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¿Por qué hay tantos escombros en las calles?

Cierre de tres acopios de estos residuos, más incultura ciudadana, influyen en lo que se ve en Medellín. Alcaldía no da respuesta.

  • En el Barrio Antioquia hay un depósito donde los motocargueros llevan los residuos, pero espacios como estos se quedan cortos para los escombros de la ciudad. FOTO Camilo Suárez y cortesía
    En el Barrio Antioquia hay un depósito donde los motocargueros llevan los residuos, pero espacios como estos se quedan cortos para los escombros de la ciudad. FOTO Camilo Suárez y cortesía
22 de septiembre de 2022
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La situación no es nueva, pero cada vez se ha hecho más evidente: bultos de concreto tirados sobre andenes, vidrios rotos o pedazos de baldosa que afean un parque. En cámaras, mientras unos estudiantes protestaban, quedó ponchada una volqueta que, sin escrúpulos, abrió la compuerta para arrojar su contenido al suelo. Luego se supo que los manifestantes obligaron al conductor a botar los escombros, pero ese hecho, aunque parece aislado, es síntoma de un problema que aqueja a la ciudad cada vez con más fuerza.

A través de redes sociales, ciudadanos han denunciado cómo algunos dejan estos residuos sobrantes de construcciones en espacios públicos. Aunque el problema puede achacarse, con cierta razón, a la falta de cultura ciudadana, es mucho más complejo que eso.

El problema, en realidad, también en parte es estructural. En la ciudad existían tres centros de acopio temporales de escombros. Estaban en los barrios La Iguaná, Enciso y Santa Lucía. A ellos, a través de un convenio con Emvarias, se llevaba buena parte de los residuos de construcciones.

Pero eso cambió con la administración de Federico Gutiérrez. Con el argumento de que en esos lugares se cobraban “vacunas” para depositar los residuos, y que los combos delincuenciales ejercían poder sobre ellos, su alcaldía los cerró. El problema es que no volvieron a abrirlos y, pese a que la actual administración ya lleva más de dos años, tampoco ha hecho la gestión para su reapertura.

Aunque el cierre no explica del todo la presencia de escombros en las calles, sí ha sido un factor a considerar. A esos espacios iban a dar una buena parte de los residuos, especialmente llevados por los más de 600 motocargueros que hay en el Valle de Aburrá.

“Ese cierre nos dejó ahogados, nos acorraló. Ahora el negocio no es bueno y al cliente hay que cobrarle más para poder llevar hasta los botaderos que hay fuera de la ciudad”, comenta Héctor González, líder de los motocargueros.

Como en todo gremio, dice González, hay quienes no tienen juicio y hacen quedar mal a los demás: “Hay algunos que botan los escombros por ahí, en cualquier parte, pero no es el gremio, sino solo algunos, como pasa con todos los gremios”.

Los motocargueros son una parte importante de la disposición de estos recursos. Son ellos los que recogen las sobras de las remodelaciones de casas en los barrios. Sus clientes son la ciudadanía, no las grandes obras de vías, puentes o centros comerciales.

Esos residuos de mayor tamaño son transportados por el gremio de los volqueteros, que se asocian con los constructores. Luis González, el líder de ese sector del transporte, explica que en Medellín no hay un depósito final para llevar los residuos. Existen, sí, sitios de aprovechamiento, como el que tiene la empresa Sinesco en Belén, pero no todos los sobrantes de las obras y las demoliciones son aptos para el proceso de reaprovechamiento.

Entonces, vuelve y juega, hay que buscar un sitio de depósito final que la ciudad no tiene. El cálculo es que en el área metropolitana se producen 19.000 toneladas de estos residuos todos los días. De ellos, apenas un 30% es reaprovechable. González, sin embargo, es más pesimista y, basado en su experiencia, dice que podría ser apenas un 5%.

Lo que no se puede aprovechar, es decir, la gran mayoría, va a dar a planes de lleno como las escombreras que están fuera de Medellín. Las hay en Bello, Barbosa, Copacabana o Caldas. “Medellín se convirtió en una ciudad tránsito: lo que genera en escombros va a dar a otros municipios. Antes, cuando existían los acopios temporales, la gente en los barrios acudía al servicio para llevar los residuos a esos sitios. Desmejoró el manejo con el cierre de esos puntos y las consecuencias se ven”, considera el líder de los volqueteros.

En la ciudad hay algunos acopios privados, pequeños, en los que se disponen los residuos, pero no dan abasto a la cantidad de material que se produce (ver foto).

Además del cierre de esos sitios de acopio, es evidente que hay una falta de cultura ciudadana y una ausencia de campañas pedagógicas. Aunque ha habido esfuerzos al respecto, como la App que lanzó la empresa Sinesco para recoger escombros y mitigar el impacto ambiental, los resultados en general han sido escasos y eso puede evidenciarse en la calle. “Lo que ha faltado es cultura, es ir a los barrios que están creciendo y ver qué pasa, ver los territorios en los que no se respeta el POT. No hay campañas ni acompañamiento”, señaló González.

Desde el martes 13 de septiembre, EL COLOMBIANO pidió explicaciones a la Secretaría de Medio Ambiente de Medellín, a través de su oficina de prensa, sobre el porqué aún no se han reabierto los acopios o qué otros planes se tiene para este problema. Sin embargo, después de insistir varias veces, no hubo respuesta

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