El anuncio reciente hecho por el gobernador Andrés Julián Rendón, de que venderá la casona que le sirve de “embajada” a Antioquia en Bogotá ha despertado los ánimos de varios sectores.
“La Casa de Antioquia se pone en venta por esos gastos excesivos que son altos para el resultado. Con la venta de este inmueble, que hoy genera gastos excesivos, Antioquia tendrá más recursos para destinar al departamento”, fueron las palabras del mandatario el 12 de julio pasado, cuando expresó la propuesta.
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Esta es una construcción tipo republicano, de adobe a la vista bellamente terminada y con ventanales de hierro y vidrio. Está ubicada en la carrera 6 con calle 35, en un costado del Parque Nacional y varios gobernadores la han tenido para realizar reuniones importantes, actos sociales y hasta para dormir, porque tiene donde hacerlo. Siempre en la parte externa está ondeando la bandera verde y blanca del departamento.
Su mayor esplendor fue en el gobierno de Belisario Betancur (1982-1986). El mandatario se mantenía allí en todo tipo de reuniones con políticos del más alto nivel e intelectuales, pero también ha habido altibajos, dependiendo del entusiasmo y el compromiso de quien esté al frente.
La idea de habilitar esta especie de “sede consular” se concretó en el decreto 1227 de 1977 y comenzó a funcionar en abril del año siguiente, fecha desde la cual opera, sin interrupciones, como centro administrativo y cultural.
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Por aquella época aún no existía el aeropuerto José María Córdova y había menos vuelos que ahora entre el Olaya Herrera y Eldorado; por supuesto, no existía ni idea de lo que sería después internet y el desarrollo de las telecomunicaciones que hoy conocemos, por lo cual era frecuente que algunos gobernantes se quedaran a dormir allí. Así lo hacían por ejemplo Juan Gómez, Luis Alfredo Ramos y algunas veces Sergio Fajardo, Luis Pérez y Aníbal Gaviria. Por ahora, Rendón ha ido varias veces pero nunca ha pernoctado.
“Hoy la conectividad nos ha facilitado los trámites de nivel central que ya no requieren presencialidad”, le dijo el gobernador a La República para acabar de sustentar su propuesta de prescindir de la propiedad.
Sin embargo, el miércoles de la semana antepasada Rendón realizó una reunión con la bancada antioqueña en el Congreso y buscaba tratar diversos temas de la agenda regional, pero de manera espontánea senadores y representantes a la Cámara se salieron del “libreto” para plantearle la inquietud de si en realidad los beneficios de la transacción justifican sacrificar esta presencia permanente en la capital de la República.
“En mi caso, fui muy respetuoso pero claro en que creo que Bogotá es la capital y que si tuviéramos cuatro o cinco casas de Antioquia acá se podría plantear la posibilidad de vender alguna, pero solo tenemos una que está ubicada en un barrio estratégico, cercano a donde se hacen las gestiones con el Gobierno Nacional, y si se vende sería muy difícil conseguir otra por los costos; y que evaluara la posibilidad de no vender la casa”, expresó el senador Andrés Guerra, que como Rendón pertenece al Centro Democrático.
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Ancízar Villa, quien gerenció la Casa Antioquia por 17 meses, entre el final de la administración de Luis Pérez y el inicio de la de Aníbal Gaviria (2018 a febrero de 2020) califica la venta como una manera de “parroquializar la administración” porque el 60% de las decisiones importantes que afectan a las regiones se siguen tomando en la capital de la República. De hecho, los congresistas pasan cuatro de los siete días de la semana en esta ciudad.
Además, contradice al gobernador Rendón al afirmar que el sostenimiento de la casa no resulta oneroso, pues solo se gastan la nómina de cinco funcionarios (gerente, auxiliar administrativa, secretaria, comunicador y conductor) y dos practicantes, más un fondo para gastos menores como arreglos o jardinería, porque lo demás se logra a través de patrocinios con la empresa privada y la Fábrica de Licores de Antioquia.
“En mi tiempo no había presupuesto asignado, me daban una caja menor de cuatro millones 200 mil pesos mensuales y con eso pagaba servicios y cositas; el café y las aromáticas las mandaban de Medellín. En ese lapso pude haber hecho fácilmente 30 eventos a donde iba la colonia y la flor y nata de exministros, pero también artistas y representantes de la cultura que veían la casa como sede de encuentros”, dijo Villa, quien remató sentenciando que es un completo absurdo hablar de que hoy los medios digitales eximen de la presencialidad.
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Pero además, puso en tela de juicio que con lo que se obtenga de la transacción se vaya a poder llenar algún hueco en el presupuesto departamental, pues si bien el terreno está ubicado en un sitio estratégico, el margen de maniobra para aprovecharlo se restringe al máximo por tratarse de una edificación de carácter patrimonial.
También el periodista César Pérez Berrío, quien ha sido toda su vida profesional cercano al cubrimiento de la administración pública, destacó la función que ha cumplido la Casa de Antioquia como sitio de enlace con públicos de interés para el departamento.
Recordó que este ha sido lugar permanente de reunión de magistrados, políticos de alto nivel de origen paisa con posiciones estratégicas, pero también de conferencias, charlas académicas, exposiciones, conciertos, actos de exaltación de la cultura autóctona y otros tipos de celebraciones que exaltan el espíritu antioqueño.
Pérez Berrío opina que la casa puede seguir siendo como una vitrina permanente para promover los productos de la FLA y las empresas antioqueñas, mientras que el senador Guerra plantea que se podría crear una especie de centro de documentación donde cualquiera pueda hacer consultas sobre la economía y los proyectos más grandes de Antioquia.
La puja entre el costo-beneficio está planteada, pues si bien por un lado a la Gobernación le interesa la buena imagen, también hace cuentas de los mil millones de pesos anuales que, según fuentes oficiales, le toca desembolsar por año para sostener la Casa de Antioquia, y de unos 5.000 millones que estima le darían por esta bella construcción.
Mientras tanto, hay expectativa entre los funcionarios de esta sede que depende directamente del despacho del Gobernador por saber qué pasará con ellos. Voceros del Sindicato de Servidores Públicos (Sintraserant) dijeron que en una reunión les informaron desde el piso 12 de La Alpujarra que estos serían trasladados a Antioquia —la mayoría son de Cundinamarca—. El jueves pasado la gerente, Victoria Eugenia Restrepo, fue notificada de que su cargo lo eliminarían.
