El presidente Gustavo Petro ha guardado un silencio intencional frente a los abusos del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, con los miembros de la oposición.
Ante un montón de atropellos y faltas a la Ley para impedir que la opositora Maria Corina Machado participe en las próximas elecciones presidenciales, cientos de personalidades y organizaciones para la defensa de los Derechos Humanos se han pronunciado para rechazar esas acciones que, al parecer, impedirán una vez más la realización de unas elecciones democráticas en Venezuela.
Pero Colombia no ha sido uno de ellos. Más allá de su apoyo para lograr el diálogo entre Venezuela y Estados Unidos, el jefe de Estado no ha dicho nada más sobre lo que está ocurriendo en Caracas y las graves consecuencias que puede traer para esa nación.
Tal es el nivel de indignación en el mundo, que el gobierno de Joe Biden volvió a imponer varias de las sanciones que EE. UU. había levantado para aliviar la crisis social y económica del país.
Mientras María Corina Machado siga impedida para participar, EE. UU. mantendrá las sanciones sobre una petrolera estatal que ya le estaba dando miles de millones de pesos en rendimientos a esa nación.
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Pero a Maduro parece importarle poco. Aún con la mirada crítica de los organismos internacionales y con varios países en contra, se ha negado a levantar las sanciones que la Fiscalía de Venezuela –manejada y cooptada por su Gobierno– impuso sobre Machado para que no pudiera participar como candidata.
Consiente de que la mujer que ganó las Elecciones Primarias tiene el poder de derrocarlo y sacarlo del poder, Maduro hará todo lo posible para que no compita en su contra.
Pero, ¿por qué es tan crítico el silencio de Petro?
Lo primero, y lo obvio, es que la voz de Colombia es clave en el proceso de Venezuela. En el pasado, el gobierno de Iván Duque fue uno de los que lideró el llamado “cerco diplomático” que pretendía sacar a Maduro y en el presente el gobierno Petro se ha encargado de mediar junto a México y otras naciones para que Venezuela salga de la crisis y haya una conversación democrática sobre la salida de Maduro.
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Otros países de la región fueron los primeros en criticar las medidas contra Machado. Costa Rica, República Dominicana, Ecuador y Chile han salido a pedir garantías para la opositora.
La única vez que Petro se refirió al tema fue el pasado martes. En un trino corto y sin mencionar a Machado, Petro dijo que “es claro que ninguna autoridad administrativa debe quitar derechos políticos a ningún ciudadano(a)”.
Dicho eso, al jefe de Estado lo señalan de tener un “doble rasero” pues no ha sido tan blando para referirse a otros asuntos de la región que, según él, opacan la democracia.