La crisis migratoria que se vivió en Necoclí, Antioquia, durante los últimos meses de 2021 fue solo una muestra de lo que pasó durante todo ese año y lo que se espera para este: miles de africanos, haitianos y extranjeros en general represados en ese pequeño territorio sin agua, comida o espacio para pernoctar.
En 2021, las autoridades migratorias del país registraron un total de 106.838 migrantes –más del 87 % de ellos haitianos– que pasaron por Colombia y cruzaron a Panamá por la peligrosa selva del Darién en su camino a Estados Unidos, una cifra jamás vista y que es superior a la suma de los 15 años anteriores.
Mientras que en 2020 Colombia contabilizó 3.922 personas que cruzaron sus fronteras de sur a norte y en 2019 fueron 19.040, las cifras del año pasado fueron un 2.624 % superiores al anterior, según los datos de Migración Colombia.
Pero las cifras no muestran una intención de disminuir este año. Solo en los primeros 17 días de 2022 cruzaron 896 migrantes.
Estos datos, no obstante, son inferiores a los proporcionados por las autoridades migratorias panameñas, que contabilizaron más de 130.000 personas en 2021, lo que deja en evidencia una falta de coordinación entre los países y tampoco ayuda a averiguar cuántas personas se quedaron en el camino, abandonadas en la selva o en el mar.