Tras estar desaparecido por más de un mes, el cuerpo del intendente Anderson Alberto Hernández Villar fue hallado sin vida. El uniformado de 38 años había sido secuestrado en la frontera entre Cúcuta y Venezuela el pasado 18 de mayo.
El cuerpo fue encontrado en el municipio fronterizo de Arauquita, Arauca, con varios impactos por arma de fuego, según confirmaron las autoridades este martes 25 de junio.
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Desde el Ministerio de Defensa, expresaron “profundo rechazo por el crimen de nuestro subintendente Andersson Hernández, adscrito a la Policía de Bucaramanga, y quien habría sido secuestrado desde el pasado 18 de mayo, en Norte de Santander, cuando estaba de vacaciones. Un mensaje sincero de condolencias a familiares y amigos”.
Sobre este hecho, la entidad señaló que “al proceder canalla y cobarde de los asesinos de policías, responderemos siempre con nuestras capacidades de investigación criminal e inteligencia policíal para hacerlos responder ante la justicia”.
Por su parte, el director de la Policía, el general William Salamanca, condenó este hecho “de manera tajante. Cobardes han asesinado a un subintendente de la policía. Él solicitó disfrutar su periodo de vacaciones. Nos enteramos por la familia que visitó Venezuela y perdió la familia contacto con él”. Desde la Policía Nacional se ofreció una recompensa de hasta 50 millones de pesos por información para dar con los responsables de este homicidio.
Iba a visitar a su padre
El uniformado llevaba más de 20 años de servicio a la Policía Nacional y actualmente venía prestando sus servicios en el CAI del barrio Mutis de la Policía Metropolitana de Bucaramanga. Al momento del secuestro, el pasado 18 de mayo, el intendente gozaba de su periodo de vacaciones.
Mariela Villar, madre del intendente, había manifestado previamente a Vanguardia que su hijo “estaba en San Gil, Santander, visitándome, disfrutando de las vacaciones. El día de los hechos se fue Cúcuta y después a Venezuela a visitar al papá”.
Anderson Alberto se desplazó en una motocicleta de su propiedad junto con su pareja, una ciudadana venezolana. Había quedado de encontrarse con su padre en el sector de La Parada, del municipio de Villa del Rosario, Norte de Santander, y de allí trasladarse al estado fronterizo del Táchira.
En hechos que son investigados, la pareja fue interceptada por sujetos armados que procedieron a llevarse al agente.
“Lo que le indicó la novia al papá del policía, fue que lo subieron a un camión con la motocicleta, dejándola ir a ella para que informara de lo sucedido”, se lee en un informe de la Policía que conoció Vanguardia.
De manera inicial la situación no fue denunciada, hasta que la madre de Anderson Alberto, Mariela Villar, lo puso en conocimiento de las autoridades en San Gil, el pasado 28 de mayo, quien en ese entonces había señalado que su hijo estaría en poder de la guerrilla Eln, “Al papá ya lo llamaron y le dijeron que el Eln lo tiene en la frontera”, había indicado la madre del intendente, la cual también en su momento había hecho un llamado para que le respetaran la vida de su hijo.
Desde entonces se adelantó la búsqueda que terminó con el hallazgo del cuerpo sin vida.
Como característica especial, el uniformado tenía tatuado el escudo de la Policía Nacional en uno de sus brazos, por lo que, según las autoridades, habría generado la posible atención en este sector fronterizo. En esa zona tienen identificada la injerencia del frente “Urbano Carlos Germán Velasco Villamizar” del Eln.
Anderson Alberto dejó dos niños huérfanos, de 11 y 9 años.
Con información de Colprensa*
