En unos 20 o 30 años, Rosa Angélica Tuberquia quiere llevar a sus nietos al futuro bosque que ella ayudó a sembrar en el cerro Pan de Azúcar, para que jueguen y disfruten de la naturaleza urbana de Medellín.
Rosa, habitante del sector La Primavera de Villa Hermosa, comuna 8 de la ciudad, fue una de varios participantes que ayudaron a la restauración ecológica del cerro. La siembra de más de 20.000 árboles, de 21 especies diferentes, hacen parte de un modelo pensado exclusivamente para sueltos vulnerables y propensos a incendios forestales, y en este caso particular resulta clave como un aporte ambiental que disminuye los niveles de contaminación en el Valle de Aburrá.
“En un solo día llegué a sembrar hasta 250 árboles, pero eso fue solo el resultado final, porque durante varias semanas me estuve capacitando; fue un reto personal, no tenía conocimientos al respecto, no sabía nada acerca de sembrar un árbol, darle un golpe a la tierra, coger un machete, un azadón, hacer un hueco, fertilizar... Es algo que jamás había hecho y ahora conozco y lo disfruto”, cuenta Rosa emocionada.
El espacio que se reforestó en el cerro Pan de Azúcar es de 30 hectáreas; un trabajo que fue liderado por la Empresa de Desarrollo Urbano, EDU, y ejecutado por la Reforestadora Integral de Antioquia, RIA. En ese territorio nacen las quebradas La Loca y La Castro, afluentes que desembocan en el río Medellín.