El Jueves Santo de 2025 fue una de las jornadas más oscuras de la Semana Santa en la Plata, Huila, luego de un atentado con explosivos que provocó la muerte de dos de sus habitantes más jóvenes, Luisa Fernanda de 20 años, y Sergio Esteban Trujillo Peña, de 17 años, quienes se encontraban en misa por el cumpleaños de Luisa junto a su familia cuando las disidencias de las Farc perpetraron el crimen.
Los jóvenes eran hermanos, hijos de Rosa Elvira, quien también fue herida durante el atentado junto a otros trece miembros de la familia durante la explosión causada por una moto bomba.
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Margarita Rocero, prima de los fallecidos, narró que tres de los once heridos en su núcleo familiar fueron dados de alta la misma noche. El resto continúa en recuperación. “Los otros tres, Mabel Rocío Peña, Vivian Andrea Rocero y Ángel Medina Rocero, están en la ciudad de Neiva. El niño Ángel Esneider se encuentra en la unidad de cuidados intensivos por la gravedad de las heridas... está estable y con una recuperación bastante lenta”, contó Rocero a El Tiempo.
En cuanto a los demás heridos, detalló: “A Mabel... la onda explosiva le destrozó el brazo... está a la espera de la reconstrucción de su brazo porque le quedó partido en varias partes”. Sobre su prima Vivian, explicó que una esquirla le dañó un ojo y debe ser remitida a Bogotá.
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El momento de la tragedia también quedó grabado en la memoria de Rosa Elvira, madre de Luisa y Sergio, quien llamó a Margarita segundos después de la explosión. “Ella me llamó. En medio de su desesperación tuvo el coraje de llamarme y decirme que, por favor, los ayudara... los gritos de ella eran desgarradores”, recordó.
Testimonio del hermano de las víctimas mortales de el Plata, Huila
Uno de los testimonios más desgarradores es el de Jesús David Lagos Peña, hermano mayor de las víctimas y trabajador de seguridad del hospital local. Él no asistió a la misa por estar de turno, pero recibió la llamada que cambiaría su vida: “A las 6:20 recibí una llamada de mi mamá pidiendo auxilio... que mis hermanos estaban muy mal, que estaban llenos de sangre”.
Él rápidamente quiso irse para donde sus familiares, pero su jefe no lo dejó porque se encontraba en estado de shock por la noticia. Media hora después no se aguantó y tomó su moto. Fue hasta el lugar, pero sus hermanos ya habían sido trasladados.
“Al entrar, pregunté por mis hermanos... y al final me dijeron: ‘Están allá abajo’. Bajé y estaban ya muertos... No tiene explicación verlos a ellos ahí, sin nada, sin signos vitales”.
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Con voz entrecortada, David relató su cercanía con Luisa, a quien llamaba su consentida. “Incluso, antes de salir de la casa, le pude dar un abrazo de feliz cumpleaños. Pude decirle que la quería mucho, pero sin saber que era lo último”.
Sobre Sergio, recordó su inteligencia y aspiraciones: “Él era la cabeza de la familia, el niño inteligente... Quería ser asistente de vuelo. Tenía muchos sueños. Él decía que quería conocer muchas partes del mundo”.
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Aunque trata de no guardar rencor, no oculta el dolor. “Lamentablemente, mis hermanos menores fueron los que pagaron los platos rotos... A las personas que lo hicieron, Dios quiera que nunca tengan que vivir este dolor”.
El momento más duro fue tener que decirle a su madre que sus hijos no sobrevivieron. “Yo fui el que le contó... Ese vacío es muy muy inmenso, muy grande”.
Rosa Elvira, con 23 años vendiendo hojaldres y avena en La Plata, sacó adelante sola a sus cuatro hijos. “Los graduó... les dio todo lo que ella pudo dar. Es duro verla en este momento a la cara y decirle que todo va a estar bien porque se sabe que no es así”, concluyó David.
Ahora, su misión es cuidar de ella y honrar la memoria de sus hermanos. “Me toca ser fuerte... me derrumbo a momentos, pero estando solo, porque con ella me toca ser muy fuerte”.