En siete años de haber iniciado, el programa de Energía Prepago de EPM ya está en 170.000 hogares de Antioquia. La meta para 2015 es llegar a 10.000 más, buscando que se beneficien especialmente las familias de menor capacidad de pago.
La jefe de la Unidad de Oferta Hogares de la empresa, Claudia Gómez Maya, afirma que el programa logra cada vez más expansión porque la gente tiene la posibilidad de controlar el consumo que puede pagar.
“La condición para acceder al servicio es que las personas tengan cinco meses de suspensión del servicio por falta de pago, consecutivos o no”, explica.
Aclara que no es obligatorio que quienes vivan las continuas suspensiones se inscriban, pero por lo general lo hacen: “este es un programa en el que creemos mucho porque se ajusta a las condiciones de ingreso en un país como el nuestro”.
Según los análisis de EPM, quienes que se le apuntan son personas sin ingresos fijos, que laboran en ventas en las calles con ingresos variables.
En 2015 se espera vincular a nuevas personas que cumplan tres condiciones básicas: que pertenezcan a los estratos 1, 2 y 3, que tengan una medición a Sisbén igual o menor a 33 puntos, y algo especial, que presenten dificultades de pago sin que hayan llegado a la seguidilla de suspensiones.
Hay que aclarar que el valor de la energía prepago por kilovatio es el mismo del usuario tradicional, un costo que varía dependiendo del estrato y los subsidios recibidos. EPM subsidia el medidor, que se instala en la vivienda del beneficiario en comodato. También asume el costo de las plataformas de recarga a través de redes como Gana o Baloto. Y en la recarga no se incluye el valor del alumbrado público, que a los usuarios prepago se les factura en las cuentas del gas o el acueducto.
Javier Gaviria, presidente de la Asociación Antioqueña de Ligas de Usuarios de Servicios Públicos (Asulus), apunta que el programa no fue creado para garantizar el derecho al servicio público sino con un sentido comercial. Sostiene que de 90.000 hogares inscritos en Medellín, 47.000 vuelven a recargar, lo hacen siete veces por mes a un valor de 3.000 pesos, de los cuales se les descuenta el 10 por ciento de su deuda con EPM.
“No se les recargan los 3.000 pesos en kilovatios, porque precisamente son las familias que tienen corte y les deducen el 10 por ciento, les recargan menos kilovatios”, detalla.
Añade que dichas recargas no alcanzan a suministrar el consumo mínimo por persona al mes, que debe ser de 50 kilovatios hora, pues los 21.000 pesos con la deducción generan una recarga entre 40 y 45 kilovatios teniendo en cuenta que cada kilovatio cuesta 414 pesos.
“Una familia de cuatro personas necesita 200 kilovatios hora”, aclara.
En cuanto al agua prepago, sugiere que en vez de esta se avance en el Litros de amor, referido al consumo mínimo vital de agua, que es de 2,5 metros cúbicos por persona mes.
Hida Jaramillo, en cuya casa están inscritos al servicio, dice que recargan cinco veces al mes 5.000 pesos cada vez: “nos alcanza para prender los televisores, la nevera y todo sin problemas, a veces se nos olvida recargar”, dice y asegura sentirse bien con el servicio.