El presidente Gustavo Petro parece tener dificultades de visión que no precisamente se relacionan con problemas de salud. Más bien se trata de una afección motivada por asuntos políticos que hace que el mandatario tenga una mirada selectiva que, por ejemplo, le permite ver con mucha claridad la vulneración de derechos humanos en Palestina, pero no pasa lo mismo en el caso de Venezuela.
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Así quedó claro con su decisión de no opinar sobre la persecución de Nicolás Maduro contra la líder opositora venezolana María Corina Machado, a quien el Tribunal Supremo de Justicia vetó para aspirar a la presidencia de ese país. Lo más llamativo del caso es que Petro se ha mostrado más interesado en un conflicto que está a más de 11.000 kilómetros de distancia, que en las amenazas que sufre la democracia en el país vecino.
Aunque varios líderes políticos le exigieron que rechazara lo que ocurre en Venezuela con Machado, así como lo hizo el también presidente izquierdista Gabriel Boric, de Chile, el mandatario colombiano prefirió mirar para otro lado y este miércoles volvió a hablar de Palestina. Esta vez en la respuesta a una carta que le envió el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, pidió crear una Comisión de Paz para que cese el conflicto armado en la Franja de Gaza.
Los silencios selectivos de Petro
En cuestión de dos semanas quedó claro que el presidente usa un doble discurso para tratar de mostrarse como un ‘defensor de la democracia’ en la región. Y es que el 14 de enero pasado Petro armó una protesta en Guatemala y denunció públicamente que supuestos poderes corruptos querían impedir la posesión de Bernardo Arévalo como presidente de ese país, y ahora guarda silencio en el caso de Venezuela.
“Informe desde Guatemala. La fiscalía ha sido orquestadora de un golpe de Estado. El Congreso ha dificultado la posesión del presidente electo (Bernardo Arévalo). La Corte Constitucional se apresta a defender la democracia y el voto popular”, dijo Petro para advertir, además, que no saldría del país centroamericano hasta que se posesionara el nuevo mandatario guatemalteco.
Sin embargo, ese impulso por defender la democracia no aplica en todos los casos, ya que transcurridos más de 15 días de ese episodio Petro no ha dicho una sola palabra en defensa de la democracia venezolana, por lo que han surgido voces en Colombia que le piden que tenga el mismo carácter para cuestionar las acciones de Maduro.
Entre quienes le reclamaron al mandatario que rompa su silencio está el senador opositor David Luna, de Cambio Radical, quien cuestionó que el “presidente Petro sigue sin pronunciarse en contra de los atropellos a la democracia perpetuados por Maduro en Venezuela. Petro tanto que criticó la indignación selectiva en campaña, es hoy quien la aplica. Qué gran daño le hace el silencio a la democracia latinoamericana”, expuso Luna.
A este llamado también se unió el senador independiente Humberto de la Calle, quien aseguró que el del jefe de Estado es un “silencio insostenible” y destacó que se trata de un “atropello contra la participación de la señora Machado en las elecciones en Venezuela. Podrían decir que Colombia es dueño de su silencio, pero cuando el silencio es estruendoso, al menos deberían explicarnos cuál es su fundamento y qué propósito se busca”.
Estas dos facetas del mandatario han quedado claras también frente a otros países de la región como Perú, pues el mandatario cuestionó duramente la captura de Pedro Castillo y puso en jaque las relaciones diplomáticas con ese país al entrar en conflicto con la presidenta encargada Dina Boluarte. Además, no tuvo problema en rechazar la elección de Javier Milei como presidente de Argentina.
Y los llamados de atención al mandatario por ese silencio selectivo también trascendieron fronteras. Por medio de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), la oposición venezolana pidió al presidente de Francia, Emmanuel Macron, y al de Colombia, intervenir para reversar la inhabilidad ordenada contra Machado.
“Petro ha pedido que se reviertan todas, no una, todas las inhabilitaciones administrativas. Petro, presidente, usted nos ha dicho que está comprometido con este proceso, ayude en sus vías diplomáticas a que esto pueda ser verdad y que podamos tener una elección en Venezuela libre”, planteó el jefe de la comisión opositora para el diálogo con el chavismo, Gerardo Blyde.
Pese a ese llamado de ayuda, la Cancillería colombiana no ha mostrado interés en rechazar la persecución contra la oposición venezolana, aunque el canciller Álvaro Leyva sigue firmando documentos oficiales y desempeñando sus funciones, haciendo caso omiso a la suspensión que ordenó la Procuraduría en su contra.
Parece que el presidente prefiere mantener intactas las relaciones políticas y comerciales con Maduro, así esté poniendo en entredicho su discurso de defensor de las democracias latinoamericanas. Este silencio además ratifica que el mandatario colombiano solo está dispuesto e interesado en cuestionar la violación de derechos humanos cuando le conviene o cuando puede sacar rédito político de ello, como ocurre en el caso de Palestina.