Los 43 años de labor social, ambiental y comunitaria en Putumayo de Jani Silva, presidenta de la Asociación de Desarrollo Integral Sostenible Perla Amazónica (Adispa), fueron motivo suficiente para que consideraran nominarla a un gran reconocimiento mundial.
La lideresa social, oriunda de Leticia (Amazonas) y que ha dedicado su vida a la defensa de la zona de reserva campesina La Perla Amazónica (ZRCPA), que reúne a 24 veredas del municipio de Puerto Asís (Putumayo), se enteró, hace apenas unos días que fue nominada al Premio Nobel de Paz, distinción que, en Colombia, solo ha recibido el expresidente Juan Manuel Santos, en 2016 por la firma del Acuerdo de Paz con las extintas Farc.
Silva contó a El Espectador que se enteró de su nominación a través de una llamada.
“Recibí una llamada de una persona de Amnistía Internacional, me dijo que había sido nominada al Nobel de Paz. En ese momento no dimensioné el valor de una nominación de esta clase”, expresó la mujer, que desde hace 12 años preside Adispa.
La asociación que dirige es la representante legal de la Perla Amazónica, a través de la cual desarrollan proyectos agrícolas y de deforestación con organizaciones como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Esta organización de las Naciones Unidas destacó el trabajo de la colombiana por promover la participación y organización de las mujeres campesinas, “con la vocación de generar autonomía y derechos para ellas, pero también de cuidar y restaurar los bosques, los ríos y los caminos de los animales”, que se han visto en peligro por la llegada de petroleras y el accionar de grupos armados ilegales que han querido cambiar las dinámica del territorio.
De ahí que su trabajo no esté exento de hostigamientos y persecución. De hecho, las amenazas la hicieron salir hace unos años del territorio y ahora dirige la asociación desde Puerto Asís.
“Hace un tiempo que recibo amenazas y han atentado contra mi vida. No he podido regresar arriba, a la finca de donde saco los peces y la yuca, o crío mis gallinas”, relató a la revista Raya.
Pese a esto, Silva, no desiste de la defensa del territorio, lucha que la llevó este año, cuando cumplirá 60 años, a ser considerada como merecedora de un Nobel de Paz.
“Me siento emocionada y miro esto como una oportunidad para nosotros como proceso pero también como una posibilidad de que se empiece a destacar el trabajo de las mujeres campesinas del Putumayo, que han sido acalladas por la violencia”, le dijo la lideresa a El Espectador.
El Comité Nobel de Paz anuncia el ganador o ganadores cada año en el mes de octubre, un mes después, el reconocimiento es entregado en una ceremonia en Oslo, Noruega.