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El corazón natural de Jericó y Támesis

Los dos municipios muestran su potencial ecoturístico
y su preocupación ante la posible llegada de la minería.

  • En ambos municipios tienen actividades ecoturísticas para principiantes y expertos, de día y de noche. FOTOS Esteban Vanegas, Jaime Pérez y Eco Cartama.
    En ambos municipios tienen actividades ecoturísticas para principiantes y expertos, de día y de noche. FOTOS Esteban Vanegas, Jaime Pérez y Eco Cartama.
  • Ecoturismo por el municipio de Támesis en el suroeste de Antioquia. Foto: Esteban Vanegas Londoño
    Ecoturismo por el municipio de Támesis en el suroeste de Antioquia. Foto: Esteban Vanegas Londoño
  • FOTOS Esteban Vanegas, Jaime Pérez y Eco Cartama.
    FOTOS Esteban Vanegas, Jaime Pérez y Eco Cartama.
  • FOTOS Esteban Vanegas, Jaime Pérez y Eco Cartama.
    FOTOS Esteban Vanegas, Jaime Pérez y Eco Cartama.
  • FOTOS Esteban Vanegas, Jaime Pérez y Eco Cartama.
    FOTOS Esteban Vanegas, Jaime Pérez y Eco Cartama.
  • FOTOS Esteban Vanegas, Jaime Pérez y Eco Cartama.
    FOTOS Esteban Vanegas, Jaime Pérez y Eco Cartama.
27 de septiembre de 2019
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Los fundadores de Jericó quedaron maravillados con el paisaje hace siglo y medio. Entraron a caballo, entre trochas por la montaña, por la antigua vía de Puente Iglesias paralelo al río Piedras, cuyo nacimiento se da en un punto de La Capota, entre Támesis, Jardín, Riosucio y Caldas. Allí hay una “estrella fluvial” que da vida a seis ríos: el San Antonio, el Támesis, el Cartama, el Frío, el San Juan y el Piedras, que se escurre por Jericó.

John Wilmar Marín, campesino de una familia cafetera de tercera generación de Jericó, describe su cartografía hídrica como un territorio hecho para disfrutar de la naturaleza.

Este municipio del Suroeste antioqueño está rodeado de escarpes naturales, rocas gigantes como cortadas de un tajo, que garantizan una regulación climática importantísima, explica Adolfo Correa, profesional de áreas protegidas de Corantioquia.

“La cuchilla de farrallones prácticamente va hasta el Nudo del Paramillo y recoge las corrientes cálidas y húmedas del Pacífico, que generan unos bancos de humedad muy importantes para el departamento”, explica el experto de la corporación sobre por qué protegerlo es vital.

Economía

Los turistas van a Jericó a comprar carrieles y correas, a visitar fincas cafeteras y a comer dulces de cardamomo; se toman fotos en las puertas de las casas, visitan las iglesias y recorren los paisajes naturales.

Un 50 % de la economía de la tierra de la Madre Laura depende del turismo, según cifras de la Alcaldía, algo que se nota en el crecimiento de la infraestructura. Hace 15 años había cuatro restaurantes y ahora, cerca de 30; había cuatro hoteles y hoy 25 y 20 fami-hoteles.

En Támesis el turismo representa un 40% en la economía. En 2011 no había más de tres hoteles y hoy hay 17; habían tres restaurantes y hoy, nueve.

Entre enero y mayo de este año Jericó recibió cerca de 24.000 visitantes, que generaron un ingreso de $3.600 millones; en el mismo periodo, Támesis recibió 1.250 visitantes, que dieron ingresos por $145 millones (ambos números reflejados en el gasto de estadía de turistas).

Los dos pueblos tienen una vocación turística con recorridos por su topografía, senderismo, avistamiento de aves, espeleología, arqueología y parapentismo, atravesados por centenares de cuencas, ríos, quebradas, arroyuelos, lagos y cascadas.

De ahí que haya preocupación por proteger sus recursos ante una posible licencia de la Anla para el proyecto de AngloGold Ashanti, multinacional interesada en extracción subterránea de cobre en Jericó –a 12 kilómetros del casco urbano, en límite con Támesis–.

El dilema minero

Con toda esa naturaleza alrededor, algunos habitantes se preocupan por la protección de los recursos y las consecuencias de la extracción.

“No queremos que se nos vea como oposición al desarrollo, pero nos preocupa la minería por el impacto ambiental y social”, explica Nelson A. Restrepo, secretario de Educación, Cultura y Turismo de Jericó.

