En algún lugar debe estar un equipo de producción relamiéndose esperando a que por fin le entreguen tiquete de embarque a 10 hipopótamos del Magdalena Medio para subirlos a un avión y llevarlos a México.
Saben que el éxito del documental está garantizado; los Colombia’s ‘cocaine hippos’, así titularán y será la historia más top en las plataformas de Europa y Estados Unidos.
Pero hay un problema. Los permisos necesarios para hacer realidad la película de embarcar del Magdalena a Sinaloa 15.000 kilos de puro músculo, una decena de los animales más peligrosos del planeta, están bastante emboltados.
Hay que decir que el asunto empezó torcido. El pasado 30 de marzo, en la rueda de prensa que organizó el gobernador Aníbal Gaviria con el empresario mexicano Ernesto Zazueta, el mandatario local y el hombre interesado en llevarse a los hipopótamos dieron un paso en falso y aseguraron que antes de que julio apareciera en el horizonte estos mega invasores estarían ya en Sinaloa.
El improbable margen de tiempo y el desconocimiento que demostraron sobre los rigurosos trámites que exige la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres –Cites– cayeron mal en el Ministerio de Ambiente, encargado de avalar el trámite.
Dos semanas después, el gobernador Gaviria metió leña al fuego al solicitar nuevamente celeridad en el trámite a la ministra de Ambiente Susana Muhamad y al presidente Gustavo Petro, trinando una foto del hipopótamo muerto en plena vía tras un accidente con una camioneta.
Según dos fuentes del equipo del Ministero, esta presión mediática acabó colmando la paciencia de la ministra que la entendió como una estrategia del gobierno de Antioquia para anotarse unos puntos ante la opinión pública a costas del Gobierno Nacional.
Y es que, en lo que concierte a Minambiente –dicen los funcionarios consultados–, el interlocutor legítimo en Antioquia en la problemática de los hipopótamos es Cornare, la autoridad ambiental que, todo hay que decirlo, es la única que se ha echado al hombro uno de los problemas de especies invasoras más crítico del mundo, aún cuando muchas veces nadie más en el departamento y el país alzó la mano. De manera que ese protagonismo imtempestivo que asumió el gobernador fue entendido más como un acto político que otra cosa.
Pero no solo hay una pugna de egos políticos de por medio. También hay argumentos técnicos. Los requisitos que exige Cites tienen la obligación de garantizar condiciones seguras para las translocación, reubicación y comercio de la biodiversidad del planeta, y sus exigencias son un rompecabezas que involucra, dependiendo del caso, estudios de décadas y esfuerzos de decenas de funcionarios. Los tiempos normales para la aprobación de estos trámites, explican los funcionarios, pueden tomar entre seis meses (en casos de especies mucho menos problemáticas que los hipopótamos) y hasta un año.
En el Ministerio señalan que no ha ayudado mucho a agilizar el proceso la documentación presentada por Zazueta de la cual dicen que tiene varios vacíos considerables, empezando por el sitio que ofrece el empresario para albergar en condiciones seguras a los hipopótamos. El llamado Santuario ubicado en Sinaloa cuenta con un lago de 0,1 hectáreas, que según los biólogos sería insuficiente para recibir en condiciones dignas a esta cantidad de hipopótamos. Además, Zazueta estuvo inmerso en 2021 en un escándalo por la muerte de decenas de felinos bajo su cuidado rescatados de zoológicos en México durante la pandemia.
Esta semana el gobernador Gaviria se pronució y se mostró molesto por la situación. “No hemos podido avanzar en las tramitologías que debe surtir el Gobierno Nacional”, dijo Gaviria lamentando que el tema esté “frenado”. Valga decir que también en Cornare están agobiados con el asunto. Para David Echeverri, el jefe de Bosques y Biodiversidad de la entidad, es agotador que para “cada solución el Gobierno ofrezca un problema”.
En todo caso, lo último que le falta a una de las mayores crisis ecológicas del país –y de las más complejas del mundo– es que termine politizada. Suficiente tiene el Magdalena Medio con los estragos de los casi 200 hipopótamos que, día a día, arrasan con su riqueza natural. Mejor dicho: más trabajo, menos palabras.