En el Oriente antioqueño se está calentando nuevamente el debate sobre cuál es la mejor opción de integración regional, pues si bien existe pleno consenso en la necesidad de establecer una nueva forma de organización y desarrollo territorial, la pugna que desde hace al menos 10 años divide las aguas en el Oriente es cuál es la figura adecuada para hacerlo.
Como estaba cantado, el gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, ratificó su respaldo irrestricto a la conformación de una nueva área metropolitana que agrupe a los municipios del Valle de San Nicolás. Es un viejo desvelo de Rendón, desde sus tiempos como alcalde de Rionegro, una época en la que incluso trabajó muy de la mano con el entonces gobernador Luis Pérez para convencer a los alcaldes del altiplano y sacar adelante la consulta popular necesaria. El proyecto se estancó, pero ahora en Gobernación, Rendón volvió a la carga para hacer realidad la integración metropolitana de los municipios del Valle de San Nicolás: Rionegro, Guarne, El Retiro, La Ceja, El Carmen, El Santuario, La Unión, Marinilla y San Vicente.
De hecho el pasado fin de semana la Asamblea aprobó por unanimidad la Ordenanza N°30 del 8 de julio de 2024, para crear nuevas áreas metropolitanas en el departamento.
El ahora director de Planeación Departamental, Eugenio Prieto, quien desde su época como director del Área Metropolitana del Valle de Aburrá le hacía lobby a la creación de la región metropolitana del Oriente, aseguró que la ordenanza busca la “innovación social, con el reordenamiento del territorio, con que los municipios puedan juntarse entre sí, con el acompañamiento del gobierno departamental, a planificar mejor el territorio, pero también a administrar los servicios públicos, a hacer obras de infraestructura, a trabajar con la gestión ambiental y a reclamar competencias como autoridades de transporte y servicios públicos”.
Pero particularmente en este momento hay una creciente pelea política involucrada en el debate, que asoma como otro posible frente de batalla entre el gobierno Rendón y el Gobierno Nacional.
La figura de las áreas metropolitanas, y particularmente la creación de la región metropolitana en el Valle de San Nicolás, ha sido liderada por la bancada del Centro Democrático, el partido del gobernador, en cabeza de congresistas como Esteban Quintero, senador de marcada influencia en el Oriente y quien en 2019 como representante hizo parte del comité de viabilidad de este proyecto ante el Congreso de la República.
En defensa de la figura del área metropolitana, Prieto señala que ya en los municipios por fuera del Valle de San Nicolás existen la provincia del Agua, Bosques y el Turismo; y la provincia de la Paz, y que en tal sentido el área metropolitana sería una figura complementaria de asociatividad. Además, en concepto del director de Planeación, esta figura supramunicipal sería la acorde para la realidad urbana de la zona del altiplano, que llegó a 500.000 habitantes y tiene desafíos de desarrollo diferentes a la ruralidad del Oriente lejano.
Pero en la otra orilla, organizaciones sociales y diferentes sectores políticos de los municipios del Oriente —zona de embalses, páramo y bosques— reclaman que la creación del área metropolitana en el Valle de San Nicolás solo aumentaría las brechas de desigualdad entre los municipios con más recursos y capacidad y los del Oriente lejano, los más pobres pero que más aportan a la riqueza de la región y el departamento con su biodiversidad. Por eso proponen que la integración regional se haga a través de la figura de provincia y abarque a todos los 23 municipios de la región.
Esta propuesta ha sumado aliados importantes cercanos al Gobierno Nacional, como la senadora del Pacto Histórico, Isabel Zuleta, quien aseguró que el diálogo que ha tenido con diferentes sectores del Oriente permite concluir que ya existe un consenso en el que la figura de área metropolitana para el altiplano reproduce el modelo centralista que concentra el poder y la plata en las zonas más privilegiadas y en el que terminan mandando los municipios con más recursos en detrimento de los municipios que no reciben grandes ingresos ni tienen autonomía en materia de recursos.
Más allá de las diferencias políticas frente al tema, hay un debate técnico de fondo sobre cuál es la figura de asociatividad realmente adecuada para el Oriente. Según el experto en planeación Rolando Castaño, existe evidencia sólida que concluye que los modelos de asociatividad que se han implementado en la subregión a lo largo de varias décadas no han hecho sino ampliar las brechas sociales y asfixiar a la mayoría de los municipios en beneficio de la concentración de recursos y capacidad de las grandes capitales como Rionegro.
Lo cierto es que los municipios con mayores ingresos tributarios y menor dependencia del Sistema General de Participaciones (SGP) están en el Valle de San Nicolás, también allí están los únicos municipios de la subregión que están en las categorías municipales del 1 al 3. Los 17 restantes son categoría quinta y sexta y tienen una alta dependencia a las transferencias del SGP.
Paradójicamente, los municipios en zonas de páramo: Sonsón, Nariño, Argelia y Abejorral; los de embalses: Alejandría, Guatapé, San Rafael, Concepción, El Peñol, Granada y San Carlos; y los de zona de bosques: Cocorná, San Francisco y San Luis, son los que ponen su riqueza hídrica y biodioversidad, los llamados servicios ecosistémicos, al servicio de proyectos hidroeléctricos y la disponibilidad del recursos hídrico sin los cuales el desarrollo social y económico del Valle de San Nicolás y de gran parte de Antioquia no hubiese sido posible.
Hay quienes incluso califican como un error cortoplacista el hecho de conformar un área metropolitana dominada desde Rionegro, con un Valle de San Nicolás que ha reducido aceleradamente su margen de crecimiento organizado por la explosión demográfica que ha experimentado en los últimos años. El líder social de Granada, Raúl Aristizábal, señala que la integración del Oriente es indispensable pero debe pensarse como región metropolitana cuya capital esté en el Oriente lejano, más cercano al Magdalena Medio. “Están pensando en un placito de solo algunos años y no están viendo el potencial a mediano y largo plazo de desarrollo ambiental, social y económico que se está gestando entre San Carlos y el Magdalena Medio”, apunta.
En cualquier caso, este será seguro un punto caliente de debate en los próximos meses. Rendón puso a Eugenio Prieto en Planeación, específicamente, para que por fin saque adelante el área metropolitana después de varios intentos fallidos de unos sectores políticos y empresariales. En cuanto a la orilla del Gobierno, la senadora Isabel Zuleta pidió que haya una consulta popular para que sean los habitantes de la subregión los que definan si quieren provincia o área metropolitana. Habrá que ver qué tanta influencia demuestra tener Rendón en la región, pues aunque en las pasadas elecciones el mapa electoral dejó claro que el Oriente es su gran fortín (Rendón dominó allí y en el Valle de Aburrá), más allá del Valle del Valle de San Nicolás no parece haber un amplio consenso para apoyar la atomización de la subregión. Es, entonces, una prueba de fuego a su capital político.
