En un mundo de mentiras. Así vivió la Junta Directiva de Plaza Mayor Medellín durante la gerencia General de Gabriel Jaime Rico Betancur (2012-2014), según lo declaró a este diario el empresario Gabriel Harry Hinestroza, quien agregó que, por esa misma razón, los hechos se pusieron en conocimiento de los entes de control, incluyendo a la Fiscalía, “que ya metió la mano en algunas cosas”.
“La verdad es que todos nos sentimos engañados, porque nos metieron mentiras”, afirmó Harry Hinestroza, un hombre de negocios que ha estado vinculado al agro y a la finca raíz, reconocido por su espíritu emprendedor y su pasión por Urabá. Actualmente preside la Junta de la Cámara de Comercio de Medellín.
EL COLOMBIANO: A usted, que estuvo en los últimos cuatro años en la Junta, quiero preguntarle oficialmente ¿cuál es la visión que tiene de lo que pasó en Plaza Mayor?
“A ver, hombre, la verdad es que todos nos sentimos engañados, porque a nosotros nos metieron mentiras. Cuando llega una cosa revisada por un revisor fiscal, la Junta confía en que el revisor le entregó las cuentas totalmente, pero ahí hubo cosas que no fueron presentadas a su debido tiempo. Este señor (Rico), desgraciadamente, se tomó atribuciones en algunas de las cosas que no tenía. No es para formar un escándalo, pero debo decir también que el alcalde, (Aníbal Gaviria Correa) solicitó cosas que no estaban dentro de la función de Plaza Mayor. Pero es que teniendo el 75 por ciento del negocio, cualquiera -un Ardila Lülle o un Sarmiento Angulo- pues hombre, casi que ordena”.
Usted dice que todos se sienten engañados por la administración anterior. ¿Eso es válido tanto con Rico como con Uriel Sánchez Zuluaga?
“Uriel quiso enderezar las cosas, pero para mí ya era tarde. Él puso voluntad y fue verraquito en haber aceptado el cargo. Ahora, es que hay un problema también: un señor, el financiero, no se manejó a la altura. Él también manejó eso a media petaca”.
¿David Rodríguez?
“Sí, David. Y lo otro, que me parece muy grave, es lo que pasó con la planta de personal. Antes había que entrar a Plaza Mayor con una tarjeta de registro y se sabía quién entraba y quién salía. Pero el señor Rico las quita y ya no se sabía quién iba a trabajar y quién no iba. La nueva gerencia reduce la nómina, para llevarla a lo que fue antes”.
De lo documentado por este diario, y que no le fue informado a la Junta, ¿qué es, para usted, lo más grave?
“Para mí, los estados financieros fueron mal presentados de mucho tiempo para acá. Ese fue un engaño, mostrarle a la Junta cifras que no son, que no reflejan la realidad del negocio, por lo menos de los últimos dos años y medio”.
¿Qué más no le informaron?
“Le informaron a la Junta de un negocio, que valía como 30.000 millones de pesos, pero luego de haberlo firmado. Casos como el de los restaurantes escolares, en Bogotá, lo supimos primero por la radio, luego nos contaron en Junta, pero ya había salido Rico y le tocó destapar eso a Uriel”.
¿Qué hay sobre los informes de auditoría?
“Hubo cosas que la Contraloría revisó y que para mí fueron mal hechas. Como decir que un muchacho se enredó en una tarjeta de crédito y pagó cosas con dineros que eran de la empresa y luego el papá adquirió un crédito y canceló por él. La plata no se perdió, pero fueron cosas mal hechas. Cuando el muchacho fue a hacer el arqueo, estaba descuadrado y el papá fue y consiguió una plata y pagó”.
¿Y eso sí se lo contaron con detalle a la Junta.
“Sí, pero después. Todo después”.
¿El problema fue real, el muchacho utilizó mal ese dinero?
“Sí, señor, porque él estaba utilizando dineros, que eran de ese contrato de Bogotá de los alimentos”.
Hablemos de las cartas del revisor fiscal, que fue lo último revelado por este diario. ¿Esos documentos sí llegaron a la Junta?
“Pero inoportunos. Es que, a ver, hubo una información siempre inoportuna. Uno estaba comiendo cuento de que eso estaba generando dinero, que ningún evento daba pérdida. Es el caso de la mayoría de las ferias, propiedad de Plaza Mayor, que decían que no las dejaban de hacer porque perdían la continuidad.
Yo puse la cara en la asamblea, la presidí, porque no apareció Luis Felipe Hoyos Vieira (exvicealcalde de Desarrollo Económico de Aníbal Gaviria), que era el presidente de la Junta Directiva. Me tocó coger la dirección de la asamblea, algo muy incómodo. Un señor echó su discurso y tuve que dar explicaciones. Al final me pidieron que quedara en la Junta, pero les dije que no tengo los ánimos”.
Pero tiene la experiencia.
“Hombre, sí, pero salí muy aplanchado. Uno tan viejo y comer cuento, eso es muy verraco. Un socio con el 75 por ciento de las acciones tiene poder y lo ejerce. El alcalde de Medellín (Aníbal Gaviria), ordenó hacer cosas que no eran de la función de Plaza Mayor.
Si, por ejemplo, a Madonna la iban a traer al estadio Atanasio Girardot, y no a Plaza Mayor, pues nosotros no teníamos por qué meternos en eso. Rico se le metió a eso porque el Alcalde le solicitó que se metiera, hasta que un día lo paramos, porque querían que Plaza Mayor se metiera a grabar un video internacional. Dijimos que no podíamos seguir en ese cuento. (Ver acta de Junta en www.elcolombiano.com). Con eso se perdió mucho tiempo de la gente y se dejaron de hacer cosas, que sí eran de la empresa”.
El Código de Comercio establece unas responsabilidades de las juntas directivas. No sé si el hecho de decir que no fueron informados, engañados y eso, los exonere a ustedes de responsabilidad. ¿La Junta denunció esas presuntas anomalías?
“A la Asamblea y a los socios se les mandó una constancia de la Junta Directiva, firmada por ella”.
¿Dejaron constancia del engaño del que fueron objeto?
“Sí, señor, de todo, desde el momento en que se empezó a destapar todo. Es que cuando a vos te están entregando informaciones chimbas, ¿qué hacés vos, si están firmadas por un revisor fiscal, por el gerente Financiero y por el gerente Ejecutivo de la entidad? Uno piensa que todo está auditado, todo revisado. Como Junta no sos administrador, fijás políticas y das una dirección, pero si te dan información chimba, te enredás en las pestañas”.
¿Qué futuro le ve a Plaza Mayor?
“Mucho. Tiene un potencial muy grande. Es el ícono de Medellín, siempre y cuando se le haga un hotel, porque todos los centros de convenciones y exposiciones del mundo tienen hoteles cercanos.
De otro lado, yo respaldo el tema de la zona franca permanente especial de servicios de Plaza Mayor Medellín. Si se hace el hotel, todo lo que se traiga a él entra como zona franca y sería un gran aporte. Además, si se hace el pabellón amarillo, con una Alianza Público Privada (APP), muchos de los costos aplicarían para obtener beneficios de la zona franca”.