleva hasta el final”. “¿Juramento que se lleva hasta el final? Eso qué es presidente. Se lo pregunta quién fuera su canciller. Claro que agradezco el nombramiento que me hizo. Pero como en todo, una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa”, señaló Leyva.
En esa línea, el excanciller recordó cómo vivió el holocausto del Palacio de Justicia y cómo intentó prevenir al entonces presidente Belisario Betancur. En su pronunciamiento, Leyva señaló que en 1985, por intermediación de García Márquez, guerrilleros del M-19 lo contactaron para hablar de paz.
“Se comunicó conmigo el presidente Betancur, me pidió que adelantara los encuentros con quienes me buscaran de esa organización venidos de la hermana república (México); que le diera el tratamiento de secreto de Estado al asunto que me trataba y que lo mantuviera informado sobre el desarrollo de lo que se fuera dialogando”, recordó.
Según el excanciller, sostuvo conversaciones con Álvaro Fayad, Luis Otero y Alfonso Jacquin, y si bien “hablaban de paz”, alertó que “estaban preparando un peligrosísimo golpe”.
“Pasado un tiempo me convencí de que el M-19, particularmente mis interlocutores, si bien hablaban de paz, estaban preparando un peligrosísimo golpe. Algo para mí de altísima gravedad. Busqué a Betancur varias veces sin éxito alguno. Varias semanas pasaron sin que el presidente atendiera mis llamadas”, agregó Leyva, precisando que tuvo que llamar al entonces embajador en Londres, Bernardo Ramírez, para intentar hablar con el presidente y advertirle que “estábamos en vísperas de una tragedia nacional”.
“A los dos días me llamó el presidente. Le hice las advertencias del caso. Le supliqué que no desoyera lo que le informaba. Nada creyó. Me insistió en que siguiera conversando, que nada iría a suceder, adujo. Le renuncié en ese mismo momento a la tarea encomendada. ‘No cuente más conmigo a partir de que colguemos, presidente’. A los muy pocos días tuvo lugar la toma del Palacio de Justicia”, afirmó Leyva, quien reclamó que en ese entonces fallecieron un centenar de personas, entre ellas, 11 magistrados.
Posteriormente, según el relato del excanciller, mantuvo una relación “directa y cordial” con Carlos Pizarro Leongómez. “Lo vi en el monte más de una vez. Aceptaba errores. Los tenía claros. Bajó a Cali para hablar conmigo en varias oportunidades. Él, a su manera, en clandestinidad. Y sí, se creó confianza, premisa mayor para lograr la paz”.
No obstante, indicó que, “tras tanta barbaridad cometida por el M-19” y conociendo de cerca el pensamiento de Pizarro, Petro entonces no puede salir con el cuento aquel de “yo no estoy hablando carreta (...) En su momento, suplicante, le advertí a mi amigo Belisario Betancur. A usted Gustavo, le prendo las alarmas”.
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