Esta semana, justo cuando El Jilguero de América, Jorge Oñate, cumpliría 75 años de vida, sus fieles seguidores recibieron una verdadera sorpresa en las principales plataformas musicales del país.
Se acaban de digitalizar cuatro álbumes clásicos que marcaron la carrera de uno de los grandes referentes de la música vallenata, quien falleció hace cuatro años.
Desde ya, los álbumes Campesino parrandero, El cariño de mi pueblo, A mi chama, y El vallenato de siempre están disponibles para aquellos que han enamorado y han sufrido por amor a través de sus canciones.
El famoso Ruiseñor del Cesar escribió una parte fundamental de la historia del vallenato. Con una carrera que se apagó el 28 de febrero de 2021, el nacido en La Paz (Cesar), le regaló sus versos al público por décadas.
La figura del cantante profesional en el vallenato surgió en la década de los setenta durante el auge comercial del género. Unánimemente, Jorge Oñate ha sido considerado el pionero en este aspecto desde su debut en 1970 junto a Los Hermanos López, con quienes grabó para CBS nueve discos hasta 1975 cuando se unió a Colacho Mendoza.
Al lado del legendario acordeonista sanjuanero, Oñate registró cuatro discos dentro de los que se encuentra Campesino parrandero, del que se desprenden clásicos como Yo comprendo (merengue de Leandro Díaz), Silencio del pasado (paseo de Álvaro Cabas), Costumbres viejas (merengue de Luciano Gullo) y Ojos penetrantes (paseo de Tobías Enrique Pumarejo).
El disco fue grabado en los Estudios Ingesón de Bogotá y contó con la dirección artística de Gabriel Muñoz.
En 1981, el Ruiseñor del Cesar inició una emocionante temporada al lado de Juancho Rois con quien grabó 6 álbumes hasta su separación en 1985. El último de la cosecha fue El cariño de mi pueblo, cuya canción más recordada es, precisamente, aquella que dio título a la grabación. Escrita por el célebre compositor y poeta Gustavo Gutiérrez, esta nostálgica tonada se ha convertido en un himno del folclor vallenato por su conmovedor cuadro de añoranzas.
En el otro extremo de la emoción se encuentra El estilito, una composición de Leandro Díaz, ideal para la fiesta y en la que queda evidenciado el virtuosismo del mítico Juancho Rois.
La familia López, proveniente de La Paz (César), es una de las dos dinastías más sobresalientes del folclor vallenato en los últimos años. A ella pertenece Álvaro López, hijo de Miguel López, el famoso acordeonero que acompañó a Jorge Oñate en sus primeros años de cantante solista.
Lea también: Por encima de Celia Cruz y Gloria Estefan, Shakira es la artista femenina de Pop latino más influyente, según Billboard
Alvarito, como es conocido en la historia de los fuelles, se juntó con Oñate a mediados de los ochenta, iniciando una larga y fructífera relación artística resumida en 10 discos publicados por Sony, Columbia y CBS entre 1986 y 1996.
En 1993, un año después de que López fuera coronado Rey Vallenato en la edición 25 del Festival de la Leyenda Vallenata, la dupla publicó dos discos: A mi chama y El vallenato de siempre.
La canción que titula el primero se hizo muy popular en México y es una infaltable de estancos y tiendas tanto como Triste y confundido, Ese momento lindo y el sabroso mosaico de cumbias que incluye, entre otras, fragmentos de Manuelito Barrios, La pollera colora y La subienda.
Por su lado, el vallenato de siempre ha quedado en la memoria popular por El amor no pasa de moda, una de las pocas canciones que Jorge Oñate compuso.