Escuchar al violonchelista Yo-Yo Ma interpretar un tango dedicado a la nostalgia por el Teatro Junín es emocionante. Más aún, escucharlo tocar esa pieza junto a varios estudiantes de la Red de Escuelas de Música de Medellín y su compositor, el maestro Marco Blandón. Esa imagen, que ocurrió este miércoles a un costado del Tranvía de Ayacucho, es la síntesis de lo que debe ser el arte: un mecanismo abierto que se comparte, enseña y disfruta entre músicos y público.
Para que el arte no se quede guardado, no esté reservado para pocos o sea ignorado, se requiere gente que apueste por él. Para que llegue es necesario que alguien le brinde un espacio, le extienda una invitación y que los artistas se sumen. Solo así, en últimas, la ciudad misma puede convertirse en un escenario.
Para lograr esfuerzos como el que ayer se experimentó en varios puntos de la ciudad, usualmente es necesaria una unión de múltiples voluntades en defensa de la cultura. Y Medellín, en más de una oportunidad, ha demostrado ser una importante tarima.
Esta semana la ciudad y el Teatro Metropolitano lo serán por partida doble con un par de espectáculos que prometen ser un hito para la música sinfónica a nivel nacional. Por un lado, reciben a Yo-Yo Ma, quien interpretará las seis suites de chelo de Bach esta noche como parte de su Proyecto Bach, en el que escogió solamente 36 ciudades para visitar. Una es la de la Eterna Primavera. Su interpretación se transmitirá en vivo desde el Parque Explora, por si no alcanzó una boleta para ir al Metropolitano.
Y como si fuera una fecha especial, hay más aplausos este fin de semana: se trata de uno de los directores vivos más respetados y una de las cinco mejores orquestas a nivel mundial, la Sinfónica de Londres, bajo la dirección del maestro Sir Simon Rattle. Tocarán en vivo en el Metropolitano el domingo en la noche para celebrar el aniversario 32 del teatro.
Traer a una figura como Yo-Yo Ma, así como a los 110 músicos de la Sinfónica y a un director como Simon Rattle es una misión compleja, más para una urbe que no es la capital del país. ¿Cómo es que ha hecho Medellín para fortalecer su oferta cultural?
Detrás de escena
La idea de festejar un año más del Metropolitano (ya son 32) junto a la Sinfónica de Londres fue de Medellín Cultural, asociación privada dueña del teatro y que desde hace más de 40 años ha tenido como propósito la conexión entre arte y ciudadanía.
Por eso es que es posible decir que el hecho de que dos shows como estos confluyan esta semana es el resultado de una larga historia. “El esfuerzo fue realmente monumental”, menciona María Patricia Marín, directora de Medellín Cultural, sobre la gestión para hacer realidad el concierto del domingo.
Desde hace 15 años se inauguró la Temporada de Música Clásica, que tuvo como norte la creación de una agenda en la que el público paisa tuviera acceso a artistas de reconocimiento internacional. Con el tiempo se destacó entonces un concierto estelar, que como su nombre lo indica, busca estrellas de reconocimiento mundial en el ámbito sinfónico.
Por allí han pasado artistas como Emerson String Quartet, la Mahler Chamber Orchestra (fundada por Claudio Abbado), el violonchelista Mischa Maisky, los violinistas Maksim Vengérov, Pinchas Zukerman y Hilary Hahn, y los pianistas Yuja Wang y Lang Lang.
Aunque el tema financiero ha sido la mayor dificultad que presenta una propuesta en un país como Colombia, la lista de artistas de talla mundial que han pisado las tablas del Metropolitano ya suman más de 150.
Lazos fuertes
Usualmente, organizar un recital como este para tener un sólido músculo financiero puede demorarse aproximadamente un año. A diferencia del de aniversario del domingo, el que presentará Yo-Yo Ma este jueves se logró concretar con un poco menos de seis meses.
“Fue un ejercicio de unir voluntades y logramos en tiempo récord hacer este proyecto una realidad”, comenta Amalia de Pombo, gestora cultural, quien contribuyó a la organización. Insiste en que fue gracias al apoyo de diversas entidades que creyeron no solo en una presentación sino también en una serie de actividades que el violonchelista quería desarrollar en la ciudad.
Ambos fueron posibles gracias a alianzas públicas y privadas que “creen más en procesos que en eventos”, dice Marín, y que le apuestan a la cara cultural. En este caso, Celsia, Comfama, Sura, Mineros y Bancolombia se aliaron y permitieron sostener los costos que implica traer estrellas como estas.
Por un lado, la asociación estableció el contacto con la agencia de representación de la Sinfónica de Londres desde hace tiempo y al abrirse la posibilidad de una gira asumieron el reto. “Cuando una institución como esta demuestra interés y está receptivo a una eventual negociación, ya se vuelve una responsabilidad con la ciudad”, añadió Marín.
La entidad considera vital las fuertes trayectorias que músicos paisas han dado fuera para que se sigan propiciando este tipo de espacios. En este caso, el paso del maestro antioqueño Andrés Orozco-Estrada como director asociado de ese grupo fue fundamental, señala, para que esa orquesta “sienta que hay una ciudad y un teatro que los acoge con toda la seriedad, el respeto y las garantías”, cuenta la directora.
Por la educación y el futuro
Y más allá de la visita de grandes exponentes, que es crucial para que Medellín continúe en el mapa, estas propuestas pretenden que la escena se fortalezca y músicos locales continúen abriéndose camino en el exterior.
Muchos de esos 150 artistas que han llegado gracias a los esfuerzos de la asociación han participado en charlas y conversatorios dedicados a los estudiantes y músicos profesionales locales que son parte vital de este ecosistema. Este año, por ejemplo, la Filarmed participará por primera vez en el Festival de Spoleto que se realizará en Italia a mediados de año.
“Desde hace 20 años para acá, las escuelas de música de la ciudad están teniendo procesos de crecimiento importantes. Actualmente las orquestas y músicos que salen de la ciudad al exterior están dando una imagen de que hay un muy buen nivel y que Medellín es una buena plaza”, reflexiona el maestro Juan David Osorio, director de la Sinfónica de Antioquia.
Por otra parte, el hecho de que existan la Fiesta del Libro o el Hay Festival ha sido esencial, añade de Pombo, porque “ha hecho que los artistas internacionales volteen su mirada hacia una ciudad de la que solo se hablaba en términos de violencia y narcotráfico”. Y a esto hay que sumarle que al irse añadiendo nombres a la lista de visitantes culturales al país, se sienta un precedente para que otros se presenten.
Hay muchos por celebrar, sobre todo porque se notó el apoyo de la ciudadanía con ambos conciertos. Sin embargo, aún hay camino que recorrer. Para De Pombo aún es necesario tener más apoyo de otras entidades para la gestión. La cultura va por buen camino, pero necesita seguir consiguiendo adeptos.
Porque eso de emocionante se queda corto cuando Yo-Yo Ma recorrió la ciudad con una camiseta que llevaba su nombre, en la mitad un corazón, y luego la palabra Medellín.