Por ejemplo, en el hall del lugar ocurrieron más de una docena de conversaciones en las que los panelistas hablaron de temas como el antiespecismo, la soberanía alimentaria, el papel de la mujer en la literatura, el infoactivismo, la economía circular y los videojuegos; en la planta baja, específicamente en el Aula taller 1, se llevaron a cabo talleres de periodismo narrativo, grabado y tejido, por solo nombrar algunos; y en el Aula taller 4 la fascinación por la noche, los cuerpos celestes y sus trayectorias enigmáticas estuvieron presentes en una suerte de charlas y talleres precedidas por el Planetario de Medellín.
Ahora, una de las actividades más llamativas de la jornada fue la de Libros libres, que se dio gracias a que ocho editoriales donaron más de 100 libros con temáticas juveniles, cuentos infantiles, novelas, poemas y ensayos, para que fueran entregados de forma gratuita en una especie de iglú veranero, o maloca, ubicada en la entrada del parque biblioteca. “Esta fila no está tan larga como ha sucedido en otras oportunidades”, cuenta Laura Rodríguez, mientras esperaba su turno para elegir un nuevo ejemplar. “Ojalá muchas personas vengan y pasen por esta iniciativa tan bonita y se lleven un libro. Así fue como me enamoré yo de la lectura”.
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Asimismo, para esta versión de la Parada Juvenil de la Lectura, hubo dos atractivos que seguro serán recordados por los asistentes. Primero, la franja Poesía al aire libre en la que 16 poetas le compartieron, desde un balcón, sus obras a los asistentes, llenando el aire de versos y emociones, mientras que estos (los asistentes) al final de cada lectura participaron en juegos de escritura creativa y micrófono abierto, con sus propias creaciones literarias. Y segundo, la franja Lectura de los cuerpos celestes, en donde todo el que quiso tuvo la oportunidad de admirar el cielo y las estrellas mediante telescopios en medio de talleres y conversatorios que exploraban el vasto universo.
“He visto más gente en las otras paradas juveniles, no sé si era el sol o qué, pero ojalá más gente se anime a disfrutar de estos eventos que hace la Alcaldía, que debería hacer más, todo el año debería haber muchos eventos públicos y gratuitos para las personas, en todas las zonas, sin importar el estrato, una verdadera integración cultural, porque nuestros impuestos deben garantizar eventos culturales todos los días”, concluye Julio César Arroyave Gómez, mientras desenreda la pita de una cometa que acaba de crear una compañera suya en uno de los tantos talleres ofrecidos en la programación.