Apenas tenía 16 años. Nada tenía que ver con grupos delincuenciales, pero murió en medio de un enfrentamiento entre combos.
Laura María Serna Tobón no estaba en una rumba ni en una heladería ni en una plaza de vicio. Iba por la calle, caminando con unos familiares, cuando una bala perdida la impactó por la espalda.
La adolescente transitaba con sus parientes por la avenida 45 con diagonal 60 del barrio Niquía, justo cuando se desató una balacera en el sector.
Probablemente ni ella ni los suyos sabían que estaban cruzando una frontera invisible.
Eran poco más de las 7:30 de la noche del sábado cuando empezaron los tiros.
A Laurita, como se refirieron a ella los familiares y amigos que lamentaron en redes sociales su asesinato, la llevaron de inmediato a una clínica de esa zona, donde no pudieron salvarla.
“Hijita mía. Gracias por estos años de felicidad inmensa. Te amaré por siempre ......”, publicó la mamá de la adolescente en Facebook. Más de 100 mensajes de condolencia recibió en la red social. Laurita evidentemente era muy querida.
‘Pachelly’ vs. ‘Camacol’
Hasta ayer había trascendido la información de que habrían sido integrantes del combo delincuencial ‘Camacol’ quienes habrían llegado dándoles bala a unos pelados que estaban parados en la parte de afuera de la cancha conocida como El Burro, ubicada a pocos metros del lugar por el que lamentablemente iba pasando la joven en ese momento.
“Se oyeron más de 15 tiros. Yo ni salí a mirar”, dijo un vecino, uno de los pocos que se animó a responder.
Vivir en plena frontera invisible ha tenido en los habitantes del sector una consecuencia absolutamente visible: permanecen con miedo.
Aunque no estaban ofreciendo ninguna información, miraban para todos lados, nerviosos, mientras la prensa estuvo en el sitio, como si de un momento a otro se fuera a armar otra balacera.