La minera, en su lugar, plantea que la extracción y el turismo son compatibles y que propondrán proyectos que beneficien actividades como el avistamiento de aves, y otras actividades de compensación y la rehabilitación de 1.972 hectáreas.

“El proyecto ha considerado crear un corredor ecológico que contempla la conexión entre el río Cauca, zona del escarpe, el río Piedras, cuenca de la quebrada Quebradona, Cuchilla Jardín Támesis y la cuenca de la quebrada La Guamo, de tal manera que las especies de fauna recuperen la movilidad entre los ecosistemas”, dice la compañía y añade que esta será la inversión más grande en la historia del municipio para proteger su capital ecosistémico.

Las agencias, en tanto, también están alertas. Lina Vanegas, de Ecoland, cree que solo escuchar la palabra minería cambia el paisaje. “No van a querer conocernos porque es zona minera, tendrán otra percepción”.

Al sobrevolar estos territorios en parapente, explica, ella ve el paisaje y la cultura de los jericoanos desde el aire. Siente como si las dos cosas estuvieran creciendo muy rápido pero en direcciones opuestas, como si fueran en contravía. Mientras tanto disfruta cada día de lo que tiene la naturaleza para dar, producir, aprovechar y vivir.

TÁMESIS

Espeleología

Ecoturismo por el municipio de Támesis en el suroeste de Antioquia. Foto: Esteban Vanegas Londoño
Ecoturismo por el municipio de Támesis en el suroeste de Antioquia. Foto: Esteban Vanegas Londoño

Por la vereda San Antonio se hace espeleología, es decir, descensos en grutas, cuevas y cavernas para apreciar estructuras geológicas bajo tierra. En esta zona está la casa del Indio Raúl, las cuevas de El Cura y La Pinera, y los bosques del río San Antonio, donde están los “ordanales”, laberintos creados por sobreposición de rocas que se van formando como bolas. “Son muy diferentes a las rocas calizas que hay en las cavernas de Río Claro, que se forman con estalagmitas y estalactitas”, explica José Fernando Duque, jefe del departamento de Geología de Eafit. Los ordanales son formaciones similares al magma de los volcanes y señala que se podrían llamar de manera muy rudimentaria como “las raíces de un volcán”. José aclara que, aunque no se ha encontrado ninguno, sí hay evidencia de este tipo de rocas. El geólogo indica que las rocas de Támesis podrían tener 7,5 millones de años y la formación del ordanal cerca de un millón en edad. Crístofer Martínez, guía de Ecocartama, agencia de ecoturismo de Támesis, comenta que hay partes donde no entra la luz, con vegetación y animales. Esta empresa tiene un recorrido categoría 4,5 en una escala de 1 a 5 (exigente) de nueve horas, con hidratación, avistamiento de aves, almuerzo, vista en el mirador de Cristo Rey, recorridos por los bosques y espeleología.

Petroglifos

FOTOS Esteban Vanegas, Jaime Pérez y Eco Cartama.
FOTOS Esteban Vanegas, Jaime Pérez y Eco Cartama.

Desde el siglo I d. de C. hasta el XVI, unos años después de la Conquista, hubo asentamientos humanos en sectores del Suroeste (Támesis, Titiribí, Venecia, Valparaíso y Caramanta). Se sabe esto, por las “huellas en el paisaje” y los registros que arqueólogos empezaron a estudiar. La investigadora Alba Nelly Gómez García, autora del libro Petroglifos. Támesis, Antioquia, dice que han encontrado tumbas y “petroglifos”, grabados sobre las rocas con imágenes elaboradas por habitantes de la zona. “En el inventario de 2015 encontramos 93 rocas y 650 grabados, pero hemos seguido reportando más hallazgos. Me atrevería a decir que tenemos 150 rocas y 750 grabados ahora”. En la vereda El Rayo es donde hay mayor cantidad de piedras grabadas desde el cañón de río Claro hasta el Cartama, en una extensión de 80 kilómetros. “Esto nos muestra un tipo de uso del espacio. Por ejemplo, todos los petroglifos de Támesis están cerca de las fuentes de agua y miran hacia ellas”. La docente explica que cree que es como una forma de ordenamiento territorial y de organización del espacio. Dependiendo de la exigencia, Ecocartama es una de las empresas que ofrecen varios recorridos. “Según la temporada del año y la luz del Sol que haya, se pueden ver mejor las figuras. En la noche con lámparas se reflejan más”, explica la agencia.

