Otra semana compleja inicia para la Universidad Nacional, que vive un ambiente caldeado desde que José Ismael Peña fue designado rector por votación del Consejo Superior Universitario. Y más aún, luego de que el pasado viernes Peña se posesionara en el cargo en una Notaría de Bogotá y no ante la ministra de Educación.
Le puede interesar: La reforma que sí avanza (de educación) está a 6 artículos de aprobarse en la Cámara.
Este diario conoció que las protestas en la universidad continuarán y que también un grupo de estudiantes y profesores asistirán hoy al Congreso para intervenir ante la plenaria de la Cámara de Representantes para exponer la problemática que tiene en jaque las actividades en La Nacho.
Y es que al fuego de la crisis en ese claustro universitario, con el paso de los días, le han echando más leña y gasolina, con lo cual lejos de apagarse, se aviva más.
El más reciente fue un choque entre el presidente Gustavo Petro y el rector designado José Ismael Peña, a quien señaló de pedir una intervención militar en el campus ubicado en Bogotá. “La universidad es para los libros y las ideas y no para los fusiles”, dijo al respecto el mandatario.
Ante esa información, Peña explicó que nunca hizo tal solicitud, que “nunca la solicitaré” y que, en otras palabras, lo sacaron de contexto a raíz de una carta que le envió a distintos ministros y funcionarios de Estado. “Comparto la idea de, entre todos, buscar un camino de diálogo para que nuestra universidad se mantenga como escenario por excelencia del nacimiento de las ideas”, aseguró el rector.
La carta de la discordia fue una que José Ismael Peña le envió el pasado 2 de mayo a los ministros (y viceministro) del Interior, Luis Fernando Velasco; de Defensa, Iván Velásquez, y de Educación, Aurora Vergara; al Defensor del Pueblo, Carlos Camargo; al secretario de Seguridad de Bogotá, César Restrepo, y al personera de la capital, Andrés Franco.
Allí, Peña mencionó los acontecimientos ocurridos la semana pasada —que involucraron actos vandálicos fuera de la universidad, daño a la sede y enfrentamientos con el Esmad— y les pidió a los funcionarios mencionados “su intervención con el fin de preservar la integridad de las personas y de los bienes públicos de la Universidad”.
En ese sentido, los convocó a una reunión virtual para “evaluar las medidas institucionales urgentes e inmediatas a ejecutar”.
En respuesta al trino presidencial sobre la presunta intervención militar, el rector Peña dijo que “algunas informaciones como esta han sido tergiversadas” y le expuso al jefe de Estado que sigue “pendiente de poder establecer una mesa conjunta de acción para resolver este tema”.
Petro, entre tanto, insistió en su postulado de que “las personas que constituyen la universidad decidan” y le dijo al rector que den “la lección de la democracia”. Peña cerró el intercambio de trinos reiterando su “voluntad para hacer las reformas institucionales que profundicen la democracia y la participación en la Universidad”.
En ese punto es donde está el clavo de la controversia y muestra cómo están las cargas. La mirada que sostiene que el Consejo Superior Universitario (el que vota para elegir rector) debía escoger al ganador de la consulta que se hace entre estudiantes, profesores y egresados (que fue Leopoldo Múnera con el 34,4 % de los votos). Y la mirada que sostiene que intervenir o cambiar desde el Gobierno la decisión que tomó el Consejo es violar la autonomía universitaria, pues los resultados de la consulta no son vinculantes.
La representante a la Cámara Jennifer Pedraza, del primer grupo, considera que la mejor forma de solucionar esta crisis es que “el profesor Ismael Peña pruebe que de verdad es más importante el proyecto institucional y el patrimonio cultural que representa la Universidad Nacional y dé un paso al costado para abrir la posibilidad a una nueva elección de Rectoría”.
El rector de la Universidad EIA, José Manuel Restrepo, del segundo grupo, sostiene que en la designación de Peña “se cumplieron las reglas internas que se exigen”, que cualquier camino para buscar soluciones “debe ser por las vías institucionales” y que cualquier cambio a lo que decidió el Consejo Superior “puede ser una violación a la autonomía universitaria”.
Sin ir más lejos, la Rectoría de la Nacional toma visos de ser un terreno de disputa política o de servir como coyuntura para revisar los procesos de esa elección en las universidades públicas, en donde suele chocar la voluntad popular con la del Consejo Superior.
Para leer más noticias sobre política, paz, salud, judicial y actualidad, visite la sección Colombia de EL COLOMBIANO.