Tiene un apellido famoso. Su padre es una de las leyendas vivas del pop inglés, Phil Collins, y aunque él y su madre se separaron cuando ella tenía 5 años, siempre estuvo cerca de los focos del espectáculo.
Lily Collins estuvo en la ceremonia en la que su padre ganó un Óscar por la música de la cinta animada de Disney, Tarzán. Las cámaras la enfocaron cuando él agradeció a sus hijos. En esa película ella hizo una voz, algo pequeño, pero le quedó gustando. Tenía 10 años.
Actuó en la Academia Juvenil de Artes Dramáticas en Estados Unidos en su adolescencia aunque su principal interés era el periodismo, carrera de la que se graduó en la Universidad del Sur de California y en la que se especializó en periodismo televisivo.
Y aunque escribió en Teen Vogue y otras revistas de Los Angeles Times y fue corresponsal de Nickelodeon en los premios Kid’s Choice Awards, se movió hacia la actuación en la cinta Un sueño posible (2009), esa que le dio el Óscar a Sandra Bullock como Mejor Actriz. De ahí en adelante, no han parado sus proyectos frente a las cámaras.
Collins, por ejemplo, estará en las salas de cine del país como Edith Mary Bratt, la esposa de J. R. R. Tolkien, en la cinta que narra la vida del escritor sudafricano y creador de la trilogía del Señor de los Anillos. En esta entrevista, cedida por 20th Century Fox Colombia para EL COLOMBIANO, Lily Collins habla sobre el filme y su amor por los dramas de época británicos.
¿Qué efecto le provocó
el guion?
“Me encanta haber hecho parte de una película acerca de una historia detrás de la historia. No tenía idea acerca de Tolkien. Interpretar a Edith Bratt, quien se dice le sirvió de inspiración para partes de los libros que conocemos y amamos, fue como explorar una musa en el mundo de los elfos, en el misterio y la fantasía de J.R.R. Tolkien. Y también los dramas de época británicos son algo que he estado intentando hacer por años”.
¿Cómo describiría la atracción entre Edith y Tolkien en la película?
“Comparten el hecho de que ambos fueron huérfanos, así tienen ese punto en común. En la cinta podemos ver cómo Edith posee una mente creativa. Le encantan las artes, es muy inteligente, pero su imaginación está siendo reprimida. Después llega este escritor que le permite desaparecer en su propio mundo y la lleva a una aventura. El amor por la narrativa y por la creatividad que ambos tenían fue ese vínculo en común que encontraron. El relato e imaginación de Tolkien le permitió a ella escaparse. De él obtuvo confianza en sí misma porque (Tolkien) tenía todas estas cosas que estaban pasando por su mente. Ambos se ayudaron mutuamente”.
Es una historia de amor...
“Es hermosa. Cuando estás en una relación, quieres que la otra persona te inspire a ser la mejor versión de ti mismo. Sin lugar a duda, mostramos que Edith y Tolkien hicieron eso el uno por el otro. Es una historia de amor. No importa a cuál generación pertenezcas, todos queremos sentir esas cosas, queremos ver esas cosas. Me parece que eso es lo que logra la película. Eso es lo que te ofrece”.
¿Con qué se identificó con el personaje de Edith?
“Me gustó su insolencia, que era pícara, con ingenio y encanto. No quería ser lo que todo mundo quería que ella fuera. Tenía tantas cosas por debajo de la superficie que bullían por salir. Tolkien le permitió hacer eso, expresar un lado de ella que no era muy femenino en aquel entonces. Eso fue muy divertido. Cuando hablamos por primera vez por Skype, Dome (Karukoski, el director) la vio de la misma manera y quería hacerla una mujer dinámica. Eso fue maravilloso porque hizo una película de época un poco más humana. Ella era como cualquier otra persona. Quería ser ella misma en un mundo donde la gente estaba intentando silenciarla”.
¿Cuándo se ve su lado insolente?
“Con Tolkien, ya que tienen un entendimiento muy divertido, un ir y venir entre los dos. No tiene miedo a expresar sus opiniones frente a él. Cuenta con un sarcasmo auténtico, que me parece muy divertido. A él, eso le encanta y también le sorprende, pero ella también le hace ver todas las tonterías que él hace. Creo que no estaba acostumbrado a eso y, en especial, desacostumbrado a que una chica se lo hiciera notar. Que alguien te haga ver ese tipo de cosas es muy importante y ella lo hace por él”.
¿Cómo fue trabajar con Nicholas Hoult (Tolkien)?
“Me encantó. Es uno de los seres humanos más agradables que he conocido, una de las personas más bondadosas y positivas con las que pudieras estar. Imagínate, interpretar a Tolkien, ¡nada de presión! Pero, al mismo tiempo, hizo una investigación y aportó sus ideas. Fue una experiencia maravillosa. Me encantó”
¿Qué le aportó al proyecto el director Dome Karukoski?
“No está modernizando una película de época, la está humanizando. Le está quitando lo que podría considerarse rígido y la está haciendo real. Me parece que las audiencias la verán algo muy actual. Sí, estamos usando ropa de época y la estética es muy de antaño, pero estos son seres humanos a los que les vas a querer invertir tu tiempo. Son personajes a los que vas a llegar a querer. Las películas de época cuentan con un cierto tipo de nostalgia que me encanta, y también hay una cercanía”.
Dice que siempre había querido hacer una película de época británica. ¿Por qué?
“¡Ahora solo es una broma porque quiero hacer más! Me encanta tener la capacidad de interpretar a personas británicas porque nací con este acento. Durante mi crecimiento me encantaba Jane Austen. El cabello y el maquillaje son muy importantes al momento de crear una personalidad. Repentinamente, cuando te pones un atuendo, cambia tu manera de caminar, cambia tu manera de hablar, cambia tu manera de sentir. Es, sin lugar a duda, fundamental, incluso en los detalles más pequeños”.
¿Qué le pareció el vestuario?
“Bellísimo, sobre todo usar piezas antiguas; la mayoría de mi guardarropa es, de hecho, de la época, que pudieron encontrar y embellecer. Así que, de repente, te sientes transportada”.