Si las elecciones regionales fueran mañana, ya estaría claro quiénes serán los próximos alcaldes y gobernadores del país, según las proyecciones que hacen las encuestas Tracking RCN, Invamer, Centro Nacional de Consultoría y otras de talla nacional que entre septiembre y octubre marcaron como ganadores a candidatos que ya tienen hasta el 50% más de intención de voto que el siguiente competidor.
En Barranquilla, por ejemplo, Alejandro Char pinta para repetir puesto, al igual que Dilian Francisca Toro, quien puntea en el Valle del Cauca. Mientras que en Cali, la batalla está más cerrada entre los candidatos Roberto Ortiz y Alejandro Éder que se pelean por el primer puesto de las encuestas. En el ámbito local, en cambio, el claro ganador parece ser Federico Gutiérrez, quien tiene 50 puntos por encima de Juan Carlos Upegui, su principal competidor.
Pese a que las mediciones no siempre son precisas y pueden variar sus resultados —porque finalmente la decisión del votante se da en las urnas—, sí marcan una clara tendencia entre la primera y la segunda opción de los candidatos.
Para estas próximas elecciones regionales –que se realizarán en los 32 departamentos del país este domingo 29 de octubre– las encuestadoras más prestigiosas del país coinciden en todas en las dos primeras opciones en cada ciudad y departamento, aunque unas con más ventaja que otras.
Lo que sí está claro es que, contrario a las elecciones de 2019, esta vez las principales ciudades del país girarán hacia la derecha, pues los candidatos más opcionados son de centro u oposición y se alejan bastante del petrismo, un movimiento de izquierda que había salido mejor librado en las últimas elecciones regionales.
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Así lo detalló el gerente general de la encuestadora Invamer, Martín Orozco, quien aseguró que, pese a que el panorama está más dividido en Cali y Bogotá, “la conclusión de las cinco ciudades es que el perfil del votante es más de centro-derecha, incluso, más de derecha. Cuando uno pregunta sobre afinidad política, lo que más marca es la derecha, luego el centro y lo más bajito es la izquierda, y eso mismo están reflejando los resultados de intención de voto, según el perfil de cada candidato”, dijo. Pero, ¿quiénes serían los próximos mandatarios y cómo quedarían las cargas políticas del país si las encuestas aciertan?
Los ganadores
Empezando por la capital del país, el próximo alcalde sería Carlos Fernando Galán, un candidato al que Tracking sitúa con un sólido 40,5% de la intención de voto. Aún si llegará a haber una segunda vuelta, Galán ganaría compitiendo con Gustavo Bolívar (21,9%) y Juan Daniel Oviedo (21,9%). Mientras que en Cundinamarca, la Gobernación sería para Jorge Rey, quien logró un sólido 58,1% en esa misma medición.
En ambos escenarios, el petrismo pierde. Galán se ha desmarcado de la izquierda y Rey, que ya fue gobernador en 2015, también se ha pintado más cercano al Liberal, Conservador y hasta al partido de Fico Gutiérrez.
Para el lado del Atlántico el gobernador sería Eduardo Verano de la Rosa, un candidato que alcanza el 49% de la intención de voto y que está en llave con Alejandro Char, el candidato a la Alcaldía de Barranquilla que tiene un indestronable 73,6% y que gana con un margen muy similar en todas las encuestas prestigiosas.
Sobre ellos dos, está claro que llegan con el apoyo de la derecha y que le harían una oposición moderada al Gobierno Petro. Y por Santander, Tracking le da el triunfo en la Gobernación a Juvenal Díaz, con 44,4% y en la Alcaldía de Bucaramanga a Jaime Andrés Beltrán, con el 34,7%.
En esa región hay dos escenarios particulares. Mientras que Díaz es un general en retiro que salió del Ejército con una de las barridas del presidente Gustavo Petro, Jaime Beltrán es un pastor cristiano que promete ser el “Bukele” del país, con lo que ambos también están en la derecha y en la oposición completa a Petro.
Así las cosas, las encuestas muestran un giro moderado hacia la derecha en casi todas las regiones, incluyendo a Antioquia. Si las encuestas aciertan y estos alcaldes y gobernadores llegan al poder, Petro tendrá un barco difícil de manejar durante la segunda mitad de su gobierno y un timón bastante apretado por la oposición que ya tiene en el Congreso y la que le espera en las regiones.