JERICÓ

Avistamiento de aves

FOTOS Esteban Vanegas, Jaime Pérez y Eco Cartama.
FOTOS Esteban Vanegas, Jaime Pérez y Eco Cartama.

En la zona baja del Cauca hay tres especies de pájaros endémicas colombianas: el cucarachero paisa, un atrapamoscas y un carpintero pequeño.

“Son avistamientos obligados para cualquier observador de aves que viene al suroeste antioqueño porque pertenecen al bosque seco”, explica el biólogo y guía de aviturismo José Fernando Castaño. En la parte alta de la cuchilla (colina) Jardín-Támesis, hay aves insignias como el cacique candela, el loro orejiamarillo y otras migratorias como el hormiquero de Parker, la tángara Turquesa, gallito de roca, barranqueros, carriquíes, gavilanes, la reinita cerúlea y la reinita dorada que vienen de Canadá y Estados Unidos. También se ve la Caracara cheriway (en la foto). Según la revista Science, en los últimos 50 años Norteamerica ha perdido cerca de 3.000 millones de aves. “Son especies con interés de conservación en Estados Unidos. Llegan entre 20 y 25 a los cafetales del Suroeste”, explica. La recomendación de José Fernando es llegar a través de un local o un guía para apreciar este atractivo en el sector.

Parapente

FOTOS Esteban Vanegas, Jaime Pérez y Eco Cartama.
FOTOS Esteban Vanegas, Jaime Pérez y Eco Cartama.

Desde octubre de este año una empresa tendrá servicio de parapente. A 1,3 kilómetros antes de llegar a Jericó será la zona de despegue. El vuelo se lanza sobre el escarpado (cuchilla de la montaña) y cae al gran cañón del río Cauca, planea los cultivos de café y las variaciones de bosque seco de la rivera del río. Quien vaya navegando mira a un lado y alcanza a ver Peñalisa y el cañón que va hacia Bolombolo; mira al otro y ve los farallones de La Pintada, cada uno en un radio de 20 kilómetros de distancia. Cuenta Lina Vanegas, piloto monoplaza (con licencia individual), que el descenso puede estar acompañado por diferentes tipos de aves migratorias, águilas, gallinazo rey y común; y por las 4:00 p.m., de monos aulladores y osos perezosos. Ecoland está a 1.960 metros sobre el nivel del mar (m s. n. m.). El vuelo más corto es a la finca El Castillo, a un desnivel de 940 m s. n. m.; los otros dos son Cauca Viejo y Puente Iglesias, ambos a 640 m s. n. m. En línea recta, la distancia es 3,5, 8 y 9 kilómetros, respectivamente. Por eso Ecoland “vende distancia”, según la zona de aterrizaje. Incluye pólizas, piloto acompañante y transporte de regreso.

Senderismo

FOTOS Esteban Vanegas, Jaime Pérez y Eco Cartama.
FOTOS Esteban Vanegas, Jaime Pérez y Eco Cartama.

Jericó tiene por lo menos tres reservas naturales donde se pueden hacer caminatas ecológicas: el parque de Las Nubes, La Capota y La Trocha. Está en un corredor biológico denominado “zona de escarpes”, que son terrenos con inclinaciones fuertes que hacen que el suelo sea muy variable. “Se pueden ver especies de felinos como pumas, ocelotes, yaguarundis; y mamíferos pequeños como el oso andino o oso de anteojos”, explica el biólogo Adolfo Correa, y añade que esta región está entre la zona de movilidad de este animal. El tipo de fauna que habita este sector es dinámica, es decir, no tiene asentamientos en un solo territorio. En cuanto a flora, indica que es común toparse con robledales y cominos, varios tipos de orquídeas, anturios y bromelias. “Se han reportado cerca de 150 especies de flora, una cantidad muy alta para una zona tan pequeña”, dice el biólogo. Detalla que en las áreas protegidas (Distritos de Manejo Integrado, DMI) que rodean a Jericó y Támesis no se permiten actividades como motocross, cabalgatas o ciclomontañismo, por la fragilidad del terreno. “Se recomienda que las personas vayan a través de los senderos para disfrutar más el paisaje y no generar impacto”. Hay varias agencias que proponen diferentes recorridos y niveles de exigencia, para familias o expertos.

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